Los priistas andan desatados y mantienen una abierta promoción de su imagen con la clara intención de buscar un nuevo cargo de elección popular. No ven rivales y dan por un hecho que no habrá competencia, sin embargo alguien debería decirles que según estudios demoscópicos su partido se ubica en Tlaxcala en un segundo y tercer lugar en las tendencias electorales rumbo al 2018.

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A trece meses de que se lleven a cabo las elecciones del 2018, en Tlaxcala las tendencias empiezan a favorecer al partido de Andrés Manuel López Obrador que encabeza las preferencias para la presidencia de México, el Senado y las diputaciones federales y locales.

No estoy diciendo que los candidatos de Morena tienen garantizado su triunfo en los comicios que se realizarán el 4 de junio del próximo año, sino que hoy en día los ciudadanos tlaxcaltecas con credencial de elector muestran su simpatía por ese partido y más por López Obrador.

De acuerdo con las encuestas a la que he tenido acceso, la intención del voto hacia esa fuerza política es real al grado que se ubican en el primer lugar de las preferencias, por lo que sólo habrá que ver si esa tendencia se mantiene una vez que se conozcan los nombres de los candidatos de Morena.

El reencuentro de Andrés Manuel López y la senadora Lorena Cuéllar Cisneros no es casual ni producto de una ocurrencia. Ambos políticos saben que si aparecen en las boletas electorales del 2018 reforzarán su proyecto y arrastrarán el voto hacia Morena, partido que en menos de tres años de su creación peleará con todo la presidencia del país.

Desconozco si la ex perredista será registrada como candidata a diputada federal o local, pero lo que si le puedo asegurar es que Lorena Cuéllar junto con Joel Molina serán los responsables de la operación política y electoral de Andrés Manuel López Obrador en Tlaxcala.

Lorena Cuéllar mantiene el contacto con los tlaxcaltecas y en su recorridos por el estado siempre ha manejado que ganó la elección de gobernador del año pasado y que el triunfo se lo arrebataron a través de un sofisticado fraude, versión que la gente le cree y por esa razón no deja de mostrarle su respaldo.

Los errores que ha cometido Marco Mena desde su llegada al gobierno del estado tarde o temprano le implicarán un fuerte dolor de cabeza. El primero de ellos fue retrasar hasta este momento la incorporación a la nómina de aquellos operadores priístas que lo apoyaron durante su campaña a la gubernatura y que hoy se sienten no sólo relegados, sino traicionados.

El segundo tiene que ver con dejar abandonada y sin cabeza la estructura electoral que existía al interior de la administración estatal y que era visible en áreas como la Secretaría de Educación Pública, la Secretaría de Salud y el Sepuede, así como otras instituciones educativas como el Cecyte y el Colegio de Bachilleres.

Mariano González a parte de ser el coordinador de los esfuerzos de los tlaxcaltecas, era el responsable de la maquinaria electoral que entregó buenos resultados en los comicios del 2015 y en el 2016, sin embargo hoy ese ejército está descuidado y en la incertidumbre laboral, porque ni Marco Mena ni la secretaria de Gobierno, Anabel Alvarado Varela y muchos menos el titular de la Secretaría de Educación Pública, Manuel Camacho Higareda, saben qué hacer para retomar el control de esa estructura que hoy está suelta.

Lo que prevalece en el gobierno del estado y en l aMayoría de las figuras priistas que buscan permanecer en la vida pública es la soberbia y e exceso de confianza, pues piensan que por el hecho de haber retenido la gubernatura pueden ganar las elecciones que vengan, situación que no será tan fácil porque el escenario que enfrentarán en el 2018 será muy diferente al del año pasado. Al tiempo.