Muchos dicen que la renovación del PRI en Tlaxcala lleva la misma lentitud con que opera el gobierno que encabeza Marco Mena, sin embargo hay elementos que hacen suponer que la propuesta de Florentino Domínguez no goza del respaldo y los consensos necesarios para garantizar la unidad del partido.

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Aunque la lucha por la dirigencia del PRI en Tlaxcala aún no se hace pública, lo cierto es que existe y las patadas y golpes bajos están a la orden del día, al grado que ya corre el rumor de que Florentino Domínguez Ordoñez podría quedarse con las ganas de asumir la presidencia del Comité Directivo Estatal del partidazo y ver frustrado su sueño que tuvo desde la infancia.

Estamos a unos días de que se cumplan dos meses de la renuncia de Florentino Domínguez a la Secretaría de Gobierno para según él buscar la dirigencia del tricolor, proceso de renovación que inició a mediados de marzo y que hasta la fecha no se ha podido concretar «por cuestiones de agenda» de los líderes nacionales del PRI.

Hubo convocatoria, instalación de la comisión estatal de procesos internos, registro de aspirantes a la presidencia y secretaría general –Florrentino Domínguez y Sonia Montiel Candaneda, respectivamente-, así como un dictamen que avaló la nominación de los ex funcionarios estatal y municipal, por lo que sólo falta la sesión del Consejo Político Estatal para que concluir con ese procedimiento legal.

En tres ocasiones se habló de la instalación del Consejo Político Estatal del PRI y de la presencia del líder nacional de ese partido Enrique Ochoa Reza, sin embargo ninguna se pudo concretar y desde hace algunos días ya nadie quiere hablar del tema porque al parece no existe el consenso para que el recomendado del gobernador Marco Mena arribe como dirigente del tricolor en Tlaxcala.

Dicen que el retraso en la llegada de Florentino Domínguez al PRI se debe a que existe una impugnación que dos ex dirigentes locales del tricolor alentaron y patrocinaron, la cual también fue respaldada por el ex gobernador Mariano González Zarur que tiene el interés de controlar al partido una vez que su grupo fue excluido de las principales posiciones del gobierno que encabeza Marco Mena.

Los dos ex líderes que estarían detrás de la impugnación serían el legislador local Arnulfo Arévalo Lara y el diputado federal Ricardo García Portilla.

El expediente con el cual se desacredita al ex secretario de Gobierno tiene que ver con hechos registrados en el 2004 cuando se llevó a cabo un proceso interno en el PRI para elegir candidato al gobierno. Por esa posición se enfrentaron Mariano González y Héctor Ortiz Ortíz.

Como se sabe, al final la dirigencia nacional impuso al hacendado, situación que Héctor Ortiz junto con su grupo no aceptó porque iniciaron la revuelta priísta en la que participó Florentino Domínguez que tomó las instalaciones de la CNC y después junto con otros militantes se encaminó a la sede estatal del PRI donde con actitud porril realizó múltiples destrozos.

Unos días más tarde, Héctor Ortiz se indisciplinó más y anunició su salida del PRI para buscar la gubernatura a través del PAN y otros partidos estatales. A su lado apareció Domínguez Ordonez, quien también mostraba su rebeldía y su traición al partizado.

Con una mínima diferencia de votos y protegido por consejeros electorales corruptos, Héctor Ortiz ganó los comicios de gobernador y como agradecimiento abrió espacios a Florentino Domínguez y a uno que otro consejero que lo ayudó a tener su constancia de gobernador electo.

Domínguez Ordoñez fue funcionario estatal con Héctor Ortiz y diputado federal por el PAN. Pese a esos antecedentes, Mariano González siendo gobernador avaló que el oriundo de Chiautempan fuera candidato del PRI a diputado local en los comicios intermedios de su mandato, elección que ganó y que le permitió entrar en el círculo de confianza de Marco Mena cuando ambos se encontraron en el Congreso del estado.

El argumento de los priistas que presentaron la impugnación es que el partido no puede caer en las manos de un político que no ha sido leal al PRI y que es capaz de alentar la división si las decisiones de la dirigencia nacional y de la mayoría no corresponde a sus intereses.

Esa descalificación habría sido respaldada por Mariano González, quien según cuentan, reclama su derecho de controlar al PRI una vez que ganó las elecciones federales del 2015 e hizo gobernador a Marco Mena.

Pronto veremos si el expediente contra Florentino Domínguez procede o si la propuesta de Marco Mena avanza, aunque genere división que puede tener un alto costo rumbo a las elecciones presidenciales del 2018.

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