Si no se detienen las complicidades, va a colapsar el progreso regional

Ser un funcionario joven no tendría porqué hacer paranoico al delegado federal sorprendido con los dedos entre la puerta de la especulación de tierras por el rumbo de San Andrés Buenavista, allá donde la parroquia en forma de barco da la especial sensación de hallarse en una comunidad, cómo le diré…. contrastante, sí, porque entre el lujo de este edificio y la austeridad de la celda donde iba a ir a dar el párroco que plagió varios lienzos hay un largo trecho de detalles, algunos nada agradables, eh.

O sea, por este rumbo se respira la magia y, cualquiera, hasta un sacerdote sucumbe al encanto del olor del dinero. Claro, él accedió a plagiar esas pinturas porque así reuniría más recurso para poder avanzar en la magna construcción de la obrota con babor y estribor, anclas y hasta cuarto de masaje.

Cómo no iba a ceder a la tentación de un Midas como lo es Julio González Muñoz (hablo del delegado, no del cura) si este es un sujeto tan talentoso a la hora de reunir la marmaja que, será un zonzo el que no aproveche la charola de la limosna para emplazar a semejantes personajes a cooperar para la causa (ahora sí hablo del curita).

Mas el ejercicio de expiación ante un tal Rocendo González Patiño, ha de ser , en unos cuantos días, razón para superar el prurito ocasionado por una prolongada exposición a los rayos del sol, en compañía de del siniestro personaje cenesista que, ni ara terrenos ni pizca parcelas, nada más le hace de las de acá a su báscula y se dedica a mermar (o a robar) cincuenta kilos por pesada de camión de cebada antes de irla a dejar a los dominios de don Camilo García Marcos, allá por donde hay unos silos de este tamaño, en los que cabe más de la honestidad que puede entrar  en la humanidad del moranazo ese panista que pasó del volante de la camioneta de su  hoy ex jefa, Aurora Aguilar, al escritorio grandote, con todo y fotos y flores y hasta computadora de esas planas, bien bonitas de veras.

Pues es cuestión de que convenza al Don Rocendo de que nada tuvo que ver con el sembrado de desconfianza para hacer de la zona una especie de potencial  Atenco, nada más que allá, eran machetes los que se afilaban así, mira, así en el piso y hasta chispas sacaban, pero acá en Buenavista han de ser como bolsitas llenas de cinismo las que a la voz de una, dos y tres, se hagan estallar tras inflarlas como bolsita de papel de asmático.

No se vale que por la acción de un chavo metido en eso de cosas buenas que parecen malas (o a la inversa) se corra el riesgo de perder una importante inversión, de hacer el caos en una tierra con vocación como para crear varios miles de empleos, de los que hacen falta en cantidades industriales, ya ves como luce desolada Ciudad Industrial Xicohtencatl.

Con tantita dignidad el que se ha de confesar ante Rocendo González Patiño, ya hubiese renunciado.  Pero ya ves que hoy está de moda que los fucionarios panistas le jueguen al listo y que a veces resulten tan brillantes como ciertos servidores públicos priístas, de esos a los que el líder estatal del PRD, Luis Roberto Macías Laylle, encuentra un parecido espectacular.

A lo mejor en el ejercicio de la confesión consigue mejores cosas para el ejido en Tlaxcala (hablo del padre), sí, porque si todos los ejidatarios se confesaran ante un padrecito le dirían que están arrepentidos de hacerle caso al malo ese de julitoglez y a su secuaz que navega con bandera, sí porque acuérdate en la tierra del barco, que está retebonito y todo lleno de maderas preciosas adentro como si fuera la casa del presidente de Tlaxco, un cuate que se hizo una como mezquita, bien lujosa, tú, pero mejor la dejó a medias porque un día se le metieron los bandidos y le dieron un sostote….