Aunque hayan cambiado las caras en el gabinete, en los hechos la problemática que existía en la pasada administración prevalece y no se visualiza un cambio en la operación del gobierno del estado que a partir de este mes deberá cargar los señalamientos y culpas porque simplemente no hay una difeencia entre la nueva y la pasada administración.

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El plazo para que los tlaxcaltecas perciban un cambio real en el gobierno del estado está por cumplirse, porque hasta ahora sólo se ha observado el relevo de funcionarios de primer nivel, una nueva imagen institucional y a un mandatario cercano a la gente y abierto a los medios de comunicación, sin que eso se haya traducido en la solución de diversos problemas que existen.

El gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez y sus funcionarios pronto enfrentarán una disyuntiva que implicará asumir la culpa de la problemática que prevalece en el estado o empezar a señalar que las deficiencias son una herencia de la gestión de Mariano González Zaur.

El secretario de Salud en Tlaxcala, Alberto Jonguitud Falcón, antes de aceptar que el actual desabasto de medicamentos en las clínicas y hospitales es su responsabilidad, optó por aventar la piedra a la pasada administración que hasta donde se sabe dejó de surtir esos insumos durante los últimos tres meses del año pasado.

Resulta grave que Jonguitud Falcón reconozca un déficit de medicamentos y que no diga si hay una investigación al respecto, porque es obvio que hubo una irregularidad que se pretende ocultar y más cuando declaró que existieron fallas administrativas en la Secretaría de Salud en el abasto de medicinas, donde curiosamente sigue trabajando la estructura marianista que fue la culpable de esa anomalía.

Otro funcionario que no tarda en seguir los pasos del secretario de Salud es el comisionado estatal de seguridad, Hervé Hurtado Ruiz, quien debe entender que el crimen y la delincuencia no se combate con un amplio currículum vitae, sino con una verdadera estrategia y coordinación entre las corporaciones policiacas.

En enero Tlaxcala siguió ocupando los primero lugares en robo en carreteras, los asaltos no disminuyen, al igual que otras conductas delictivas que afectan el patrimonio de los tlaxcaltecas.

Hurtado Ruiz ya tiene un diagnóstico interno de su corporación que confirma el desmantelamiento de la policía estatal durante el gobierno de Mariano González, donde prácticamente se despidió a más del 50 por ciento de los elementos que estaban en funciones en la administración de Héctor Ortiz Ortiz.

Con un menor número de policías estatales, el crimen organizado recibió una invitación para entrar y quedarse en Tlaxcala. Valdría la pena que Hervé Hurtado diera a conocer cuántos policías estatales hay y cuántos operan por turno para saber si es el número mínimo que se requiere para vigilar a la población del estado distribuída en 60 municipios.

En materia de seguridad tampoco hay avances y no dudo que Hurtado Ruiz empiece a culpar de esa situación al gobierno de Mariano González, pues sólo es cuestión de tiempo para ver como se justifica ante los nulos resultados que ha tenido.

En la dependencia donde se observa un total desorden es en la Secretaría de Educación Pública que está bajo el mando de Manuel Camacho Higareda. Sin duda es el funcionario consentido de Marco Mena y el único que tiene autorización para promoverse libremente en medios de comunicación.

Camacho Higareda se muestra soberbio y se dibuja como un funcionario moderno y de vanguardia, sin embargo no tiene el control de su dependencia y el malestar de los trabajadores administrativos y docentes va en aumento, porque el también poeta está más interesado en acompañar al gobernador que en solucionar los problemas de su sector.

Un claro ejemplo es el plantón en el primer cuadro de la capital que desde hace más de 15 días mantienen estudiantes ligados a Antorcha Campesina que exigen el reconocimiento de planteles.

El mandatario estatal mencionó ayer que al concluir los foros convocados para elaborar su Plan Estatal de Desarrollo dará a conocer nuevos nombramientos y ratificaciones de funcionarios, proceso que sólo servirá para confirmar que la estructura marianista se mantendrá vigente.

En pocas palabras hablaremos de cambio pero al final todo seguirá igual.