De cómo sembrar el terror en la tierra del bello barco.

Es tan bueno el negocio de la especulación que hasta un funcionario federal anda metido.

Las acciones especulativas con los terrenos de la parte poniente de Tlaxcala pasaron del proyecto de negociazo a un ajedrez, en el cual, hay un poderoso jugador, el líder nacional de productores de cebada, Julio González Muñoz, insigne miembro de la Confederación Nacional Campesina (CNC).

Pero en la disputa de reyes y peones apareció un caballo como con raros intereses y se encarnó en la persona del delegado de la Procuraduría Agraria, Iván Hernández, que del habitual bajo perfil con el que opera, se alzaría con un activismo, por lo menos gracioso, si se le ve como aliado de quien tiene para acaparar cebada, con todo y el diezmo por la sola acción de pesaje y también para quedarse con la tierra, si es que, maltrecho el productor ya no tenga más aliento para seguir que, dar lo que tiene a quien le ha de sacar ganancia exponencial.

Pues como ya se supo que es en esta zona donde pretenden erigir el puerto seco multimodal, no hay mejor justificación para Don González Muñoz que, ir haciéndose de aliados para que cuaje el negocio de mediano plazo. Y si ha de ser un panista como el delegado de la PA el que sorprenda haciéndose aliado de la CNC, pues qué mejor, no? (sí pero para ellos)

Si no fuera porque nos encanta la prodigiosa parroquia en forma de barco y porque ahí se despepita cuanto pasa por estas piadosas tierras no sabríamos que incluso gentes del propio gobierno habrían sido vulnerados por el poder de mister Julio, con el propósito de sembrar incertidumbre entre los legítimos productores.

Estos, al ver que andaría entrado en el nego un jovenazo del gobierno federal, pues fueron devorados por el plan macabro que a la fecha ya dispone hasta de golpeadores muy al estilo Buenavista que, le meten cada corretiza a los encargados oficiales de adquirir la tierra que, con gusto lo invitaría a cronometrar las huidas, para las cuales da lo mismo un camino de terracería que un terreno recién arado, porque de todos modos caen, se yerguen y vuelven a azotar de fea forma, antes de poner a salvo zapatos y todo lo que va encima.

Digamos que un proyecto como el puerto seco alienta, primero porque ya mandaron dinerito del gobierno federal para preparar el terreno, segundo porque se habrá de ver un formidable movimiento de carga, descarga, almacenamiento, operación aduanal y hasta aeroportuaria, con chamba para muchos y tercero, porque a diferencia de la Célula, allá por Oriental, aquí no hubo pitazo a los cuates-cómplices de la propia administración para comprar ahí, un terrenito con el pretexto de tener, unos pollos… unos arbolitos… ahí cualquier chingadera, unas 40 hectáreas, cosa de nada para entretenerse los fines de semana, cuando en realidad se hicieron con parcelas aledañas a la terminal de carga y finalmente despertaron la sospecha del gobierno federal.

Por eso allá no llegó la marmaja. Aquí sí.

Pero allá pensaron beneficiarse, ya sabe usted, los méndigos e hipócritas hacedores de negocios en el nombre del señor… acá nada más un señor más rico en mañas que en propiedades (es rete mañoso) es el que se enfrentó al monopolio de su vida, al negociazo que de guaje deja ir. Y ya permeó al tal-iván y yo creo que va en serio si es que siguen las deslealtades y las madrizas a los compradores oficiales, regordetes y con una pésima condición física.