Mario González Zarur será apapachado por el presidente Enrique Peña Nieto en una gira que se tiene programada para esta semana. El gobernador de Tlaxcala tratará de lucirse y presumir que fue el gobernador que puso gobernador, el gobernador que puso a su hijo de diputado y el gobernador que puso a su hija de delegada de la Sedesol.

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Este día se definirá la fecha en que el presidente Enrique Peña Nieto vendrá a Tlaxcala a despedir al gobernador Mariano González Zarur, que al igual que él gozan de los niveles más bajos de aprobación por parte de los gobernados.

El evento que se planea es la inauguración de la Ciudad Judicial, aunque el mandatario busca llevar también al presidente Enrique Peña al Centro de los Artes, con el objeto de presumir esa obra que realizó en Apizaco sin que la federación aportara un sólo peso.

Para nadie es un secreto que a González Zarur le da por fanfarronear a cada invitado que lleva al Centro de las Artes que la obra fue financiada con recursos del estado, pues el gobierno de Enrique Peña nunca autorizó un presupuesto para ese proyecto cultural.

Si se mantiene el cronograma inicial, el presidente de México estará el miércoles 21 de diciembre. Ante funcionarios federales y locales apapachará al hacendado gobernador que sin duda volverá a mostrar sus dotes histrónicos y derramará lágrimas porque sus días de poder prácticamente estarán terminando.

Es muy probable que Mariano González recurrar a las cifras alegres que manejó en su último informe ciudadano y a recalcar que él logró mantener la gubernatura de Tlaxcala para el PRI.

Incluso tratará de presumir que el proceso de transición entre él y el gobernador electo Marco Antonio Mena Rodríguez es ejemplar y que se llevó a cabo en orden, lo cual resulta una mentira porque lo que hubo fue una serie de reuniones donde los manchi funcionarios plantearon sus supuestos logros.

No existe ningún documento que de detalles de la entrega recepción, así como tampoco los famosos libros blancos que se elaboran en un proceso de tal naturaleza. Mariano González entregará el gobierno de la misma forma en que lo recibió del ex mandatario panista Héctor Ortiz Ortiz.

El aún mandatario estatal le ha dicho a sus funcionarios que no habrá problemas y que cuando Mena Rodríguez nombre a los nuevos titulares de las dependencias simplemente entreguen las oficinas porque el gobernador electo ya tiene los detalles.

Sin duda Enrique Peña alimentará el ego enfermizo de Mariano González al escuchar del propio presidente de México que hizo un «excelente» papel en Tlaxcala, palabras que el hacendado tratará de tatuarlas en su mente para evitar que la desaprobación social que lo perseguirá el resto de su vida vulnere su frágil estado de ánimo.

Quizá la visita del presidente Peña ayude a Mariano González olvidar el desplante que le hizo el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, quien ante la actitud soberbia del gobernador para presionarlo a acudir a tres eventos para entregar tablets, mejor optó por tener un encuentro privado con Marco Antonio Mena donde se pactaron acciones importantes para Tlaxcala en ese sector.

A manchis le quedan doce días de poder y doce días para hacer rabietas, por lo que tenga paciencia a ese gobernador que luce muy destartalado.