El conflicto al interior del PAN en Tlaxcala amenaza con salpicar y llevarse entre las patas al dirigente nacional Ricardo Anaya, porque si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anula los resultados de la asamblea estatal donde se eligieron consejeros estatales y nacionales por presuntas prácticas fraudelentas, su liderazgo será duramente cuestionado.

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La elección de consejeros locales y nacionales del PAN en Tlaxcala está lejos de ser un ejemplo de democracia partidista, porque ahora los militantes de ese instituto político se quejan de un fraude de alta escuela, como si el conteo de votos hubiera estado a cargo de connotados mapaches del PRI.

El Grupo Unidad Panista impedirá que el fraude avalado por el CEN del PAN que dirige Ricardo Anaya se consume y recurrirá al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para demostrar que el sistema de conteo de votos de la asamblea del pasado domingo fue manipulado.

Aurora Aguilar Rodríguez arremetió con todo contra el grupo conformado por Adriana Dávila y Adolfo Escobar y contra su líder nacional Ricardo Anaya, al argumentar que los primeros operaron de manera ilegal y a través de los escrutadores designados para el conteo de los sufragios para quedarse con más de 70 consejeros estatales, y al segundo por encabezar una dirigencia que hace todo menos garantizar la legalidad de los procesos internos.

Desde ayer comentamos que hay elementos que hacen pensar que algo raro pasó en esa asamblea, porque si una característica tiene el PAN es que siempre busca el equilibrio de los grupos a fin de evitar divisiones, de ahí que no cuadra que los panistas opositores a la dupla de Dávila-Escobar se hayan quedado con casi una nula representación en ese órgano.

Alguien debe explicar porque una asamblea que en promedio dura 5 horas se prolongó por 13 horas, porque se anularon 218 votos de los 570 asambleístas presentes y porque el representante del CEN Bejamín Zermeño ignoró las quejas de panistas y aprobó todas las anomalías que en su momento fueron denunciadas.

No es creíble que el grupo de Adriana Dávila y Adolfo Escobar hayan perdido más del 80 por ciento de las votaciones realizadas para integrar la lista de prospectos a consejeros locales y nacionales y en la asamblea ganen el 90 por ciento de los consejeros.

Los panistas inconformes con los resultados presentarán entre el miércoles y jueves una queja ante la Comisión Jurisdiccional del CEN del PAN, instancia que deberá resolver y si ahí no les hacen caso del presunto fraude perpetrado con dolo en la asamblea, recurrirán al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que podría darles la razón y exhibir al partido si quedan comprobadas las irregularidades.

En Tlaxcala los panistas tardaron más tiempo, pero al final se ve que terminaron aprendiendo y aplicando las prácticas del PRI para garantizar por lo menos el control de su partido, porque está mas que comprobado que son incapaces de ganar elecciones constitucionales.

Mariano el magnanimo priísta

Era de esperarse un compartamiento cínico de Mariano González Zarur en lo que fue su último informe de gobierno.

Había muy poco de que presumir en materia de obras y resultados, por lo que no pudo controlar su patología y recurrió al egocentrismo para describirse como un mandatario modelo que fue capaz de hacer lo imposible y que consiste en dejar gobernador.

El hacendado fue víctima de una incontinencia verbal y aseguró que cumplió con los tlaxcaltecas al cambiar algunos indicadores de desarrollo y dejar las bases y el andamiaje para que el estado siga creciendo.

El gobernador desmostró al final de su administración que mantiene viva una de sus principales características. Es un político de memoria corta que lo ayuda a no cumplir compromisos.

De lo anterior pueden dar su testimonio muchos que lo ayudaron en su campaña para lograr la gubernatura y otros más que ya siendo mandatario lo ayudaron y luego los desconoció.

A los asistentes al evento, les vendió la idea de que el PRI pudo conservar la gubernatura de Tlaxcala y que si Marco Antonio Mena Rodríguez asumirá el poder a partir del 1 de enero del 2017 es gracias a él.

La soberbia le ganó y fue incapaz de reconocer los méritos de Marco Antonio Mena. El oriundo de Zacualpan fue el candidato y fue el que diseño la estrategia que le permitió ganar una elección que estuvo muy cerrada por el alto nivel de competencia que tenía la candidata del PRD, Lorena Cuéllar Cisneros.

Mena tuvo que cargar con el enorme rechazo social que los tlaxcaltecas sienten contra Mariano González y a pesar de eso pudo obtener una victoria.

Al inicio de su administración, Mariano González renegó del PRI al sostener que él había ganado por si mismo la gubernatura. En el 2012 lo demostró porque fue incapaz de concretar el triunfo en el estado de Enrique Peña Nieto que contendió por la presidencia de México.

Es cierto que Peña Nieto ganó los comicios presidenciales, pero también lo es que el PRI no pudo ganar ni el Senado y sólo se alzó con la victoria en uno de los tres distritos federales que hay en Tlaxcala.

En las elecciones intermedias no existía el amor que hoy pretende demostrar Mariano González al PRI, ya que en esos comicios su partido fue derrotado y el PAN logró gobernar las ciudades más importantes de la entidad.

En lo personal me parece una burla que Mariano González hoy quiera presumir su amor y su trayectoria priísta, pues está comprobado que si alguien maltrato a su partido y a los militantes tlaxcaltecas es él.