Es una corporación carísima y con resultados magros. Poco a poco se va desarticulando como parte de la grave crisis en la que nos ha sumido este gobierno

(etlaxcala) Demonio de Tazmanchis Mariano Gonzalez Enloquece Ante Gente Xalpatlahuaya, Retraso Camino, Tlaxcala Online

Si en Michoacán, asolado por el crimen organizado, la Gendarmería abandonó más de setenta patrullas y dejó la plaza sin resguardo, ¿qué está pasando en Tlaxcala?, nuestra mega segura entidad –dicen las autoridades- donde sin embargo no baja el terror en carreteras, los embolsados, descuartizados, los robos de autos al mayoreo, incluso los secuestros a encumbrados burócratas.

Creo que aquí está detonando el fracaso de esa policía de élite creada por el presidente Enrique Peña Nieto, con la cual pretendía revertir el caos interno generado por aquella guerra declarada por Felipe Calderón Hinojosa, al crimen organizado, donde decenas de miles murieron o desaparecieron.

Señores, la Gendarmería y la carabina de Ambrosio. Si un estado se encuentra invadido por los criminales y estos han infiltrado a las fuerzas del orden y en general a los altos mandos, lamento mucho decirles que ocurre lo que aquí está pasando.

 Es parte de un malestar nacional.

Va en paquete con la histórica desaprobación social al Presidente, no tan extrema como la percepción que aquí tiene una mayoría creciente hacia el gobernante que sin embargo, no deja ni el protagonismo, ni su desbordante estilo de despreciar a la gente, aunque eso será tema de otra entrega.

Hemos levantado la mano con nuestras cifras y nuestro malestar, en contra del nada ortodoxo método para salvaguardar vidas y bienes, a un costo tan alto como así lo es el reparto de limosnas durante los procesos electorales, para conservar el poder sin más hambre de progreso que el de la hacienda propia y con una notable ausencia de principios.

 Hemos tenido que tragarnos nuestra frustración al ver que hoy mismo la gasolina incrementó casi cincuenta centavos su precio, pese a las promesas presidenciales respecto a que los aumentos mensuales del combustible ya eran historia. Vemos inermes, como el peso se sigue desplomando. Y ese no fue el compromiso para impulsar la llegada del señor del copete de los escándalos y las gaviotas, y en el plano local, del más lépero e intolerante de los ejecutivos.

Vamos entendiendo por qué a pesar de la abundancia de elementos de la Gendarmería, los demonios están desatados.

 Los tenemos como inquilinos en un sitio improvisado y sin servicios. No queremos decir que se han convertido en un foco de infección, pero al paso de las semanas y ante las estadísticas que los colocan en un sitio decepcionante, vamos teniendo elementos para afirmar que la iniciativa del señor presidente es un rotundo fiasco.
 De qué sirve alojarlos en dichas condiciones si carecen, o deliberadamente lo plantean, de un plan efectivo, que nos permita salir del hoyo, donde familias, empresarios y hoy vemos, burócratas, están a merced de quienes han llegado aquí para atiborrar sus bolsillos de dinero mal habido, ante una autoridad blandengue o cómplice, en el peor de los casos.

Sigue la fiesta en el ITE

La rapiña tras la sentida desaparición de un consejero, antes de los comicios de junio, es la conducta del colegiado este, decidido a defender con dientes y uñas su dolosa estancia en el órgano árbitro, motivo de que estemos tan desacreditados en el rubro de la organización de las elecciones.

Lejos de pedir al Instituto Nacional de Elecciones (INE) se agilice el proceso para llenar formalmente el hueco dejado por el consejero desaparecido, los actuales se han repartido sus comisiones y prerrogativas.

 Son unos ganzos rabiosos, arrebatando lo que sea susceptible de llevar a sus guaridas.

¿Acaso son el instituto que merecemos? De ninguna manera. Lo que había tomado años para conseguir credibilidad y certeza, se fue al caño en una noche.

 No existe antecedente de personajes con la conducta tan relajada, falta de compromiso y un cinismo que indigna. Deben irse a la calle y ser juzgados por sus faltas y omisiones.
 Llegaron en paquete, junto con la amañada ley electoral hecha a la medida de los planes perversos del gran orquestador de este caos, a quien poco le ha importado gastar el presupuesto en cohechar diputados para que le aprueben sus vergonzosas iniciativas.