Y todo gracias a la burocracia que halló el tesoro inacabable llamado presupuesto federal, buscando siempre hacer un robusto equipo de sinvergüenzas que todo se lo roban

 Emilio Sanchez Piedras, Ya Dejen de Robar y Ponganse a Trabajar Tlaxcala Online

Lo que en realidad nos urge en Tlaxcala es una verdadera Reforma de Estado. Tenemos que reinventarnos porque ya es inoperante aquél modelo se los años setenta, cuando nuestra imagen desvalida casi enternecía a un gobierno federal emplazado a: “no tratar igual a los desiguales”, como lo expresaba Emilio Sánchez Piedras.

 Éramos un estado de baja categoría, con dependencia casi absoluta del presupuesto federal y con gobernantes conscientes de que nuestra raquítica producción agrícola no nos sacaría de la miseria.
 Y comenzaron los cambios.
 El gobierno inyectó dinero a la infraestructura industrial. Llegaron muchas empresas, la mayoría buenas. Otras se instalaron aquí a contaminar los mantos freáticos y el aire. En ninguna parte las apetecían. Aquí hicieron de las suyas. Eran las primeras señales de la corrupción generada en un estado emergente.
 Las secuelas las tenemos a la mano. Cientos de casos de insuficiencia renal en la zona de Apizaco, Tetla, Terrenate, Xaloztoc, Huamantla. Otras tantas afecciones, malignas la mayoría en la zona limítrofe Texmelucan,donde productores vivales de prendas de vestir emplearon mano de obra muy barata y aprovecharon a los gobiernos permisivos.

El río Atoyac-Zahuapan se convirtió en un canal de impunidad. Con sus aguas siguió regándose la región de Natívitas, Tetlatlahuca, Zacatelco.

Todo se podía gracias a la política de consentir a empresarios contaminantes, corruptos y abusivos.

Pasaron los años y nuestra economía sigue siendo la misma. Somos dependientes en más de 95 por ciento del presupuesto federal.

En otras palabras, aquella crisis de pobreza de los setenta hacia atrás, no ha podido ser superada.

El dinero sigue llegando.

Pero hoy lo usan para ganar elecciones.

Ciertos gobernantes obtuvieron doctorado en no hacer olas. Pobrecitos tlaxcaltecas, seguimos sumidos en el último lugar. Es que geográficamente somos muy estrechos. Es que somos víctimas de un clima sin palabra de honor.

Y el dinero sigue fluyendo.

Hoy, los funcionarios públicos con determinados cargos clave, se convirtieron en magnates.

Por ejemplo, los auditores superiores son multimillonarios. Se han dedicado a aprobar cuentas públicas aplicando una infalible ingeniería comprobatoria. ¿Sus clientes?, pues los alcaldes corruptos y sin llenadera. Políticos que de unos pobres diablos pasaron a ser dueños de hoteles, grandes fincas, propiedades en el extranjero.

Nuestra imagen es la misma de aquellos años del despertar tlaxcalteca. Somos pobres, pero disponemos de helicópteros para que los gobernantes y sus hijos se den vida de reyes. Somos más que pobres, pero nuestro gobernador puede visitar a una especial amistad en Italia, y hacer decenas de viajes a otros países. Le inventan una conferencia en Europa… y le sacan un provecho, claro, personal.

Esa misma autoridad encabeza la lista de los impunes en las cuentas públicas.

Cuenta con todo un grupo de zánganos, listos para entrar en acción.

¿Pueden ustedes aceptar que en una tarde, los señores y señoras diputados integrantes de la Comisión de Finanzas, revisaron todas las cuentas públicas del estado?

Han de ser magos.

¿De qué sirve el monumento a la corrupción en honor al Órgano de Fiscalización Superior (OFS)?

Es una instalación de primer mundo. Se ve que es un ente sin dependencia alguna del ejecutivo.

Se ve… pero en los hechos es su jalapatas para cuadrar las cuentas de los alcaldes, tranzas, borrachos, alegres, delincuentes, atracadores.

No tendríamos por qué seguir siendo el estado pobre. Nuestra infraestructura es mediocre, pero tenemos voz y voto en la Conago y hasta la hemos presidido.

El secreto es haber hallado la piedra filosofal mediante la cual seguimos dando una impresión falsa. No deberíamos ser el estado con más atraso. Pero nos hemos gastado el dinero en elecciones rancheras.

Nos hace falta reformarnos a fondo. Tenemos todo para ser un estado ejemplar por cuanto a transparencia.Podemos crecer. Si tenemos esa misma hambre de hacer las cosas como en su momento la pudo tener Sánchez Piedras, nuestro despegue sería una realidad.

A esta clase política, ratera y sinvergüenza, le resultó muy productivo seguir dando la imagen de pobres, seguros (sí cómo no), confiables, buenos para recibir inversiones.

Veremos qué actitud toma el nuevo gobierno. Ya nos podemos explicar los detalles de su arribo… los haiga sido como haiga sido, recordando al polémico Felipe Calderón.

Es hora de romper con esa asquerosa inercia. Viene el momento de fajarse los pantalones y poner a cada quien en su lugar, sobre todo a los que merecen estar tras las rejas.

Hay de empresarios a empresarios

A propósito de los vivales que aprovechan los programas oficiales para dar chamba en periodos efímeros y ocupando auditorios o las naves industriales que hoy sirven de depósito de extrañas chatarras, como Olivetti en Ciudad Industrial Xicohtencatl, hay otros que, ojalá detonen la nueva era que necesitamos para dejar la miseria.

Ahí tienen el caso del mueblero Miguel Sevenello, y los siete mil metros cuadrados de talleres para fabricar productos con calidad de exportación.

¿Su mercado? Emiratos Árabes Unidos, Canarias, toda la Unión Europea, y desde luego el Continente Americano.

Resulta interesante ver que a un capitalista no le inquieta, ni que lo llamen amo, ni que le apueste a seguir perjudicando a los pobres entre los pobres.

Es la metáfora para el despertar de un Pueblo con el derecho a tener dignidad en su trabajo, y a no depender del humor de esos obsoletos hacendados, a los que sin embargo no les molesta, que nos sigan llamando el estado pobre.