Parece que vivimos el semestre del abandono, tal como ocurrió en la etapa inicial del gobierno, cuando el ganador de la elección se sustrajo del estado que en breve gobernaría

AMLO inquieta a Penia Nieto, Populista, Obama, Tlaxcala Online

Lo delicado de las bajas notas alcanzadas por nuestras autoridades no es la ausencia del afecto social hacia ellas, sino el despertar la ira social con cada actitud, con cada expresión.

El tema de las uniones entre personas del mismo sexo no habría sido tan polémico de no haber sido propuesto por el presidente Enrique Peña Nieto. Y aquella iniciativa que supusieron una muestra vanguardista de la democracia que se vive en México, decantó en uno de los supuestos por los cuales el partido del Presidenteentregó pésimas cuentas en la elección del cinco de junio.

El populismo pasó de concepto a adjetivo, para calificar a Andrés Manuel López Obrador. Y dicho hasta el cansancio por Peña Nieto, tuvo que venir la reacción del presidente Barack Obama, de los Estados Unidos, en la Cumbre celebrada en Canadá, que se suponía era la reaparición de México y su líder en la reunión continental de repercusiones mundiales. Y Obama expresó ser populista y procuró la semántica a ese término, como no lo había pensado el autor del mismo, en tanto frase de batalla para atacar al populista Andrés Manuel.

El Universal publica hoy lunes la encuesta de popularidad aplicada al Presidente. El resultado es el más bajo de todo el sexenio: 63 por ciento de los encuestados reprueban su actuación. En marzo su desaprobación era de56 por ciento.

Aquí estamos peor

En el ámbito local vivimos una crisis con temibles semejanzas, aunque con inquietantes particularidades.

Tras los resultados electorales del cinco de junio, pareciera que la autoridad revive aquél semestre previo a rendir protesta. Era como un limbo en el cual se prolongó la celebración de un triunfo obtenido a durísimas penas y en un contexto donde Mariano sufrió el desdén de una clase política, ante la cual no valía lo suficiente como para impulsar su candidatura.

Luego vino una etapa de venganzas y de traiciones. Muchos, muchos que empeñaron en él apoyo personal y económico, tocaron y tocaron sin éxito a la puerta.

Era la etapa de preparación para uno de los monólogos sexenales. Mariano ganó todo para él, y no lo inquietó la mirada inquisidora de muchos.

Así fue la desventura del estado más pequeño de la República.

Hasta llegado el cinco de junio, que marcó un antes y un después.

Es curioso y yo quisiera pensar que fuese erróneo pero antes de la elección no se registraba la inseguridad ocurre actualmente.

Me da la impresión que, una vez conseguido el propósito de ganar los comicios, ha venido esa etapa de limbo, previa a la protesta.

¿Acaso los delincuentes se encontraban ocupados haciendo campaña?

Un temible espacio en el que Tlaxcala es tierra de nadie. Si hoy roban un cajero y matan a una mujer en Apizaco, mañana puede otra mujer ser atracada a mano armada en Natívitas, y tal vez por la noche un par de ejecutados en Tepeyanco ennegrezcan la jornada.

Aun peor. Días antes cuatro presuntos facinerosos fueron liberados por la autoridad no le hace que portaban armas.

Saben, la procuradora no mueve un dedo sin que su superior se lo ordene.

Y si ese superior tiene el antecedente de custodios personales que asesinaron a un federal en el impune table dance de Tlaxcala, e hirieron a su hermano. Y si también arrastra el singular tache porque se perdieron 11 mil toneladas de fertilizante, bueno, uno acaba por evaluar qué tanto el delirio de vivir en un Estado Fallido nos afecta.

Hablaba de inquietantes particularidades.

Pretendía señalar que pese a estos escenarios, al partido del gobernador le fue posible conservar la gubernatura.

Creo que echó a andar la maquinaria, repartió migajas, aprovechó la lacerante pobreza y supo cómo apretarante un Ejecutivo Federal errático, en las manos de una trilogía que ya se puede ver: Videgaray-Nuño-Meade, una tercia que se jacta de tener al país en las condiciones que está.

Primero acabaron con Manlio Fabio Beltrones y su molesto –para ellos- discurso colosista aludiendo duros conceptos como aquél que reconoce las afectaciones al partido debido a las acciones del gobierno. Intentaba meter a la cárcel al gobernador de Veracruz, Javier Duarte, por el caos en el que sumió a ese estado. Peña Nietose encargó, ignorándolo, de hundir el puñal en el corazón del sonorense.

Tan pronto se fue, Carolina Monroy, ya en el contexto reacomodado ha confrontado al PRI con Duarte. Hoy actúa con la misma premisa de Manlio Fabio.

Si supiéramos que la eterna idea de Manlio Fabio fue seguir un proceso similar a Mariano en Tlaxcala… porque así fue, pero los titubeos de Peña Nieto fueron aprovechados por el libanés-apizaquense.

Ahora, el objetivo es hacer a Miguel Ángel Osorio Chong a un lado. El mito del desabasto en Chiapas y Oaxaca ha salido de la Sedesol, y muy curioso, se ha dado una difusión impresionante a la advertencia del titular de Gobernación a los supuestos maestros, autores de los bloqueos que han ocasionado dicho caos en el sureste.

En este momento, por lo menos Osorio Chong ha dejado de ser el secretario del diálogo. Hoy es el mazo que amaga con aplicar la fuerza del Estado para castigar a una multitud, peleada con un sujeto identificable: Aurelio Nuño y su discurso de que la reforma educativa no se negocia.

Ya sabemos que toda ley es sujeta de debate, de negociación y de cambios. Pero como estamos ante una tercia arrogante, si hay muertos, si el país sigue en el tobogán, ¡qué importa!

Hoy, nos pueden vender el garlito de que no queremos convertirnos en Venezuela.

No contaban con que al mismo Obama, abierto crítico de Nicolás Maduro, y en general del chavismo en Venezuela, fuera tan claridoso con un político que al día de hoy la gente lo reprueba en un 6.3 por ciento. No había sucedido.

El país está a la deriva. Al Presidente le han tomado la medida los traidores de su gabinete.

A Tlaxcala le pasa lo mismo.

Estamos a la deriva. Mucho cuidado si va a salir. Recuerde que hay evidencias que nos permiten afirmar: vivimos en ese semestre límbico, en el cual cada quien que se rasque con su propia mano, porque gobierno no hay