Con senadoras panistas que reniegan, candidatas que piden el voto para otros y renuncias al más puro estilo Juanito, ¿esperabas otro resultado?

Por qué extraña a los panistas que la imagen del presidente Felipe Calderón Hinojosa, sea de 5.3, según Mitofsky, si estos  han permitido que su partido sea permeado por personajes como Rosalía Peredo, Perla López, o Alberto Jiménez Tecpa.

La primera, por ejemplo, ha externado deseos de contender por la gubernatura de Tlaxcala, pero por otro partido que no sea el PAN. Deja abierta la posibilidad de llevar, ahora, los colores del PRI, y la bendición de su gran amiga Beatriz Paredes Rangel.

Perla López Loyo es hoy diputada federal panista, con licencia, y también con la intención de convertirse en gobernadora de Tlaxcala. Pero en 2006 no tuvo empacho para pedir el voto por Andrés Manuel López Obrador. El resto de la historia usted lo conoce. Perdió la elección.

De Alberto Jiménez Tecpa, hoy flamante secretario de la Función Pública, es evidente que entregó el partido al gobernador. Sin más exigencia que procurarse chamba. Sin pedir a cambio una real identidad, sin expresar protesta alguna. Sin dar cuentas sobre su administración, la más sucia en decenios.

Creo que eso no lo haría un líder panista. Menos un dirigente sabedor del apoyo que necesita el presidente de la República, por cierto, militante de su partido… ni más ni menos…

Por eso, el logotipo blanquiazul se convirtió en una referencia visual impresa en boletas, y no en el ente ideológico que logró echar al PRI de Los Pinos con Vicente Fox.

Digamos que en el subconsciente de los electores operó una mezcla de acciones, muy propias de la política tlaxcalteca, desde el voto diferenciado (con patente de Rosalía) hasta el entreguismo y la corrupción.

Luego vinieron destacados miembros de la Aristocracia del Barrio, sorprendiendo a panistas y no panistas con una mítica amistad personalísima con el presidente Calderón, cuando en realidad usaban ese nombre para conseguir posiciones y no en pocas ocasiones medrar casi con la patente de la Presidencia.

Ni qué decir de las licencias al más puro estilo Juanito, presentadas en forma simultánea por cada uno de los diputados y diputadas federales panistas.

Usted cree que con este comportamiento los ¿panistas?, de Tlaxcala van a sembrar una buena imagen del personaje su presidente, que viene siendo así como el Presidente de todos.

Pues nel.

Y luego, los sedicentes herederos de la valiosa enseñanza de Don Manuel Gómez Morín, se preguntan los porqués de la baja calificación alcanzada por Calderón en Tlaxcala.

No, pos, quién sabe, verdad…