Primero terminaron el corredor Texmelucan-Villalta-Tlaxcala; en esto están en el Tlaxcala-Zacatelco-Fábricas, faltan Santa Águeda y Natívitas.

Dicen que los buenos oficios del secretario de obras de Tlaxcala Adalberto Campuzano Rivero, se dieron en las mesas de negociaciones con sus similares de Puebla, para acordar el destino del Fondo Metropolitano.

Resultado de ello, que aquí empleemos los 75 millones de pesos que nos corresponden de dicho fondo a la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales y que, nuestros vecinos empleen lo suyo en la ampliación de las dos carreteras que comunican a la Angelópolis con Tlaxcala, vía Panzacola, es decir, la que pasa por el rastro de Puebla y la llamada Fábricas.

Las obras van a comenzar en enero y en ellas se nota la diferencia en la aplicación de recursos del ejercicio pasado, cuando el municipio de Puebla devoró la mayor parte del recurso. Y ni siquiera benefició a comunas vecinas de su entidad, sino que se lo agandalló.

Pudo hacerlo porque las reglas de operación carecían de la formalidad que ya les dieron los gobernadores Marín y Ortiz. Y siendo honestos porque el priísta Campuzano y su muy peculiar estilo de, lo tomas o lo dejas, se comió a los segundones del área de obras públicas del gobierno poblano que acudieron en lugar del titular.

Así que, emprenderla de Tlaxcala a Puebla, vía Zacatelco, es cada vez más recorrer una de las zonas más ricas del oriente mexicano, donde la transformación es evidente, donde los otrora changarros fueron sustituidos por distribuidoras y fábricas, mientras que las textileras no actualizadas pasaron a la historia y hoy se aprestan a recibir nuevas inversiones.

Creíamos que era imposible cambiar los eternos viajes de dos horas entre ambas capitales a lo que hoy es posible gracias a una carretera amplia, ordenada, con menos topes, más puentes peatonales y más oportunidades de hacer negocio. Y aunque todavía faltan tramos por construir, vale la pena la espera de lo que será un circuito impresionante.

Por si fuera poco, a partir de Barranca Honda por fin veremos la ampliación de la carretera que pasa por el rastro. Una zona llena de deshuesaderos y lotes baldíos que también se dedicó a albergar prostíbulos de mala muerte, pero hoy, quienes los poseían como la tierrita, ahí llena de hierba, verán que su predio se transforma.

Igualito pasó en la carretera de San Martín Texmelucan a Villalta Tlaxcala, donde la transformación nos hace pensar que llegamos a un estado con algo nivel de desarrollo. Por si fuera poco, es ahí donde cada martes se efectúan las vendimias de ropa, autos, perecederos y ganado más impresionantes de la región, con la visita de comerciantes del DF, Estado de México, Morelos, Hidalgo y hasta Veracruz.

Desde luego, Tlaxcala es anfitrión en esos tianguis, aunque la mayor parte de ellos se ubican en Texmelucan.

Ahora, ahí que poner la vistas en dos rutas estratégicas: Xoxtla-Tetlatlahuca-Tlaxcala y Aeropuerto-Natívitas-Tlaxcala. Ambas son los caminos más cortos entre Puebla y Tlaxcala. Las dos ya se encuentran en la mesa de los especialistas dedicados a observar desde el satélite las alternativas de vivienda e industrialización.

Así que no son dos los corredores susceptibles de recibir millones de la federación para entrar de lleno al desarrollo, sino cuatro, con miles de hectáreas cuyos propietarios fueron en su momento acasillados de las haciendas  que aún nos muestran sus cascos como, recuerdo de la opulencia, pero bellísimos desde un ámbito de la arquitectura relacionada con el turismo.