En Tlaxcala sólo se logra la justicia pronta y expedita si el caso involucra a un junior con influencias entre los magistrados del Poder Judicial.

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Cuando Elsa Cordero llegó a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia se encendió una pequeña luz de esperanza de cambio, pues la impoluta abogada que siempre presumía honestidad y rectitud tenía en sus manos la oportunidad de modificar la imagen de un poder carcomido por la corrupción y la venta de justicia al mejor postor.

Los meses han pasado y nada cambio, el brillo de esa luz se extinguió y volvió el oscurantismo en el Poder Judicial de Tlaxcala.

Y que mejor ejemplo para ilustrarle lo anterior que este.

El magistrado Elías Cortés Roa, encargado de la Sala Electoral Administrativa del TSJE, violando flagrantemente la ley admitió a trámite un recurso de revisión notoriamente improcedente, en el que incluso concedió la suspensión un procedimiento de responsabilidad administrativa que inició la Contraloría del Ejecutivo en contra de Justino Hernández Jiménez, hijo del ex magistrado Justino Hernández Hernández.

Resulta que el pasado 11 de agosto, la Contraloría del Ejecutivo le notificó a Justino Hernández el inicio de un procedimiento de responsabilidad administrativa P.R.A.136/2015/DJ/DRA, por el cual lo suspendió temporalmente como Jefe del Departamento de Publicaciones Oficiales de la Oficialía Mayor de Gobierno.

Ese mismo día, el junior del ex presidente del TSJE presentó un recurso de revisión en la Sala Electoral Administrativa en el que impugnó la suspensión temporal de que fue objeto. Vaya, que atrevimiento meterse con el honesto abogado.

Y con una extraña prontitud en la administración de justicia que sorprendió a todos y que contrasta con otros asuntos del mismo tribunal, el magistrado Elías Cortés admitió el 12 de agosto ese recurso de revisión promovido por Justino Hernández y lo radicó con el número T.A.291/2015.

A diferencia de otros recursos similares que han sido promovidos en ese tribunal y que han sido desechados, el subterfugio legal presentado por el junior fue aceptado a pesar de que la ley expresamente refiere que ese tipo de recursos son notoriamente improcedentes, pues el artículo 2 de la Ley del Procedimiento Administrativo del Estado de Tlaxcala, dice que “Artículo 2. Las disposiciones de este ordenamiento, no son aplicables en los procedimientos jurisdiccionales y legislativos ni en las materias financiera, laboral, electoral, de responsabilidades para los servidores públicos, así como las relativas al Ministerio Público en ejercicio de sus funciones.”

Ante tales hechos, surgen las siguientes interrogantes:

¿Por qué el magistrado Elías Cortés Roa admitió un recurso notoriamente improcedente habiendo precedentes en el mismo tribunal de que ese tipo de procedimientos son notoriamente improcedentes?

¿Acaso el magistrado Cortés Roa, admitió el recurso por tratarse del hijo del ex magistrado Justino Hernández Hernández?

¿La Contraloría del Ejecutivo del Estado, ya habrá promovido en el Congreso del

Estado el juicio político correspondiente en contra del magistrado Elías Cortés Roa, ante aquella sospechosísima actuación?

¿La Contraloría del Ejecutivo del Estado ya habrá presentado denuncia penal ante las autoridades correspondientes por tales hechos?

 Si la Contraloría del Ejecutivo del Estado, no ha promovido juicio político ni denuncias penales ¿será que simplemente está fingiendo un procedimiento de responsabilidad administrativa para exonerar al hijo del ex magistrado Justino Hernández Hernández?

¿Habrá tráfico de influencias entre los abogados involucrados este asunto?

Son preguntas, que conste.

Y por si fuera poca cosa, resulta que el magistrado Cortés Roa tiene otro proceder contra los asuntos que involucran a ex empleados del gobierno del estado, toda vez que no sólo les dilata las resoluciones, sino que acepta todas las triquiñuelas de los abogados de las dependencias para quedar bien en el poder, más cuando está a punto de dejar su cargo ante la inminente desaparición de su sala.

Dicen que su actitud tiene que ver al deseo de acomodarse en alguna dependencia del gobierno de Mariano González Zarur una vez que deje el TSJE.

La frustración de ser sólo un manchioperador

Sus años le pesan y su sueño de convertirse en un funcionario de peso en la actual administración no ha prosperado, pese a las grillas que hace para golpear a sus jefes en turno y así generarse la posibilidad de llegar a la dirección general del Colegio de Bachilleres de Tlaxcala.

Una de sus víctima fue la maltratada Josefina Espinosa Cuéllar que tuvo que salir por la puerta de atrás del Cobat, pues su incapacidad fue puesta en evidencia, en gran medida, según dicen, por las grillas y problemas que José Víctor Serrano Pérez, director Académico de ese subsistema educativo le provocó.

Cuando Espinosa Cuéllar abandonó el Cobat, Serrano Pérez se frotó las manos y recurrió a quien reconoce como su verdadero jefe, Tomás Munive, titular de la SEP, para ponerse a las órdenes y pedirle que operara para que él fuera el elegido como nuevo responsable de esa institución, sin embargo se quedó frustrado cuando se enteró que el hacendado gobernador optó por David Flores Leal.

La noticia acentuó su amargura y su trato despótico. Y aunque no lo crea es el responsable de operar el apoyo de los maestros del Cobat a las aspiraciones del líder estatal del PRI, Marco Antonio Mena Rodríguez, para convertirse en candidato a la gubernatura.

Ordena y maltrata a los docentes, situación que lejos de sumarle simpatías a Mena Rodríguez provoca rechazo.

Además, Serrano Pérez se apoya, dicen, en un seudo profesionista de nombre Sergio Juárez Hernández, quien se ostenta como ingeniero con una cédula alterada.

Con esos colaboradores para que quiere uno enemigos, o no.