Desde delegados a quienes movieron el tapete, hasta recomendados que quedaron sin protección y sin mesada, en esta que es parte de la adelantada sucesión de Peña.
Si a nivel nacional los cambios hechos por el presidente Enrique Peña Nieto, dejaron con el ojo cuadrado a la clase política, aquí en Tlaxcala hubo de todo, damnificados, afectados y a otros acabados.
La acción más cruel: despojarse de los vejestorios tricolores, Emilio Chuayffet Chemor y Jesús Murillo Karam. El primero hasta al hospital fue a parar por las presiones (y seguramente maldiciones) a causa de lo que hoy el flamante relevo, Aurelio Nuño, llama la Reforma más importante del régimen: la Educativa.
Creo que el sepelio político de Chuayffet, arrastra a la diputada federal Guadalupe Sánchez Santiago, cuyo vínculo con el ex secretario significaba vigencia y dicen que hasta solvencia.
Prescindir de una palanca tan influyente es un asunto lamentable.
El enroque de Rosario Robles Berlanga, es otro movimiento inquietante. La primera sorprendida debe haber sido la delegada Anabell Ávalos Zempoalteca. Los niveles alcanzados con el timón de la Robles son de lo rescatable del peñismo, casi un factor de recuperación en el proceso electoral reciente.
Por eso no se deshizo de ella. Así que la paisana Ávalos, o se catapulta mostrando su vínculo directo con el Presidente, o le aguardan momentos de incertidumbre mientras define el lazo del cual habrá de asirse en esta suerte de crisis a causa de los enroques y cambios.
Deberá buscar la química con el técnico José Antonio Meade, quien de Relaciones Exteriores (SRE) desde hoy ocupa el lugar de Rosario Robles en la Sedesol. Algo parecido a la maniobra de Sergio Pintor Casillo, quien estrena jefa en la Sedatu, en un contexto novedoso pues, un priísta recalcitrante como el de Apizaco tendrá que ajustarse a la dinámica de la ex jefa de gobierno del DF, quien según sus biógrafos, su sobrevivencia le garantiza disputar –hoy por el PRI- aquél polémico hueso, del escándalo Ahumada, pero de los mejores tiempos del PRD.
Inamovible, Miguel Ángel Osorio Chong, es prueba de la vigencia del delegado de Segob en Puebla, Noé Rodríguez Roldán.
¿Qué le depara el destino a Enrique Padilla Sánchez, un delegado hoy con un jefe, Aurelio Nuño, considerablemente más joven y con un peñismo brutal, subido en el corcel de la sucesión?
El sobrino de Betty tiene que dejar la pasividad del muchacho a quien todas las puertas se le abrían. Primero, ya no es muchacho. Segundo, si no comprende la dinámica de Nuño-Peña, con todo y su encantadora pachorra se va a ir a acompañar a Chuayffet y a Murillo Karam.
El contraste
Es notorio. Mientras Peña opera con sobrada anticipación su proceso sucesorio, con varios delfines (Nuño, Videgaray, Osorio Chong) aquí, la apuesta a la sumisión de por acá, nos muestra los distintos estilos de asumir lo inevitable.
Si Peña estuviera pensando en un subordinado, de generación espontánea, lo más seguro es que el propio partido lo pasaría por alto, sobre todo hoy, con factores de fuerza como Manlio Fabio Beltrones Rivera.
El edificio del OFS
Lo dijo el auditor superior de la Federación, Juan Manuel Portal: mientras no haya una real independencia con los encargados de la fiscalización, van a prevalecer los arreglos de carácter político por sobre la aplicación de la Ley.
Y tiene razón. Un súbito silencio del actual titular del OFS, Crispín Corona, así como la injerencia de la alianza PRIAN, tuvo que ser señalado por alguien con la altura de la ASF para que todos notásemos las desagradables circunstancias en las cuales son aprobados los estados financieros.
Por lo pronto más de 300 millones de pesos andan volando. Su comprobación aunque no es extemporánea ya metió ruido entre dicho ente y el gobierno de Mariano.
Por otro lado, el costo de las instalaciones del OFS es ofensivo para la entidad más pobre de México. No sé por qué me recuerda las condiciones en medio de las cuales fue adquirido el terreno donde se levanta la sede del Senado de la República.
Ya saben ustedes, ese tipo de negocios es lo que más llama la atención a quienes montados en el arcaísmo anteponen sus propios intereses a responsabilidad que detenten.