Tras la accidentada cauda de asambleas, gana el grupo de Adolfo, se le une el otro grupo de los fantásticos, encabezado por Sergio y, la perdedora es Adriana.

En el PAN ya es historia aquella creencia de que la democracia motivaba cada acción de los militantes.

Para la decepción de todos – y claro esto no es una sorpresa – ya se supo la clase de cochinero en que se convirtieron las asambleas de las que salieron los sesenta y nueve nuevos integrantes del consejo.

El grupo que más consejeros consiguió fue el encabezado por Adolfo Escobar Jardínez y Benjamín Ávila Márquez. Ganaron treinta y tres y se colocaron en clara ventaja sobre su competencia, encabezada por la ex diputada federal Adriana Dávila Fernández, quien tuvo que conformarse con veintidós.

Con ocho consejeros se alzó el grupo que lidera el diputado federal Sergio González Hernández.

Según estos números, será la alianza de los otrora cuatro fantásticos quienes podrán colocar al nuevo dirigente del albiazul.

Creo que de esta alianza interna, el nombre que más se escucha para sustituir a Alberto Jiménez Tecpa, es el del diputado local Damián Mendoza Ordoñez.

Aunque en ese propósito nadie podría negar que también podría imponerse la experiencia del actual secretario de Desarrollo Social, Benjamín Ávila.

Quien sea el que se convierta en el nuevo presidente del PAN tendrá a su cargo la organización de la elección más importante.

Según el reciente destape de Adolfo, lo que esperan es refrendo. Nada de cambio sino continuidad. Ese será el lema del próximo dirigente albiazul.