Pierde en este combate quien debería aplicar sapiencia y santidad, pero se ha dejado guiar por una soberbia que hasta a la PGR ya involucró en un asunto de aparente fácil solución.

Obispo Francisco Moreno Barron, Soberbio, Intolerante, Parroquia Ayometla, Tlaxcala Online

A Ayometla la afectan las necedades. Unos, como si se tratara de una mundana oficina, se movilizan cartel en mano, demandando la destitución del párroco René Hernández Juárez. Otro, el obispo Francisco Moreno Barrón, lo mismo ha acudido a la PGR a denunciar a aquellos feligreses que, los ha confrontado… no hay posibilidad de arreglo.

Unos, animados en la muchedumbre. El otro, con tal soberbia que nunca daría señales de debilidad.

Y el religioso cuestionado, ¿no tendrá en sus planes ser un factor de concordia, dejando de atizar a este anafre de la inconsciencia?

Porque es hombre sabio, Moreno Barrón, lleva aquí las de perder. Se exhibe a sí mismo como el necio e intolerante líder, dispuesto a batirse con una turba.

No son de su nivel. De un plumazo reservaría al cura Hernández Juárez, para mejores desafíos, pero, ¿por qué, si puede puede complicar esta relación?

Mucho le falta para ser santo. Pero hoy debería ceñirse a la humildad, dejando de hacer la guerra a los que no puede ver sino como unos necios. Tal vez otro los vería como parte de su rebaño. Entendería que alguna falta cometió el cura René, como para haber desencadenado esta oposición.

Para los católicos, estos son días de recogimiento.

No para todos, hay algunos dispuestos a hacer la guerra, perdónalos porque no saben lo que hacen…

La administración Cordero

Han hurgado con empeño en los haberes del Poder Judicial, y hasta hoy no ha habido ente capaz de demostrar los faltantes que se creían, hasta de 120 mil pesos a la llegada de la magistrada Elsa Cordero Martínez.

Los portales de mi corazón

Critiquémonos cono anfitriones que somos y aceptemos que en los restaurantes del portal grande de la capital, unos restaurantes sirven bufets de miseria y otros pretenden cobrarlos en euros.

He probado platos con caldo de miseria cualquiera de estos lugares, donde nos está pasando lo que tantos en los lugares turísticos, donde al visitante nada más se les ve el signo de pesos en la frente.

Tienen los restauranteros que ser menos interesados en las ganancias, pues antes que nada son prestadores de servicios, no negociantes sin escrúpulos.

Y a los meseros no les vendría mal acicalarse, aprender por lo menos inglés, francés y alemán, porque fíjese que al llegar grupos de extranjeros, lo único que entienden meseros y dueños es el olor del dinero.

Me ha dado pena que esos platos de miseria se ofrezcan a turistas nacionales o extranjeros como las viandas que merecen llevar el nombre de Tlaxcala.

Miércoles de marchas

Como un púgil vencido por el paso del tiempo, la seguridad en Tlaxcala reacciona con lentitud a las incursiones criminales que recién rasparon a un transportista (sufrió un secuestro, una raya más al tigre), mientras que a otros, como el restaurantero asesinado en su propio negocio, en la Vía Corta a Puebla.

Esa realidad no inhibe a las autoridades para hablar de progreso y de resguardo de las personas y sus bienes, al entregar patrullas y otros equipos, como sucedió en Calpulalpan, donde ujna gestión del alcalde Vicente Hernández, fue aprovechada por Mariano, en ese afán de hablar de un estado seguro, cuando en realidad vivimos en un estado inseguro.

No es llamar inútil al señor comandante Orestre de Jesús, sustituto del mal recordado Orlando May Zaragoza Ayala, pero sí exigirle que deje su colección de estrellas y otras insignias, y se aplique a la labor de custodia e inteligencia que al estado tanta falta le hacen.

Está bien, ya van de salida, pero su responsabilidad concluye hasta el último día.

Felices pascuas

Bienvenidos turistas a Tlaxcala, aquí van a pasar de lujo unos días santos. De Tlaxcala a Chiautempan, de Apizaco a Huamantla, o de Zacatelco a Totolac, pueden ustedes trazar rutas y disfrutar de un verdadero ambiente de provincia, claro, expuesto a todos los males como la corrupción y la inseguridad.

Pero, si se mantienen alertas, van a ver que aquí la pasa uno de maravilla.

Eso sí, aguas con los restauranteros y los meseros. No se dejen engañar por los platos de caldo de miseria, al fin que hay una interesante variedad para saciar el hambre.