El escándalo suscitado por el despido de Carmen Aristegui, ha dado oxígeno a los miles de retos no superados del gobierno de la intolerancia y de las venganzas.

Casa Blanca Despiden Carmen Aristegui, Angelica Rivera, Enrique Penia Nieto, Tlaxcala Online

Carmen Aristegui, ya se las arreglará para hacerse con otro micrófono que le permita llegar a multitudes. El problema es que su despido, en tanto abierta confrontación entre  las válvulas de alivio social y la mancuerna Peña Nieto-Televisa, ocupa importantes espacios dentro y fuera del país y, curiosamente ha dado oxígeno al verdadero problema: nuestra economía en picada, la deuda imparable de Pemex y el avance imparable de la televisora de Azcárraga en el ejercicio del poder.

Por supuesto que una casa de siete millones de dólares indigna a los millones de mexicanos pobres, veinte de ellos en condiciones extremas. El resto, en una crisis permanente.

Si el despido de Aristegui de MVS permitiera al presidente Peña Nieto, hablar de una mejora sustancial en el nivel de vida de los mexicanos, el hecho no sería tan escandaloso.

Es a todas luces la venganza de una ex actriz de televisión, ni tan cotizada por cierto, al atrevimiento de una periodista, de cuestionar el origen de la ominosa propiedad, presumida en la revista española Hola, como lo hacen las ricas con una carrera en Hollywood.

No, aquí se trata de la influencia alcanzada por una empresa, capaz de generar odios masivos en temporada electoral, y así manipular los resultados. Y cobrar caro por ese servicio.

Vivimos una televicracia, con la fuerza para coronar actrices suertudas y sentarlas a la misma mesa de personajes de la realeza, y también para aplastar como cucaracha a una periodista, con varios pecados en su desempeño… exhibir la ostentación de quienes nos gobiernan, hablar del alcoholismo de Felipe Calderón, denunciar al proxeneta ex líder del PRI en el Distrito Federal.

Y también demostrar cómo el secretario que metió a millones de causantes en cintura, también se las gasta adquiriendo propiedades como de jeque.

Por lo pronto, al día de hoy pagamos la luz más cara de la historia, la gasolina, el diésel, los impuestos… y sigue sin llegar la varita mágica que nos tenía a punto de unirnos al club de ricos que dominan al mundo.

La Reforma Electoral

No puede el marianismo nadar de muerto en esta etapa de su lento naufragio. Debe soportar la indiferencia de sus mismos miembros, poniendo los ojos en las candidaturas que en 2016 casi duplicarán su permanencia en el poder. Y como en 2016, Mariano será historia, pues a ver quien lo escucha, quién lo obedece y quién, por él, afecta su porvenir en la política.

Cuatro años ocho meses durarán, gobernador (a), alcaldes y diputados. Al primero, le asistirá la ventaja de haber desplazado a un grupo que ni bueno, ni estadista, mejor dicho: gustoso de la cuchara grande (para despacharse, verdad).

Sexenio de las plazas comerciales con prestanombres, de la impunidad en algunos casos verdaderamente monstruosos y de los informes ciudadanos con danzas de helicópteros, de los gobernantes ricos llegando al estado pobre, donde se les trata como millonarios, de las manchigrecas, de los mil litigios (la mayoría perdidos), de las obras chiquititas y las comisiones grandototas.

Bueno, pues todas esas gracias maduraron al interior de quienes luchan por obtener un sitio, o han puesto el ojo en la grande.

Ahí tiene usted a los Ortiz, refrescando listas y aprovechando el cumple de don Sera para mostrar el músculo. A Adriana, sin desaprovechar el reflector que tenga enfrente para señalarse a sí misma con un inquieto índice. A Lorena, retacando el Centro de Convenciones durante su informe.

Es que ellos dimensionan las novedades de la Reforma.

En cambio, con Mariano lo que priva es la desconfianza. Y la dependencia del vetusto malmodiento,  tan gritón como poco efectivo.

A la mayoría conviene este molde tan en desuso, porque ya le llevan leguas de ventaja.

De las diez que nos quedaban…

La clausura de diez empresas contaminantes del río Zahuapan, nos demostró que algunas delegaciones federales no quitan el dedo del renglón que todo lo arregla con mordiscos.

Y si el pleito entre el procurador del medio ambiente, Guillermo Haro Velchez y el gobernador Mariano González Zarur, permite gritar a los cuatro vientos que en Tlaxcala y Puebla se halla el río más contaminado de Mexico, ¿pues qué esperan para hacerlo verdad?

El asunto es que aun con ese río mal oliente y producto de un grave estado de pobreza, de servicios deficientes y plantas de tratamiento de pura ficción –aunque han costado millones- ambas partes en conflicto se dieron cuenta que para sacar lana bajo el tema de la contaminación, las posibilidades son remotas.

Y la clausura definitiva-temporal, ¡oigan qué es eso!, de varias de esas plantas, lo único que nos muestra es la ausencia definitiva de voluntad para recuperar al Atoyac-Zahuapan, combatir múltiples males en la salud de los pobladores, y demostrar que se trata de dos niveles de gobierno –estatal y federal- haciendo compromisos con el municipal.

Aquí, medio defendemos a las empresas, porque les medio damos los servicios necesarios para funcionar, y en consecuencia, medio logramos una contaminación en parámetros aceptables.