El actual secretario de Salud en Tlaxcala se ocupó más en despedir a trabajadores y en acomodar a sus amigos que en ejercer los recursos disponibles.

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Si en otro estado se hubiera conocido que el gobernador en turno regresó 5 mil millones de pesos porque no los ejerció si hubiera generado un escándalo, sin embargo en Tlaxcala, salvo excepciones, todos guardan un silencio cómplice.

El gobierno del hacendado que presume transparencia y eficiencia, nos ha fallado en uno de los rubros en los que se supone que el contador Mariano González Zarur es experto. La administración de los recursos públicos.

Para prueba del caos y la ineficiencia administrativa que priva en el gobierno estatal bastaría con darse una vuelta en la Secretaría de Salud bajo la responsabilidad de Alejandro Guarneros Chumacero, quien asumió esa posición el pasado 24 de marzo del presente año.

Aunque prometió mejorar la prestación de los servicios, lo cierto es que el añoso funcionario replicó las medidas de austeridad que aplica el también añejo oficial mayor Ubaldo Velasco Hernández y su jefe superior Mariano González.

Guarneros Chumacero se dedicó y se ocupó más en desaparecer direcciones y en acomodar a sus amigos que en ejercer los recursos etiquetados para varios programas del sector salud. El obtuso funcionario dejó pasar el tiempo y hoy que está por cerrar el año los fondos se tendrán que regresar porque  no hubo planeación para su aplicación.

De acuerdo con versiones al interior de la dependencia, algunas apuntan que por culpa de Alejandro Guarneros se dejaron de ejercer en 2014 cerca de 300 millones de pesos, aunque hay otras más que dicen que la cifra podría alcanzar los 500 millones de pesos.

Cómo estarán las cosas al interior de la Secretaría de Salud que la mayoría del personal pide que regrese Jesús Fragoso Bernal, quien permaneció en el cargo por más de tres años.

Además, no lo cuente en voz alta, pero dicen que la Secretaría de Salud existe tanto desorden administrativo, que el contralor del ejecutivo, Hugo René Temoltzin Carreto, inició procedimientos contra ex funcionarios marianistas que hasta hace unos meses eran consentidos por el hacendado.

Y pasando a otro tema, las declaraciones del líder nacional del PRI, César Camacho Quiroz, en el sentido de que a partir del próximo 7 de enero el tricolor investigará la situación patrimonial de sus abanderados de cara a las elecciones de 2015, además de aplicarles pruebas toxicológicas y someterlos al escrutinio de la sociedad, deberían poner nerviosos a por lo menos dos aspirantes tlaxcaltecas.

Para nadie es desconocido que hasta antes de que su padre fuera gobernador, Mariano González Aguirre llevaba una vida sin lujos, sin embargo esa situación cambió y hoy se especula sobre sus propiedades y la sociedad que tienen en varios negocios. Hasta donde se sabe sólo trabajó por poco más de un año en el gobierno federal de Enrique Peña Nieto.

Ricardo García Portilla deberá explicar cómo en cuatro años construyó dos residencias. Una en Calpulalpan y otra, dicen, ubicada en la capital del estado. Para quienes conocen las supuestas propiedades, aseguran que por mucho rebasan, incluso, el monto acumulado del salario que haya cobrado como   secretario de Finanzas y últimamente como líder estatal del PRI.

Y sobre las pruebas toxicológicas mejor no hablamos.