También, ampliar los lapsos de las cuentas públicas, ¿con qué fin?, ¿disponer de más tiempo para hundirnos en la corrupción?

Caricatura 1, Revisen Mismos Diputados Cuentas Ejecutivo, Salvador Mendez Acametitla, Mariano Gonzalez Zarur, Tlaxcala Online

Hombre prevenido, Mariano se ha propuesto modificar la Constitución de Tlaxcala para que sea el mismo grupo de congresistas postrado a sus pies el encargado de dictaminar los primeros diez meses de su última cuenta pública.

Los nuevos diputados nada más podrán meter la mano en los dos meses restantes del último ejercicio.

Les juro que es verdad.

Y lo más gracioso es su inminente aprobación. Para eso sirven los legisladores a modo en tanto parte de un contrato con letras pequeñitas, humillantes para un pueblo confiado en sus representantes.

Acaso la encuestología, pagada a precio de oro ha infundido al autor de las singulares peticiones para enmendar la ley local suprema, el miedo de quien la hace… pero no la consiente.

E inminentes diputados locales como Rosalía Peredo y Héctor Ortiz (dos de los que más le quitan el sueño) sean vistos como los ay nanita con el garrote listo para el ojo por ojo y muela por muela.

De que se las debe…

Ni quien lo niegue… en el terreno de las dramáticas alteraciones vitales de seres queridos, o en la bola de obras sepultadas en el cajón de infamias.

Llamemos –en consecuencia- a la iniciativa más reciente: Por el blindaje del año de Hidalgo.

Diez meses con los excesos bajo la garantía de la aprobación de los vividores (tricolores, amarillos,  uno que otro albiazul, parte de la chiquillada).

Y ahora sí, que Dios nos agarre confesados pues, una vez vigente dicha enmienda constitucional, a ver quién los alcanza, porque el saqueo estará en plenitud.

Sobre todo el que salga del control de papá de junior y jefe de los subordinados… comercializadores que extorsionan, gestores de chamarritas, tenedores de chicos ranchotes (más o menos como los Abarca), constructores de las invitaciones restringidas.

¿Qué pasara con los dos meses siguientes?

¡Nítidos, deslumbrantes, más blancos que los chones de los Coyotes de Tlaxcala!

¿Y el tejido social?

A estas alturas de la gestión, uno esperaría que la autoridad quiera poner el enésimo parche a nuestra Constitución como para crear un comité de Ética que sancione la profesión del momento: la contabilidad que cuadra números a costa del patrimonio de los tlaxcaltecas, es decir, la famosa ingeniería comprobatoria.

Díganme si de algo sirve entregar semestral y no bimestralmente las cuentas.

El resarcimiento del tejido derivó en el engaño vil a través del cual se cierran fuentes de empleo en la misma proporción que engorda la membresía de un tricolor, próximo a una obesidad tan marcada, como el voto diferenciado con el cual este caótico grupo de poder, casi todo lo pierde.

Cierto, donde puede, recupera a base de chayotazos. ¿Dónde, díganme, está el oficio político?

Adiós a Crispín

Son estos cambios, fatuos y parciales, la antesala para que el señor Corona Gutiérrez Crispín, deje de estorbar a la nueva era de la fiscalización vista como el negocio de moda, nada más por los iniciados en la ingeniería comprobatoria de la era mariana (ya saben ustedes, encabezados por el amarillo este chaparrito que se pone muy bravo cuando a él y a sus coleguitas el pueblo los llama vividores de la Izquierda).

Dependemos noventa y tantos por ciento de los recursos enviados por la Federación.

Llegan y así como se los platico se esfuman.

Pero eso sí, aprobados en paquetes de tan inverosímil factura, que de toda la República ya nos ven con una tremenda envidia… ¿pos cómo le harán esos tlaxcaltecas para que sus números cuadren de forma tan admirable?

Que no nos pidan detalles de nuestra infraestructura o del ánimo colectivo.

Mientras la familia real haga lo que la de Granier en Tabasco.

Ya ven cómo le fue…

El reparto de obras

Mal le fue a Tlaxcala y Apizaco, en la distribución del pastel para las obras.

Bien a otros municipios donde se nota la cucharota de sus protectores y los métodos arbitrarios para el reparto de 42 obras según el ánimo de quienes se ubican en el sitio que les permite mover la batuta según sus muy particulares intereses.