lorena cuellar de chilindrinaAhora, a la alcaldesa de Tlaxcala, Lorena Cuellar Cisneros, le salió lo cómica. Ataviada como la chilindrina, encabezó la celebración del día del niño.

Ver a la autoridad capitalina en un entorno de frivolidad resulta grotesco cuando surge la sospecha de que no es el divertimento de los infantes lo que la mueve a caracterizar a la chilindrina, sino un desesperado acto por posicionarse como aspirante a gobernar Tlaxcala.

Recuerdo que a Tulio Hernández le daba por hacerla de mamarracho, sobre todo cuando andaba con exceso de pulques, que una vez Linda Marina Munive, se colocó tremendas pestañas para ver el carnaval de Chiautempan.

Y todas esas experiencias no fueron positivas. Al contrario, en el caso de Linda Marina, hoy candidata plurinominal a diputada federal, incrementaron la sospecha de su ingobernable afición a las bebidas alcohólicas.

lorena cuellar cisnerosUno se acostumbra a la formalidad de las autoridades. Atestigua que así, en un marco de seriedad republicana, alcaldes, diputados, gobernadores, logran avances importantes con discursos memorables.

Cuando uno escucha evocaciones a la progenitora: “Gracias mami…”, o recuerda a una alcaldesa haciéndola de virgen en una pastorela (claro era Lorena, que hoy la hizo de la chilindrina) no tiene más alternativa que advertir la falta de ideas, con el consecuente uso de muy lamentables caracterizaciones.

Imagine usted al gobernador Ortiz haciéndola de Ñoño, y a Domingo Fernández de El Chavo; a Benito Hernández, del perrito peluchín chin chin y a Adriana Dávila, de Doña Florinda.

Sería un escenario patético, solo comparable con la cara de sorpresa y risa a la fuerza de los colaboradores, cercanos y no tanto, de la alcaldesa, los mismos a los que disminuyeron sus ingresos, los mismos a los que traen cortos porque antes entraban y salían de la alcaldía como los borrachos de las cantinas.

De repente, la responsable de todos esos cambios, aparece ante ellos, con el traje de la chili, y canta peluchin chin chin, peluchón chon chon, mi perrito chiquitín…. No pues más de uno salió huyendo de semejante surrealismo.