El gobernador Mariano González Zarur, aclaró que su administración carece de recursos para terminar dichas obras, aunque una de ellas ni siquiera pertenece al gobierno.

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¿Hasta hoy, cuánto ha gastado el ejecutivo tlaxcalteca en los pleitos de la Plaza Bicentenario y la Central de Abasto?

Yo creo que demasiado, porque ambas obras quedarán –al menos ese es el plan mariano- con el mismo avance que observaban cuando el pseudo priísta asumió como mandatario.

Y la declaración del momento es: “no tengo dinero para terminarlas”.

1.- Parece que en el tema de la Central de Abasto, las cosas se ponen interesantes. Datos de Cemex –la parte afectada tras el rompimiento unilateral del convenio- describen un escenario de expropiación de parte del gobierno de Tlaxcala. Advierten, sin embargo, que una de las cláusulas de aquél convenio sanciona con 200 millones de pesos, una eventual expropiación de parte del gobierno tlaxcalteca. El juicio original seguiría, así con los aprieta y afloja que al día de hoy obligarían a Tlaxcala a pagar alrededor de 500 millones de pesos.

Afirmar que el gobierno carece del recurso para concluir dicha obra es una verdad a medias pues, recordemos, la Central se erige en un predio particular y, la inversión es privada, de Cemex.

2.- La Plaza Bicentenario, como lo revela el gobernador Mariano González Zarur, era financiada con recursos extraordinarios del Gobierno Federal. Clausurarla y desconocer el comodato a la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) ocasionó un grave daño colateral: aquél recurso extraordinario ya no llegó a las arcas de la universidad y por lo tanto, esta no pudo seguir con la obra. Hoy, dice Mariano, “no tengo dinero para terminarla”.

Cientos de millones de pesos se han perdido en el proceso de latrocinio que acompañó a la decisión mariana de: “recuperar para Tlaxcala” –anota- esa obra monumental que hoy es un monumento a la intransigencia.

Gastos no previstos

Dicen nuestras fuentes que hace poco, en un ambiente libanés se registró un evento llamado Looby, en un importante hotel capitalino. Ahí no danzaron bellezas orientales, sino lo harían 35 millones de pesos para sobornar a otros libaneses en cuyas manos estuvo demorar la sentencia en contra del gobierno que hoy ha puesto el grito en el cielo, porque carece de dinero para acabar las mencionadas obras.

Y no sería otra cosa que la demora, un artificial y carísimo retraso, de un negocio de un estado pactado con particulares, o sea la Central de Abasto de Tlaxcala.

Duchos los Zambrano en los litigios-negocio, han trazado rutas críticas ante los coletazos de una administración empeñada en perder dinero, llevando a otros al abismo.

No es asunto nuevo al que se enfrenten aquellos leones de los negocios, y como todo tiene un plazo, hoy, cuando el mandatario reconoce no tener más recursos para seguir peleando y para seguir (eso sí es improbable) con obras de gran calado la balanza podría inclinarse en la dirección menos adecuada para esta causa.

Finanzas caóticas

A la llegada del, “secretario de oro” (¿será por lo ostentoso?) Jorge Valdez Aguilera, nos dicen que afloró tal desorden en las finanzas –llevadas por cierto por nuestro hoy líder estatal del PRI- que el susto fue mayúsculo para el gobierno que se dice precursor de las pequeñas obras y enemigo de los elefantes blancos.

Al parecer, el dirigente-aspirante sueña desde hace años con gobernar Tlaxcala y, dispuesto a labrarse una imagen como de benefactor de las clases vulnerables (bueno, él dice lo criaron en un entorno comunista).

No se lo dijeron pero el caos dejado tiene múltiples implicaciones penales. Y en eso están… armando lo necesario para asestar el primer garrotazo, que ya no zape, como otrora.

Disputa por las mochilitas

Y en ese contexto de: “el gobernador tiene cosas más importantes que ver el reparto de útiles escolares”, dos subordinados, el oficial mayor, Ubaldo Velasco y el secretario de Educación, Tomás Munive, iniciarían hostilidades por ser quienes se quedaran con la adquisición de cuadernos, mochilas, reglas, lápices y cantimploras, según lo reveló el diputado Armando Ramos Flores, presidente de la Comisión de Educación Ciencia y Tecnología, del Congreso del Estado.

Cientos de miles de kits escolares cuestan una millonada, y hoy, en el sistema del 14.5 de comisión –es histórico eh- así que esos subordinados se insubordinaron y tal vez el más gandalla se dijo a sí mismo: mi güero it’s now or never, y a la voz de me vale mother que los chamacos no tengan sus útiles a tiempo se puso a darle puntapiés en el trasero a su opositor (que en realidad es quien por ley debería encargarse del reparto)