Lo que les espera es una cascada de impugnaciones, aunque no descarten que logren pescar a un tesorero sonso y le saquen lo que puedan.

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Dispuestos a asirse hasta de los fierros calientes –como la sanción histórica que decretaron al PANAL- los consejeros del Instituto Electoral de Tlaxcala (IET) de plano mostraron el cobre… no les importa ser vistos como chantajistas profesionales que, buen cuidado tuvieron al meterse con el PRI, pese a la entrega extemporánea de sus comprobaciones.

Dejados de la mano de Mariano, estos sujetos encabezados por Eunice Orta Guillén, van a sacar dinero de las mismas piedras si es necesario, para poder cubrir los más de dos millones de pesos de laudos.

Entonces aplicaron sus criterios muy de ellos, y enterraron el diente en los partidos que menos les den problemas. Y creyeron que el PANAL encabeza la lista, seguido del Partido Alianza Ciudadana (PAC), Acción Nacional (PAN), del Trabajo (PT) y en la cola el PRI, con la sanción que lleva implícito una especie de servicio al gobernador hacendado… nos adelantamos, verdad, a acciones que de seguro las va a ver con los mejores ojos.

Lo malo es que González Zarúr no los quiere ni ver.

Han visto como personajes de medio cuño para abajo –como el presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso- lograría pingües ganancias argumentando mil cosas a alcaldes, ex alcaldes y demás entes fiscalizables… a lo mejor, como buen vendedor, verdad, de cada diez, a uno lo sorprende, y se la aplica.

Bueno, hablar del Órgano Superior de Fiscalizacion (OFS) sería el sueño para los pobretones estos consejeros a quienes desde hace rato comenzó a ocasionar cefalea, el papel deleznable para el cual se prestaron.

Les pasó como a la selección de Brasil. No existía en su diccionario la palabra trabajo. Se dedicaron a tirar rostro, y mírelos, como agentes de Vialidad a media quincena.

¿Qué les espera?

La andanada de impugnaciones de las gentes dedicadas (esas sí, no como ellos) a administrar sus prerrogativas.

A lo mejor no logran mucho, pero de seguro van a encontrar a algún tesorero sonso al que le sobren unos fierros y los quiera compartir.

Esos con el peor de los principios, han tenido un final en igualdad de condiciones.

Uno tras otro

Hay quien los quiere ver como acciones espectaculares de una administración dedicada a saciar el instinto vengativo de quien la encabeza.

Un día se levantó y se dijo a sí mismo: mi manchis, neta no hemos hecho mucho… bueno la verdad siempre anduvimos de medio acelerador para abajo… okey, okey, si hicimos hartas cosas, pero todas ellas con un poco de mala leche.

Así que nos hace falta sacudirnos esa modorra de final adelantado, pescar a dos o tres peces gordos y meterlos al tambo.

Ojalá no ocurra como desde el inicio, que todo se venga abajo porque los brillantes asesores jurídicos no dan una, y como dice Francisco Román, de Zacatelco… sus tiras a pepenar a los delincuentes y, en la Procu, a soltarlos más rápido de lo que les platico.

Hoy, tienen a la sombra a un presunto defraudador que tenía buen puesto en Secoduvi… lo denunció una particular a quien le birló una considerable cantidad –creo que 173 mil pesos- y luego hizo gala de aquello que reza así: músico pagado toca mal son.

Pero ese señor, comparado con los roedores de este tamaño, dentro y fuera del gabinete, es como un tente en pie servido en la tremenda mesa con el super banquete de los maloras.

¿Qué tal si acaban la Plaza Bicentenario, y de todos modos entamban a quienes tengan cola que les pisen?

Esto decantó en el juego del gato y el ratón, pero un avance notorio, nomás no.

Fíjense, el sexenio de las obras pequeñas y las venganzas mayúsculas, que al final del numerito habrá acabado con el dinero para hospitales, escuelas, caminos, buenos servicios, ah pero eso sí, cómo la gozaron los tinterillos, chicos o grandes, ganando lo que en su vida habían imaginado. Por cierto, se incluyen jueces.