Aunque hoy a su responsable de la política interna no le desconfía como a los anteriores, la estabilidad se haya sostenida por estacas.

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Hay quienes insisten en ver desdibujada la actuación del actual secretario de Gobierno, Ernesto Ordóñez Carrera. Tal vez si el papel de sus antecesores no se hubiese basado en una rara mezcla de subestimación y fuego amigo, sería posible evaluar el nivel de efectividad del encargado de la política interna del estado.

De los tres que lo antecedieron, dos fueron incapaces de impedir al ejecutivo verlos como potenciales competidores suyos. Y les hizo la vida imposible, comenzando por afectarles su presupuesto, dado a cuentagotas, como nadie lo podría imaginar en Palacio.

Con su crueldad habitual, a Mariano le satisfizo que esos dos reventasen ante el tremendo bache que les significó la Segob. Es curioso, pero con el paso del tiempo, ambos se hallan en el ánimo electoral. La contra campaña de González Zarur, los hizo fuertes.

Así que la desconfianza del hacendado no era fortuita, porque hoy queriendo o no, los habrá de priorizar en la oferta de su partido para contender en la elección de 2015.

Con Miguel Moctezuma, la relación era diferente.

Fue cumplir con el compromiso de colocar en un sitio estratégico a un integrante de esa vieja guardia priísta, fiel al protocolo aunque perniciosamente desfasada.

Y don Migue pasó sin pena ni gloria, pero hizo un robusto aporte a la descomposición política y social que hoy, el ex alcalde de Apetatitlán, Ernesto Ordóñez, tiene frente a sí.

Se le hizo bolas el barniz –o acaso fue ajeno en absoluto- con la iniciativa de Reforma Electoral, que hoy divide opiniones entre los integrantes de la fracción parlamentaria tricolor en el Congreso. Marco Mena y uno o dos más, se echaron al hombro vender entre sus homólogos lo conveniente que será respaldar la propuesta panalista que suma dieciocho meses a la actual legislatura.

Bueno, Ordóñez sigue concentrado en sus reflexiones respecto al bullying y las sencillas pero efectivas –según él- soluciones para erradicar ese fenómeno de las escuelas… hay que aguantar vara y no blandirse a los primeros sobrenombres… a el le pusieron varias docenas de apodos, Napoleón es su preferido, según lo comentó en corto con la prensa.

Por tanto, su inventor no lo considera una amenaza. Y al contrario, pasa por alto su muy acotada inteligencia que, en la práctica en el área más sensible del gobierno, lo hace vulnerable.

Dejar solo al diputado Mena con el paquete de sumar dieciocho meses a la gestión de los legisladores es su otra asignatura pendiente. Ha de ser porque tampoco ve mal la oposición de los propios tricolores a alterar la duración propuesta para los nuevos alcaldes, porque colapsa los proyectos políticos de esa masa privilegiada.

Estamos ante un secretario de gobierno a quien le ha tocado activar la macana estatal para aporrear a viejos pensionados, para seguir con la pasividad oficial ante crímenes cada vez más sangrientos, pero eso sí, con una sumisión sobrecogedora.

Mariano, en la etapa en que su poder debería ser omnímodo, se ha limitado a una servidumbre fiel, pero sin la robustez operativa necesaria, insensible y generalmente muy básica, como no lo deben ser los responsables de la política interna de un estado tan complejo como el nuestro.

Evaluar a Ordóñez, como en su momento lo hizo con Ávalos, Rodríguez y Moctezuma, es medir su propia obra del ente que enferma si no brilla en todos los ámbitos.

Y se dedica a escudriñar expedientes –lo que debería ser exclusivo de Ordóñez- a mantener su constante presión sobre el represor del sexenio, presto a macanear a quien le ordenen, a dictar las instrucciones de una procuración por consigna… y a lamentar la división de sus diputados priístas porque, curioso verdad, los agobia la posibilidad de estirar su gestión.

No, pues es que ya tenían calculados gastos y movimientos para llegar a las alcaldías cuyos titulares, canijos, también están en proceso de sumar el año y medio a sus gestiones.

Este es el sistema de inteligencia y análisis a toda su capacidad.

De eso depende Mariano.

Tal vez por eso su nivel de aceptación hoy no llega ni a reprobado.