Ayer fue el hijo del dueño de Grúas Díaz, pero en Tlaxco es desde el alcalde hasta los tenderos, y en Zacatelco, y Acuamanala y Apizaco, de extremo a extremo de la entidad.


Desde diciembre de 2008 e-consulta dio cuenta de la presencia del crimen organizado con un evento considerado por especialistas como el inicio de una serie de actos intimidatorios en contra de la población.

A manera de rúbrica de aquél acto de aparición de criminales fuera de lo común, fue destruido en Zacatelco, el ventanal de un consultorio médico. ¿Cómo?, mediante un disparo de bazuca.

A nueve meses de distancia y, en el otro extremo de la entidad, en Tlaxco, el Ejército Mexicano ha tenido que desplegar acciones de inteligencia y retenes de seguridad.

Y es aquí, donde según el alcalde Manuel Sosa Salinas, el crimen organizado comenzó a vender protección. Decenas de familias padecen la extorsión. Ha habido casos de violencia no denunciados por temor. Pero, comenzó el “acopio voluntario de cuotas por protección”.

La práctica, común en plazas como Veracruz y el Estado de México, consiste en una primera llamada telefónica al padre de familia o comerciante, generalmente próspero, quien recibe la primera amenaza.

Si no accede, entonces hay robo, hay destrucción y, ante todo intimidación.

El propio alcalde de Tlaxco es un caso de extorsión en este parámetro, y tiene que disponer de vigilantes particulares para resguardar su aparatosa casa, localizada en la carretera a Chignahuapan, muy cerca de la desviación a Acopinalco.

Pero ayer miércoles, en Yauhquehmecan, Faustino Díaz, hijo del propietario de Grúas Díaz, fue plagiado, tras una intensa campaña de llamadas de extorsión, según pudimos enterarnos.

En dos camionetas robadas llegó un comando a las cercanías de dicha empresa, dedicada al traslado, almacenamiento y rescate de vehículos. Con lujo de violencia se lo llevaron. Y en su escape, asesinaron a un policía municipal que los encontró de frente, cuando circulaban por la carretera a Muñoz.

Entonces inició un gran operativo, producto del cual varios de los plagiarios fueron detenidos y el joven empresario, rescatado con vida.

Quedó de manifiesto que las amenazas telefónicas que dan marco a la brutal presencia de presuntos integrantes de los zetas, ha sido una constante desde diciembre de 2008, como en su momento reportamos, pese a las resistencias de varios a quienes se les hacía peliculesco hablar de bazucas.

Ayer vimos que no solo ese tipo de armamento acompaña a estos supuestos ex militares agrupados como los zetas. También portan granadas (con una de ellas hirieron a un agente ministerial) y cuernos de chivo y las armas necesarias como para intimidar a los mismos cuerpos de seguridad.

Aunque en Tlaxcala ocupamos los últimos lugares en generación de riqueza, no dejamos de ser una plaza apetecible para estos maleantes.

Somos gente buena, con una discreta economía.

Pues eso es el mercado de los zetas. Familias, comerciantes, empresarios, a quienes puedan hacer visitas cada mes.

Y qué pasa si hay resistencia.

Ya lo vio usted. No se tientan el corazón para agraviar a las personas. Y conocen la manera de tocar las fibras más íntimas con su proceder.

Plagiar a un hijo es lo más doloroso que le pueden hacer a una familia.

Y ante este escenario de inseguridad, alienta la rapidez con la que se coordinaron agentes municipales, estatales y ministeriales.

Usted y nosotros sabemos que han detectado casas de seguridad en Apizaco, en Acuitlapilco; que las bodegas de mercancía robada no dejan de operar, aunque a veces se nos informa de grandes e inteligentes operativos.

Pero el día de hoy, lo que le puedo decir es que la mejor defensa es la discreción. Nunca estará a salvo una familia ostentosa.

Así que si usted no lo puede evitar, no tarde en contratar y diseñar estrategias de seguridad que lo mantengan a buen resguardo.

Se acabó la calma provinciana. Los paseos por lugares solitarios. Las residencias llenas de lujo que operaban sin la tremenda seguridad a la que hoy deben recurrir en caso de que no quieran formar parte de las estadísticas de la PGR.