Su credibilidad y convocatoria están más que mermadas; tiene que recurrir al extremo de reuniones frecuentes para hacer recuento de sus errores, sus deslealtades y latrocinios.

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Algunos siguen empeñados en ver el manchivaso medio vacío. Y parece no ser correcto. Al menos así es expuesto en reuniones como la del gabinete, legal y ampliado, donde el ciudadano mandamás ha convocado a todos a redoblar esfuerzos pues, instalados en la etapa de la consolidación, ya tienen la mira puesta en la antesala del año de hidalgo.

Sobra decir que algunos –usted ya los conoce- iniciaron ese año hace tiempo, y comenzaron a despacharse con la cuchara grande. Lo adelantado de la acción ha de tener una relación muy cercana a la creencia de que esto puede acabar antes de lo previsto.

Al grado que ya se supo de una reunión entre el Presidente y la doña Paredes –muy de manteles largos en la embajada tricolor en Rio- para analizar con la seriedad que el caso amerita lo que ha de hacerse con la necesaria precipitación anticipada pues ni el partido, ni la entidad están dispuestos a seguir soportando la vara, constante en estos tres últimos años, que no nos han llevado, digamos a los niveles esperados.

Fue una arenga, dicen, que siempre buscó sobreponerse al enemigo; ¿cuál? Pues el propio sistema de desconfianzas e ineficiencias, y de aprovechar los corajes del líder, pues he ahí la oportunidad de hacer fortuna. Aquellos duchos, mañosos y de sangre fría, han aprovechado esos lapsos, lo mismo para hacer fuertes sus empresas comercializadoras, constructoras, consultoras y, anexas, que para poner cara de preocupación, aunque nada más se la pasen buscando la oportunidad de picar los ojos de algún descuidado o ingenuo, para que lo regañen o para que lo metan al bote.

No hay una línea discursiva, ni siquiera una agenda respetada al pie de la letra. Cada quién sobrevive como mejor puede. Medra si está en sus manos. Traiciona como fundamento de sus actos, pero eso sí, generalmente lo hará con una cuenta bancaria más gorda que antes y un menaje material sobradito, verdad, para tener con qué presumir a la hora de las fiestas.

Por las mismas en el Congreso

Al grupo de perredistas tricolores les han llovido golpes. Uno de los más sonados es el desconocimiento de la presidencia, arrebatada grotescamente mediante la operación del ente electoral oculto, llamado Marco Antonio Mena Rodríguez, el coordinador priísta de tan nula estrategia que, a su partido y a su jefe, son a los primeros que perjudica.

Llamémosle el arte de la equivocación, billetote de por medio. Nos reportan que esa operación devino en un pozo sin fondo cuya efectividad es tan relativa que existen serias dudas respecto a los contactos encargados de llevar los sobres, lo mismo que de los encargados de hacer las transferencias. Acaso un duende ratero se introdujo la banca en el palacio.

Es la disposición sobrada de recursos, al grito de ¡viva el PRI!, y la sinrazón de sus representantes, en tanto extensiones de caos interno de quien los comanda, y lleva a los niveles riesgosos de la falta de credibilidad, algunos, y la mayoría, de plano metidos en la peor pachanga de su corta carrera política.

Como lo decíamos líneas arriba, los tricolores no están solos. Disponen de una recua dispuesta a todo con tal de ver el crecimiento de sus cuentas bancarias.

Momentos de crisis como este, son inigualables oportunidades para dejar de ser los mismos pobres, rolleros y románticos izquiedosos.

Ante el descrédito ganado a pulso. Ante las demandas llevadas a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) como el nombramiento de Chon Calyecac en la Permanente, requerían un poco de piedad. Y su jefe circunstancial se las dio. Los acogió en sus dominios y los conminó a no bajar la guardia, como quien dice a seguir con la destrucción de lo que en mejores condiciones sería una oposición seria y consistente.

¿Qué sentirán Tomás Orea y Chon Calyecac, cuando sus electores –gente de Izquierda convencida de dar un voto razonado- les reclama por haber vendido la causa?

¿Vergüenza? Pues se la aguantan. La riqueza que da el momento es lo mejor que les puede pasar.

Total, los que llegaron gracias a las generosas ecuaciones tras toda elección, pues esos y su conciencia, verdad.