No había precedente de un legislador con semejentes niveles de rastrerismo, impidiendo la comparecencia del responsable de la desaparición de 11 mil toneladas de fertilizante

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¿A quién no le gustaría tener un esclavo como el chipileño del gabinete posee al diputado Flor?

Es una vergüenza el argumento del priísta Florentino Domínguez, para defender a Jonatán Bretón Galeazzi: “me parece que es un exceso la petición. El secretario no tiene qué ver en este asunto, sobre todo porque no todo lo que se haga en esa dependencia estatal es responsabilidad de él”.

Existen crecientes sospechas de que el feminicidio de una agente de la policía se daría en el contexto de este bodrio. Al funcionario detenido y después liberado no le ha sido posible explicar el destino de casi 23 millones de pesos, y 11 mil y tantas toneladas de urea fueron a parar a las manos de… ¿quién?

Y pese a tratarse de recursos federales para apoyar al agro, Florentino Domínguez, tiene el valor de colocarse como tapete a los pies del güero, virtual candidato de su partido a diputado por el distrito de Huamantla, dice la muy molesta militancia priísta.

¿En qué país vivimos, si un ex líder magisterial –hoy legislador- se asume guarura de la corte y acepta labrar su nombre en la piedra que ha de inmortalizar su abyección?

Ni es asunto exclusivo del PAN, ni tenemos porqué preguntarnos por el silencio chicho del PRD. Es obligación del titular del ejecutivo ordenar a su mozo la aclaración puntual de los hechos constitutivos de cárcel, pero no para los funcionarios de quinta que así como entran… salen; ¡no!, sino para esos monstruosos fenómenos que se hacen llamar políticos en este que, ojalá sea la antesala de su descenso a donde deben estar.

Y por supuesto que urge la intervención de la PGR, en la dinámica de los delegados que según el mandamás, ¿para qué están en Tlaxcala, cobrando por una labor que ya otros realizan?
Somos testigos de cómo el grupo empoderado se auto mutiló, pensando que nadie lo vería.

Su talento único lo llevó a boletinar la detención de Misael, y a los pocos días, la conciencia y el pánico, lo obligaron a pagar la fianza de cuatro mil y tantos pesos para liberar al objeto ese, que no persona –al menos en su muy particular percepción.

Si han sido capaces de evidenciarse en la misma mesa donde comparten vinagre y hogaza, ¿qué ocurrirá en la intimidad de sus perversidades, donde se atribuyen el derecho a decidir por la vida de los demás?

La autonomía, en versión de Fernández

Respetada por una comunidad de profesionistas –a pesar de sus personalísimos arrebatos- una de las más añosas reporteras, de Notimex ella, se ha animado, erigida en toda una académica a debatir sobre la autonomía universitaria, sumándose al marianismo aquél de su semántica, que desprecia una vil palabra… como aquella de: concurrentemente.

Da su versión. Se hace escuchar, aunque sea con su florida expresión, pero esta académica algo tenía que hacer para llamar la atención y mejorar los bonos de lo que algunos llaman fábrica de desempleados.

Y creo que no ha sido un desacierto institucional responder a sus insistentes párrafos.

Enhorabuena a la señora Susana Fernández, apoyada en hombres y mujeres que han conseguido logros, pero por ellos mismos. Aunque para una persona dé lo mismo ir arriba que en el portaequipaje.

Descortesía institucional

Hace unos días, en un ambiente más que frío pese a las temperaturas de primavera, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) se entregó a sí misma el último puente de la carretera a Calpulalpan.

Nadie, ni los acostumbrados agentes de gobernación, acompañaron a los representantes del Gobierno de la República.

Como la línea hoy es, apoyar pura obra chiquita (guarniciones y manchigrecas) pues este tipo de construcciones salen de los parámetros que en cambio procuran los grandes titulares a importantes inversiones, ¡de seis millones de pesos! , en las remozadas y lindas escalinatas.

Es decir, labores propias de un presidente de comunidad y a veces de un alcalde, han sido elevadas a la ene potencia en esquemas que a lo mejor gastan lo mismo en viáticos, vuelos de helicóptero y comidas propias de una ceremonia de ese tamaño, que el valor real de lo inaugurado.