Se trata de los dos personajes con mejor posicionamiento cercano al orticismo pero, paradójicamente paralelo a este; se parecen, se coordinan, pero no son lo mismo.


Tal vez los dos personajes más destacados en la época del orticismo son paralelos a este, y al mismo tiempo tan cercanos que, ni el mismo gobernador es capaz de operar para opacarlos.

Se trata de la esposa de este, Guadalupe Lozano Tovar, actual presidenta honoraria del DIF estatal, y del rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) Serafín Ortiz Ortiz.

En esta época de definiciones políticas, crece la versión de que Lozano Tovar habría tomado la decisión de buscar la candidatura panista a la alcaldía de Apizaco.

Mientras, el rector Ortiz Ortiz, sería considerado como la carta fuerte, también del PAN, a la presidencia municipal de Tlaxcala.

Los dos viven momentos de intensidad en sus respectivos terrenos.

La popularidad de “Lupita”, alcanzó niveles interesantes. Su injerencia en procesos pasados le dio manga ancha en municipios importantes. Y por otro lado, incondicionales de ella figuran entre trascendentes cambios de última hora en dependencias clave para conseguir, sin sobresaltos, resultados positivos en los proyectos que llevan ahora nombres de relevancia.

Además de la cuestión conyugal en un marco maduro, de respaldo, de inquebrantable lealtad, hacia el gobernador, Lozano Tovar cuenta también con recursos propios en el terreno de la política que, suman un capital político a los anteriores atributos. Se habla de 26 mil votos.

Nada despreciables.

Con esos se gana una elección como la de Apizaco.

Así que personajes con el ojo puesto en esa parcela han de saber a quien tendrían como adversaria. Su desafío se torna interesante.

Me llama la atención el papel de Arturo Rojas Díaz, actual subprocurador.

Sobre todo por el parentesco político con Lozano, pero por la declarada intención de gobernar el municipio, hoy en manos del frívolo locuaz y enamorado Alex Ortiz Zamora.

Y no deja de llamarme la atención que Orlando Santacruz pudiera dejar su posición fuera de serie en el Congreso para tratar de conquistar al municipio apizaquense.

Claro, cada quien es dueño de sus actos. Nada más hay que verlos al otro día de las elecciones.

Por cuanto a la probable candidatura del doctor Serafín Ortiz Ortiz, es sano separar los apellidos en tanto entes políticos con brillo propio. Nadie escoge como llamarse, pero en el caso del mandamás en la UAT, sería ocioso atribuir su liderazgo a la intervención de su hermano, el gobernador.

Es un académico que vive una de las etapas fundamentales en su desempeño.

Pierde el tiempo quien le reste solidez a la cabeza de la estructura de la UAT, al día de hoy con niveles insuperables por cuanto a logros alcanzados y, sobre todo, en la conquista de más territorios para aplicar el conocimiento al ejercicio de gobierno.

Hace unos días me decía el ex rector Juan Méndez Vázquez que, el orticismo podría caer en la tentación de convertirse en un cacicazgo de académicos. Según su interpretación, es el origen popular del gobierno orticista una tercera opción a las derechas y a las izquierdas, agotadas según se ha visto en los dos últimos cambios de gobierno.

Con Serafín Ortiz Ortiz , la injerencia de los académicos en el ejercicio del poder demostrará si los conceptos como planeación y principios, superan a la improvisación y al resentimiento como fundamentos que estimulan la actuación de otros en este proceso que ya calienta el ambiente, a diez meses y un día para ir a las urnas.