Los diputados locales tienen la obligación de exigir cuentas al ejecutivo y llegar al fondo de este espinoso asunto, cuyo millonario saldo enlutó a la familia de una mujer policía.

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Y como dice la seño Adri, no vaya a ser una venganza interna lo de la detención de Misael Palafox, a quien hoy le están cargando la mano con lo de la desaparición de cantidades impensadas de fertilizante… tantas como para hacer una vaquita de 22 millones de pesos.

La senadora panista reclamó al Congreso local su tibieza al aprobar la cuenta pública donde iba implícita esta chuecura, que además tiene pendiente el brutal asesinato de una mujer policía.

El escándalo no es menor porque muestra el nivel de podredumbre en el mismo corazón de este sistema, obligado por sus propias acciones a sacrificar –según podemos ver- a una de sus propias cartas para tapar a otros que, nada más falta verlos haciendo campaña y buscando fuero, con lo cual habrían conseguido la burla completa al pueblo entero de Tlaxcala.

Son evocaciones del destino de Andrés Granier, en Tabasco. Sus excesos, el gasto diario de decenas de miles de pesos nada más para alimentar a su pobrecita familia, sus vuelos y demás abusos, son hoy tristes recuerdos ante el secuestro de sus familiares, despojo del botín y problemas sin fin con Hacienda y con otras dependencias del Gobierno de la República.

Están más enredados que un estropajo natural… familia-poder-abusos y la creencia que nadie se da cuenta de sus tropelías.

Como dice la legisladora albiazul, es tiempo de obligar al ejecutivo a retomar el protocolo en la entrega de su informe de gobierno y, yo creo que de exigir al Legislativo la dignidad con la que por Ley tienen que actuar, lo mismo en la revisión de cuentas, que en la exigencia del cumplimiento de la Constitución.

Chepina al ataque

Imagino que no se ha dado cuenta de su desgastada imagen, pero la directora del Colegio de Bachilleres de Tlaxcala, y ex dirigente de su partido, el PRI, ha echado la carne al asador para correr suerte en el tercer distrito electoral federal, por cierto un bastión en manos de la Izquierda.

Pero eso, qué importa si de lo que se trata en de poner en marcha la maquinaria, un poco desvencijada, sin aceite pero eso sí, muy ruidosa –aunque poco eficiente.

A doña Chepina le hace falta pasar varios filtros, sobre todo hoy que se ha decidido a desafiar, sacando la cabeza, a la aplastante voluntad marianista que suele hacer añicos a todo aquél o aquella, atrevido capaz de desafiar la ley del silencio y sumisión, mediante los cuales, según su manchimanual, ha de funcionar el doble efecto buscado: tenerlos a todos apanicados, y además, tenerlos postrados a sus pies.

Saldrá caro pintar la alcaldía

Llegó al Congreso una queja de este tamaño, pues los constructores del Ayuntamiento de Tlaxcala parecen haberla regado bastante serio…

Resulta que la seño Lucrecia Lilia Márquez Tetlacuilo, firmó contrato con la comuna que comanda el panista Adolfo Escobar Jardínez, para echar una mano de gato a todo el edificio de la alcaldía, lo cual me parece de lo más legítimo, sobre todo porque las mujeres empresarias tienen todo el derecho a recibir el apoyo de las autoridades.

Ahora, de no ser la esposa del subdirector de Obras del Ayuntamiento, todo estaría en orden.

Digamos, es un errorcillo ahí sin importancia que, mal visto puede resultar en un acto de nepotismo, penado por la Constitución y motivo suficiente para jalar la oreja a los responsables de esta pretendida tranza.

Cuauhtemoc, el gordito, está de moda

¿Recuerda usted el escalofriante caso del PRI capitalino y su regordete líder, reclutador de chicas para hacer su harem personal?

Nada ajeno a Tlaxcala el señorón… hay la evidencia, y se la presentamos, de la capacitación a las juventudes tricolores a cargo de dicha superioridad (sí porque es de un peso superior), por cierto acompañado por Noé Rodríguez Roldán, hoy uno de los más abiertos adversarios del marianismo, tras haber sido tratado como trapo de resistir.

El CEN ha removido a ese sujeto, que lo avergüenza y lo envilece. Algo tendrá que hacer nuestro novel dirigente del PRI en Tlaxcala, Ricardito García Portilla. Digo, hasta es de mal gusto no pintar su raya de tan despreciables personajes.

Conste que está a tiempo, porque ya ve que luego las malas gentes andan haciendo circular fotos o truqueadas o amañadas, sugiriendo algún tipo de relación entre el gordo ese guarro ex dirigente capitalino del PRI y otras gentes locales, también en el candelero.