Según el flamante secretario de Gobierno, Ernesto Ordóñez, la Segob está hecha un lío… pus cómo no si quienes realmente la mangonearon se dedicaban a jalar agua a su molino.

e1281

Tres años demoró el alto mando en decidirse a poner orden en su feudo de poder. Para mí que en esto, mucho tiene que ver la cuestión paternal como mecanismo permisivo de los excesos y errores… el que no tiene y llega a tener, loco se quiere volver.

Pero la solución apenas comienza. Es cierto, el aspecto de la gobernabilidad puede reflejar que la conciencia mariana hizo a un lado, por lo menos unos minutos, la soberbia esa: “nadie por encima de mí”, y con esta decisión, al menos sacó de la jugada a Portilla-Temoltzin-Mendoza (y por lo tanto al muchacho) y las aguas comenzaron a calmarse.

Una lectura rápida nos llevaría a concluir que fueron esos tres los responsables de los truenes electorales. Que su inmadurez o irresponsabilidad –el orden de estos factores es irrelevante- llenaron de nubes aquél sueño mariano del estadismo.

Mas su falta de carácter (no de temperamento) acabó por demostrarle que el liderazgo se vale de muchas más virtudes y no solo los arrebatos y los golpes en las mesas.

Bueno, ha comenzado por el lado de la gobernanza.

¿Qué tal si ahora mete freno a la corrupción?

Hay decenas de casos, comercializadores, constructores, comisionistas, que ni siquiera lo reportan al alto mando. Esa es la versión más insistente dentro y fuera de Palacio.

Dueño ya de la inteligencia –al menos la recuperaron mediante el factor sorpresa- el marianismo depende hoy del grupo USET-Segob, a los que llamamos jurásicos radicales, de cuyas cabezas de grupo se puede afirmar lo siguiente sin temor a equivocarse: su lealtad por González es inalterable.

Ello no ocurrió con aquellos tres de los que de manera vertiginosa pasan de moda.

Si quien toma las decisiones no se blande va a llegar hasta las últimas consecuencias.

De poco sirve esa mayoría legislativa a modo, incapaz por ejemplo de sancionar con el despido al funcionario golpeador de diputados, Orlando May, si el fondo sigue siendo el mismo caos del que panistas advenedizos, priístas por conveniencia o viles mercenarios panzas aventureras, son quienes parten el pastel.

Bueno, lo correcto sería decir que son los que se aprovechan de la visión corta e irreponsable de un junior a quien su contexto instintivo lo ha de anotar con letras no de oro en los anales de Tlaxcala.

De ese tamaño es ahora el reto de los nuevos invitados  a la mesa. Pero si aquél que ocupa la cabecera persiste en dar actividades ajenas a sus horas de poder, si no quita el dedo del renglón que lo deprime si no pisa la alfombra roja del jet-set mientras los ratones hacen fiesta, poco podrán hacer sus subordinados recién elevados de rango.

Hay que frenar a esas constructoras de generación espontánea y adjudicaciones houdinescas. Hay que superar las informaciones mochas de orticistas hoy marianistas que por tapar sus ineficiencias como los gatos lo hacen con sus heces, son capaces de alentar el gran pleito con tal que sus porquerías no sean desenterradas.

Y a propósito de las comisiones por adquisición de medicamentos, hoy es tiempo de transparentar esas acciones, porque el tiempo que resta al sexenio es vital para catapultar a los protagonistas del momento o para hundirlos como uno más de los intentos marianos por encontrar un poco de oxígeno.

La naturaleza humana, verdad… el enemigo (o los enemigos) siempre estuvieron en casa y hasta que corrió tanta agua, hasta que hubo un poco de calma en el frenético y atropellado desempeño, es como al mero mero, le cayó el veinte.

Ojalá todavía pueda hacer algo.