Rinde hoy una especie de informe ciudadano al cual se espera un movimiento tal, que ya nadie va a dudar que se trata de la última jugada para ganar aunque sea algo en la elección federal de 2015.

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Eso sí, para nada que el mero mero de Palacio haya regateado el amor de padre. Todo lo hizo para levantar la carrera del más travieso de la familia, y a pesar de la inmadurez de este y de su falta de concentración, jamás podrá reclamar que con el tiempo tuvo que ceder su lugar a la parte delicada y linda de la familia.

¿La meta? 2015.

¿Las posibilidades?

Muy complicadas.

Verán ustedes. Si antes el infante tuvo a su servicio a los mayordomos -sobre todo a uno, llamado subsecretario técnico- hoy, la estructura ha cambiado.

Es que lo perdió todo. Y aunque no lo dicen en voz alta, Chon ya no lo quiso por allá, y hubo de regresar en situación bien desventajosa, como quien dice humillado y aceptando que sus pócimas , pues a lo mejor son efectivas allá por el estado de las autodefensas. Pero no aquí.

Pero ya ven que Mario Armando es necio. Y la verdad no sé porqué le siguen dando chance. El asunto es que, muy cambiado, el equipo que en su momento cooperó con el más travieso de la familia para hacer del partido lo que hoy es, está ahora muy comprometido, pero con la niña Mariana.

Y hay que ver los cambios.

¿Se acuerda que el pupilo de Orihuela trajo en su veliz a una tal senadora Jeny (no Rivera)?

Con el tiempo creció.

Y al decir creció me refiero a todo… el busto, la pompa, no, no, hoy está irreconocible.

Pero más porque se afianzó a la mencionada subsecretaría técnica, sin proponérselo dejó fuera a Mario Armando y hasta se dio el lujo de limar una que otra aspereza con el secre de gobierno, Miguel Moctezuma Domínguez, a quien le causa alergia todo lo que huela a Michoacán.

Encantadora la Jenny (pregunto, para qué son la cirugías) te lleva a un entorno como de Lin May, pero con muchísima chamba en materia de inteligencia.

Y sus números son muy alegres en cuanto se refiere a un nombre: Marianita.

No es casualidad. le han metido miles y miles en publicidad, y en placearla como tratando de despojarla de esa apariencia un poquito teutona -ni modo que niegue sus orígenes- y aprovechando, claro, el gusto que ya le agarró a la grilla.

Porque al principio no cooperaba. Su pa casi la tuvo que obligar a dejar su chamba en el Poder Judicial para traerla a la aldea. Pero como todo, con el tiempo le fue tomando gusto a esto de hacer el propósito de descifrar los códigos del tejido social. Y ahí la ves, el plena campaña para las elecciones de 2015.

La chamba de la senadora (je) Jenny y sus guajiros no tiene discusión. Si acaso de lo que se han olvidado es: promover un concepto y no un rostro.

Se le ve re guapa dejándose querer por la raza.

Pero más convendría tener las esperanzas en una mujer con grandes ideas, aunque no fuese con el gran aparato de difusión personal del que dispone.

Estamos ante una nueva versión de culto personal. No frente a la lideresa que hace falta para tomarnos de la mano y colocarnos en mejor situación.

Si a uno lo hizo consejero nacional careciendo del mínimo mérito, a la otra le aguarda la lucha más dura e incierta tratando de ganarle un lugar en la Cámara de Diputados.

Eso es amor de papá… del bueno. Pero esto es política. No el árbol de navidad y los regalitos.

No solo fraude, sino riesgo

El cheque de hule girado por el ex alcalde de Tlaxcala, Pedro Pérez Lira, para pagar al constructor del asta bandera atrasito de la Virgen, destapó lo que podría ser una colaca.

Hay la creciente sospecha de que carece de la firmeza y fijeza.

Nada más se puede caer.

Así que el panista Adolfo Escobar Jardínez, anda sin tregua escudriñando en las cochinadas de su antecesor.

Esperamos que sea un compromiso y nos salga al rato conque se trataba de un mal entendido.

Si Pedro cometió fraude con el asta -y creo que no es el único- que responda ante la ley.

Ya estamos cansados de escándalos como el de la Capam.

Por cierto, el fin de semana se vio muy platicones en el Teatro Xicohtencatl al gobernador Mariano González Zarur y al alcalde Adolfo Escobar.

Nada más se alcanzó a escuchar del mandatario estatal algo así: «aunque eres panista no eres mi enemigo».