Debería el diputado federal recordar la dolorosa derrota de 2004 y alejarse de la improvisación, pero lo está haciendo; confió su imagen a su vástago y a un joven de apellido Culebro.


Platicaba hace unos días con el ex presidente del PRI, Víctor Estrada Guevara. Muy seguro me dijo que el fuerte en su partido es Mariano González Zarur, el político que en 2004 se quedó a unos pasos de la gubernatura.

Pero Mariano, le expuse, llamó traicionera a Beatriz Paredes. Y para esta mujer, las afrentas son tema demasiado serio. Hasta ahora no he sabido que el todavía diputado federal haya limado asperezas con la ex gobernadora.

A Víctor, como a un porcentaje cada vez más elevado de priístas lo invade el entusiasmo al referirse a las intenciones políticas de Mariano, pero no se explica cómo podrá superar el obstáculo que él mismo labró.

Aquí, debemos ser muy claros respecto a la decisión del tricolor. Según se ve, Beatriz seguirá al frente del partido y, es tal su decisión por dar la batalla al PAN en los diez estados que elegirán gobernador que, seguramente será ella la primera en olvidar los desplantes del divo, el añoso divo obsesionado con ser gobernador, siempre y cuando resulte un candidato competitivo.

Ya veremos el método de elección y la competencia que le signifique Lorena Cuellar Cisneros, la alcaldesa de la capital con presencia en los sesenta municipios bajo la premisa de impulsarse en lo personal y no como necesariamente como priísta. Es decir, le interesa posicionarse en el ánimo de la gente mas no depender de una designación en el tricolor.

Así que, cuando los promotores de González Zarur, utilizan el, “ya todo está arreglado… es Mariano”, cometen una grave falta en tiempos que miden las virtudes de los aspirantes, de la dirigencia hacia el actuar de aquellos y, de los potenciales votantes al comportamiento de sus líderes.

Resulta que una fuga de información del cuartel general marianista apunta a un grupo de egresados del ITAM como los encargados de diseñar la imagen del prospecto de candidato a gobernador. Estos fueron contactados por Mariano González Aguirre, su compañero de generación en la prepa, quien, dueño de las confianzas de su señor padre no ha dudado en apostar por acciones bien vistas por las nuevas generaciones.

Con ello, acertó a modificar la táctica excluyente original del activismo por Mariano, apoyado por la vieja guardia de ex colaboradores de Emilio Sánchez Piedras, puro elemento de sesenta o más, sabedores que Mariano es su último tren.

Los jóvenes itamitas encontraron que sembrar la creencia de que es un hecho la candidatura de Mariano, en primer lugar les daría ventaja sobre su contraparte tricolor y, al mismo tiempo sentaría las bases para el compromiso constitucional del cuatro de julio, si su jefe resulta ungido candidato.

Además, detectaron que estrechos colaboradores del gobernador Héctor Ortiz, buscan un cambio y estarían dispuestos a desconocer su orticismo, incluso a cambiarlo por el marianismo necesario para seguir en puestos clave, aunque tengan que cambiar de chaqueta.

Y esto no le va a gustar a Ortiz, abierto hasta ahora a los planteamientos de su otrora crítico Mariano, a quien a través de los contactos indicados lo mismo le prestaron espacios para colocar sus anuncios espectaculares que, palomearon intervenciones suyas en programas radiofónicos, obligadamente amigos.

Es claro que al confiar a su hijo el aspecto ideológico y táctico de su precampaña, el diputado federal González Zarur, deposita en manos inexpertas las acciones que le habrán de representar éxito o fracaso en sus intenciones de convertirse en gobernador.

¿Por qué no paga a un despacho reconocido, con genios capaces de labrarle la mejor imagen posible?

Nadie duda de la capacidad de Mariano junior, pero la competencia electoral no entiende de afectos familiares, cuando lo que se necesita son conocimientos y experiencia.

El legislador debería tomar en cuenta la dolorosa derrota de 2004. Lo que hace es improvisar, los itamitas (el principal de los cuales se apellida Culebro) lo toman como una interesante práctica con miras a robustecer su currículum pero, al día de hoy carecen de rotundos triunfos.

Nadie podrá negar que en tanto aprendices, estos profesionistas forman parte de una suerte de jugar a perder, incluso con la mira de aliarse a determinada aspirante a candidata panista para conformar algo así como el equipo de los derrotados, a los cuales les asiste el derecho de direccionar su capital político hacia causas distintas a las inscritas en la agenda del orticismo.