Fue tanta la metralla mariana en contra de su enemigo natural, el orticismo, que a la vez lo dotó de reflectores para un proceso nada simple: la sucesión adelantada.

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Esta segunda mitad del sexenio no va a ser miel sobre hojuelas  para el Ejecutivo. Ha sido tanto su encono en contra de sus enemigos naturales, los Ortiz que, a punto de quedar puesto el nuevo escenario no advierto tregua en ninguno de los grupos.

¿Por qué la llegada del ex rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) al Congreso del Estado genera semejante expectación?

Primero porque aun careciendo de un cargo de elección popular a nivel federal, el de Ortiz es uno de los nombres que más suenan en el proceso de sucesión. La metralla marianista, sin tregua desde el principio de su gestión se encargó da dar reflectores gratuitos a ese grupo.

Pero el ex gobernador se engalló. Y muy sentado en pleno Portal Grande, no desaprovechó oportunidad para hacer escarnio de las también frecuentes pifias legales del marianismo.

Entonces el odio mariano se volvió una obsesión.

Y eso no es barato. Sobre todo al ir perdiendo la calidad moral, que era la gran divisa al iniciar su gobierno: «ni parientes, ni amigos»…

Pues sí hubo parientes. También amigos, y la caja de cristal, más bien fue de palo. Ello afectó la concentración inicial cuyo propósito era ver a Ortiz tras las rejas.

El arribo de Serafín Ortiz a la nueva legislatura anticipa alianzas, y a diferencia de múltiples casos, no llega con el hambre que por ejemplo enseñó Rebequita, y Silvestre, y Tulio, y un vendedor de coches que, ¿usted sabe por qué es diputado?

No es el único caso.

José Gilberto Temoltzin Martínez, muy probable líder de los panistas es otro caso de cero negociación  y razones de sobra para reclamar las maniobras -de todo tipo- para impedir su llegada a la nueva asamblea.

Se trata de un empresario frío y no dispuesto a la tregua, con un expediente nada envidiable, pero con ganas de hacer algo, con los recursos y con la experiencia.

En la Izquierda hay varios nombres: Eréndira, fuerte y decidida, Santiago Sesín, con un liderazgo indiscutible y el consejo de su padre, Salvador, un hueso duro de roer.

Ánimas porque esta nueva conformación opte por un contrapeso inteligente y no por un simple enfrentamiento, tan estéril como la actual relación entre poderes.

Vienen fuertes los golpes. Nadie da tregua.

No esta en juego algo menor. Se trata de la pelea adelantada de los destinos del estado.

Por eso va a estar emocionante.

Ya lo veremos.