Ofensas a particulares como las ha proferido el raro alcalde del municipio tlaxcalteca reflejan el nulo respeto ciudadano con el cual debería conducirse.

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A semanas de dejar la alcaldía de Tlaxcala, Pedro Pérez Lira, padece una delicada incontinencia verbal. Parece expresarse por instinto, y no advierte las consecuencias de sus aventuradas alocuciones.

Defiende la errática obra ejecutada en la Prolongación Morelos; con evidentes fallas en el sistema de drenaje. Desentiende razones y mejor opta por hundirse con ejemplos de mala factura, como la desatinada mofa a las víctimas de las inundaciones particularmente en la Costa Grande: «los de Guerrero tendrían que decir, vamos a denunciar al presidente de la República».

Y todo por no reconocer que actúa bajo una dinámica afín a satisfacer sus tiempos personales. Ha optado por soterrarse en alguna de las oficinas del bello palacio municipal, y hacerla ahí de Napoleón de petatiux, acaso planeando con su simpática vocera el próximo éxito en medios… digo, si el chiste es causar polémica, pues la comunicadora -que se dice con un pie en la administración de Tony Gali- cumple al cien por ciento su labor.

Algunos dirían, esto es un distractor, pues lo de fondo son las cuentas públicas por la calle de la amargura. Tomar recursos de aquí para tapar el hueco de allá; sablear el presupuesto para completar compensaciones… esto es una alcaldía deficiente con un titular, hasta eso, con muchas ganas de llamar la atención, como apostándole a un brillo que en los hechos es demasiado pardo.

¿Por ser la autoridad municipal en una capital se tiene el derecho de hacer bromas escatológicas a costa de particulares? Veamos estos dos párrafos de la nota de Roberto Nava: «(el alcalde) Pérez Lira comentó que lo que sucedió con la empresa funeraria fue una consecuencia de la falta de mantenimiento al drenaje particular que estaba tapado.

«Hay que darle mantenimiento al drenaje de nuestra casa. Tan sólo los WC se tapan, si comieron mucho y amarró fuerte, pues se tapan», soltó.

Eso, nada más lo puede hacer el presidente municipal priísta de Tlaxcala. No siente el mínimo rubor. Así es él.

La cuentas públicas, los cambios súbitos

Se trata del último jalón del año que, diputados como Silvestre Velázquez, aprovechan para.. ¿quedar bien con sus amigos alcaldes, o para sacar algún beneficio por su intervención?

Lo cierto es que toda clase de excesos en las comunas están permitidas donde representantes populares de la talla de Velázquez se baten en tremendos agarrones hasta conseguir resultados positivos.

¿Entonces para qué cuenta el estado con organismos como el OFS? Se supone que su actuar busca la transparencia y tiene la facultad de hurgar entre las madrigueras de los munícipes hasta encontrar la parte en descomposición.

Mas los ciudadanos hemos de asumirnos en pasivos entes, atesguando los negocios de otoño realizados entre influyentes y corruptos, los dos medidos con la misma vara y motivo de la más profunda vergüenza a causa del papel desempeñado por autoridades que suponen no ser observadas a detalle por aquellos a quienes nos subestiman.