Su eventual ratificación significa ser inamovibles, invulnerables, ¿impunes? instrumentos en el Poder Judicial para defender una causa muy particular.

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Además de las denuncias que enfrentan los polémicos magistrados que buscan su invulnerabilidad siendo ratificados, brilla en forma grotesca el papel del diputado Héctor Martínez García, conteniendo la información hasta donde le ha sido posible.

Su conducta motivó el inicio de un juicio de procedencia en el cual, según se advierte, no va a haber tregua, pues tanto Fernando Bernal Salazar como Pedro Molina Flores, juegan un papel fundamental para los interses de su superior, dispuesto a aprovechar incondicionalidad de estos dos, aunque para ello contribuya con hacerlos inamovibles.

Es de las últimas maldades de ese pseudo corporativo tricolor, dispuesto a ofertar su misma alma si a cambio recibe el pago fácil, del cual la mayoría de las veces ni siquiera advierten en su dimensión real, sumidos en la inopia, endulzada con bonos y presentes.

No se asombre al ver en breve movimientos inusitados en el ámbito penal, motivados ellos por la búsqueda del mecanismo más adecuado para conseguir la ratificación.

De las inundaciones, de las estupideces…

Que mane agua negra a la casa no se desea a nadie. Pero que esa pestilencia brote a causa de las necedades de un alcalde marcado por el valemadrismo y la maldad, es indigno.

Indigno es el comportamiento de Pedro Pérez Lira, de prisa a desentender que por actitudes como esta, desencadena la negligencia, y ocasione desgracias.

El agua negra ha invadido el negocio de uno de los vecinos maltratados por la policía municipal, cuando intentó oponerse a la destrucción de aquél empedrado y su entraña. Pero el alcalde necio lo subestimó y, montado en el efímero poder que detenta un cualquiera, vio mejor el atropello que reconocer su error.

Ahí los tiene, vecinos del Centro Histórico de Tlaxcala aprendiendo a odiar a un servidor público de muy bajo perfil.

Impunidad feriera

Los negocios al amparo de soy familiar de tiaxca caminan gracias a la siguiente máxima: «¿algún problema?»

En cada feria de Tlaxcala, el patronato destina un recurso para facilitar las charreadas y las escaramuzas. Sin embargo en esta ocasión sedicentes familiares del mero mero optaron por hacer negocio… hay que llamarle de algún modo.

Reportes de buena fuente nos dicen que un tal Ricardo Méndez -del patronato- encargó el lienzo charro a Claudio Rugarcía, hermano de Mauricio, quienes presumen ser parientes de la superioridad

Fue entonces que Claudio se entrevistó con los representantes de las asociaciones charras y les dijo que cada participante del torneo debería pagar una inscripción de siete mil pesos, con la advertencia de que sería el patronato quien concentraría las ganancias de la venta de los diferentes productos que se comercializan en esas actividades.

Los charros, molestos por el cobro, presentaron su queja al Patronato de la Feria y se enteraron que ellos no habían solicitado los siete mil pesos de inscripción, por lo cual dedujeron que el tal Claudio quería una mochada del negocio que representa la feria para los bendecidos por el poder.

Sobra decir que las personas que organizan las escaramuzas también han recibido trabas para llevar a cabo su presentación.

No cabe duda, hace unos años muchos se quejaban que una familia hacia negocios en la feria. Todo sigue igual, sólo que hoy los beneficiados son otra familia con descendencia de hacendados.