Al alcalde de Tlaxcala, Pedro Pérez Lira, nada más le faltaba maltratar a quienes lo llevaron al triunfo… poco le importa cómo acaba su escandalosa y corta carrera política.

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Nada más faltaba que el alcalde de Tlaxcala, Pedro Pérez Lira, utilizara la violencia con los vecinos del Centro Histório de la capital, porque consideraron impropia la destrucción del empedrado en la Prolongación Morelos.

Sin medir consecuencias, vecinas y vecinos fueron maltratados por una policía municipal predispuesta a imponer la fuerza de un alcalde tambaleante.

Se trata de uno de los responsables de que el PRI, su partido, haya perdido la capital en las elecciones del dos de julio. Conforme se acerca el fin de su administración, su conducta es lo que menos le interesa y los escándalos lo siguen agobiando.

Personal de su oficina filtró la indignación de parientes suyos porque una amiguita, de muchos afectos ha logrado conseguir uno de los mejores salarios… tan bueno que supera al de la hermana, dijeron informantes nuestros, asombrados por la conducta relajada de quien en diciembre entregará el mando al panista Adolfo Escobar Jardínez.

Oposición a levantar el empedrado

Es tan pronunciada la pendiente en esta parte de la calle Morelos que, para ayudar a la tracción de vehículos hace años las autoridades decidieron utilizar piedra de río en lugar de asfalto u otro material.

Ello fue irrelevante para el área de obra pública de la comuna tlaxcalteca, a la cual le interesaba invertir algo así como dos millones de pesos en esta, uno de los últimos adoquinamientos del trienio.

¿Acaso no es doblemente improductivo sustituir piedra de río por empedrado?, ¿Habrá reparado la administración de Pérez en el riesgo que significa un piso liso en semejante pendiente?

Debería tomar en cuenta que por ese camino, cientos de automovilistas disponen de una de las escasas vías de acceso al Centro Histórico, que es parte de la ruta del turibus y que estéticamente nos remontaba a aquellos años de más costumbres  y menos autos.

Tres meses que lo obligan a contar los días, como no ocurría en las administraciones tricolores de la capital tlaxcalteca, que en su momento le dieron esa calidad de ciudad limpia, ordenada, rica en jardines y con las fachadas de colores bellos y uniformes.

Solo faltaba perder la cabeza y maltratar a los vecinos, la conciencia de la ciudad, aquellos a quienes a diario el alcalde tiene que saludar porque cada tres años permiten a un nuevo inquilino irrumpir en el solaz de una zona con identidad propia.

Seriedad con los útiles escolares

Me pregunto el el color verde de las chamarritas, «regaladas» el año anterior a niños y niñas de primaria, algo tendrían que ver con la elección de julio. Supongo que sí, nada más que funcionó en forma contraria a lo esperado por quien tuvo la iniciativa de dar gato por liebre, o sea, chamarras verdes (un poco feítas) por los esperados compases, libretas, lápices y mochilas (esos tenían que darse por ley).

Pero alguien tenía que hacer negocio, y quién mejor que el hermano pobre, malito para el bisne, y como le ocurre a uno que otra miembro de la familia, con una economía debilísima, no le aunque la vida de rey que se da el carnal.

Los diputados ya anunciaron que estarán avispas para no permitir a Tonchis volver a meter la nariz en esto del apoyo a los escolares.

Ojalá, porque ya son tres años… la administración ya debió madurar pues es en estos momentos cuando deberían acariciarse las obras que quedarán como el sello de  un marianismo al cual el infortunio ha dado puntual compañía, lo mismo para andar peleando con todos los que pueda que para mostrar a quien lo dude, el vigoroso poder de quien debería usarlo para mejores propósitos.

Mala para el metate…

Qué puntual la actuación de cierta consejera del Instituto Electoral de Tlaxcala (IET) para sancionar a la oposición por alguna razón, aparatosa o no, pero con posibilidades de hacerla cansada.

Cómo no hicieron lo mismo para impedir el cochinero en Apizaco.

No es por ser insidiosos, verdad, pero la misma consejera de la que hablamos tiene así de sucias las manos con esto que les platico.