Entre hacendados el lenguaje es muy parecido, más si son primos, como Alfonso y Mariano. *El triunfo de Ortega en Apizaco, sostenido por alfileres.

Caricatura Manuel Cavazos Lerma, PRI, Delegado CEN, Burla, Apizaco, Tlaxcala Online

¿Qué mueve al ex senador Alfonso Sánchez Anaya para sugerir diálogo a su pariente el gobernador Mariano González Zarur? Es claro que quiere aprovechar el rechazo de la Izquierda tlaxcalteca a la senadora Lorena Cuéllar Cisneros.

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No duda en condenar el exceso de partidos contendiendo, como tampoco en trasladarnos a sus tiempos, cuando a su versión de Izquierda  la aderezó con decenas de organizaciones sociales, todas marcadas por un agraciado activismo que mes a mes recibía en pequeñas porciones el equivalente a las prerrogativas de los partidos políticos.

El chiste era obligar a esos lidercillos izquierdosos a adorar su mesianismo. Y todo le funcionó de maravilla.

Alfonso sabe que estos casi tres años que faltan a González, no los podrá transitar solo. Como se trata de la gran decepción del priísmo nacional, el mandatario requerirá nuevamente los favores de la Izquierda… sólo así, pagando caro ese apoyo podrá concluir, casi de hinojos, y en el mejor de los casos, tirar la toalla, al fin que le da lo mismo estar aquí o en México, según lo dijo en corto a periodistas en la sobremesa del desayuno en Casa de Gobierno.

Los dos grandes grupos

Víctima de su propio temperamento, Mariano inicia más que debilitado la segunda mitad de su gestión. Tiene ante sí a orticistas y beatricistas decididos a dificultarle estos años restantes.

No serán los cañonazos de dinero tan efectivos como en la legislatura que llega a su fin. Se aproxima una disputa de curules para lograr la mayoría absoluta en los temas graves.

Y con liderazgos como los del ex rector de la UAT, Serafín Ortiz (PAC), y del empresario José Gilberto Temoltzin (PAN), la convocatoria se equilibra.

Por eso es tan importante la interlocución de Sánchez Anaya. Su influencia sobre los nuevos legisladores, Eréndira Jiménez y Santiago Sesín, es vital para Mariano.

Apizaco para el PRI, pende de alfileres

Parece que a Rafael Ortega no lo hace feliz la debilidad de su triunfo. Siete votos a su favor es todo lo que pudieron lograr con una presunta maniobra mapacheril de alta escuela, según las denuncias de los panistas.

Tan cerrados como están los resultados habría que esperar la deliberación de la instancia superior, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) porque aquí las instituciones, para desgracia de todos cayeron en una estrepitosa devaluación.

La ausencia

Ortega Blancas no recibió personalmente la constancia de alcalde electo. Lo hizo el representante del PRI ante el Instituto Electoral de Tlaxcala (IET), Leonel Ramírez Zamora. Una declaración más bien timorata a El Sol de Tlaxcala, sostiene respecto a la inminente judicialización del proceso:  «es un tema que escapa a nuestras manos, pero defenderemos nuestros triunfos».

Hoy lunes cambió el discurso del torero-alcalde electo: “atrás quedó el tiempo de campaña con la elección histórica realizada por los hombres y mujeres apizaquenses”.

Y vino el primer intento por superar el trago amargo de la confrontación en un IET actuando como extensión de los intereses de quien tiene obsesión por esta plaza: “ahora es momento de que en congruencia trabajemos parejo por la transformación de Apizaco y no desunamos con mentiras a nuestra gente”.

Cavazos, provocador

La visión reparadora de Ortega contrasta con la necesidad de reflectores de otros personajes de su partido.

Fiel a ese raro estilo que no abona a la frágil estabilidad del estado, el senador Manuel Cavazos Lerma, delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, opinó que a los panistas, «les asiste todo su derecho a patalear».

No es colocarlo como un ser odioso para los panistas, pero hoy lunes a eso de las cinco de la tarde, cuando se dé la primera concentración de albiazules en el Parque de Apizaco, quemarán como si fuera un judas a la imagen del tamaulipeco.

La guerra de nervios

El matador de toros es un ejemplo de triunfo merced al esfuerzo. Pero en los ruedos, donde por cierto la vida no es fácil. La política no es como cortar rabos. A él le ha tocado dar la cara; para ser más claros, lo están utilizando. Al no asistir al IET a recibir la constancia el diestro, queriendo o no, envió un mensaje al sistema este tricolor, asido a su muy deteriorada imagen. Algo así como, «no estoy dispuesto a un desgaste más si no hay una real garantía y no siete miserables votos».

Hasta ahí llegaron

Ha quedado claro que la colusión de funcionarios, operadores, miembros del IET y autoridades, hasta ahí llegaron: siete votos, a costa de una inversión  millonaria porque, no me diga que fue gratuita la supuesta operación suburban, la distracción del tráiler, todo este montaje que, en mejores condiciones no habría dejado al lidiador tlaxcalteca en un estado de semejante desventaja.

Siete votos, es todo lo que pudieron conseguir. Si el TEPJF lo revoca, como dice Leonel Ramírez, eso escapa a sus manos.

Hoy más que al día siguiente de la contienda, la causa priísta se da cuenta que ha mostrado todas sus cartas.

Creo que al triunfador Ortega -en los toros- lo castiga la incertidumbre tras haber aceptado un patrocinio tan perverso.