A falta de liderazgos y propuestas, daña causas y exhibe regresión la existencia de panfletos… * La historia del nuevo affaire, escandaloso pero muy propio de los personajes del poder…

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Es un enamorado incorregible. Un apasionado de la vida y, acaso con nueva ilusión en el ocaso y puesta la mira en el acoso en quien ha de frecuentarlo cada fin, aun con el aire napolitano, mas con la constancia de quien se deja desear, consciente de sus atributos, exaltados aquí entre nos tras algunas visitas al cirujano.

Ah… se respira amor y hasta los viajes a teutonia se concluyen con escala en la bota, donde aguarda la dueña, al menos por ahora de los minutos de miel, no le aunque la demanda que los propios hacen de él en un tiempo tan, pero tan crucial…

Pero cupido no tiene hora. Y el muy osado ensartó hasta con dolo a esos corazones solitarios, víctimas de la frialdad con que el poder suele tratar a quienes lo ejercen, aunque para ser claros, uno de los dos conserva el recuerdo de haber cimbrado a la patria, mientras el otro, pues no cimbra ni el colado de concreto de su jacalote al que nadie entra, porque el riesgo de ser cogido (por un astado) es tan latente… pero resulta que el cemento abunda y, no nada más en este colado sino, hasta en las comunidades para cambiarlo por voluntades.

Sea la felicidad de estos dos. Porque al menos uno de ellos andaba insufrible. Sea que con estos nuevos sentimientos, los corazoncitos que le brotan como miel al rey de chocolate, derramen sobre la entidad así de buena vibra, y ya nos dejemos, de una vez por todas, de esas divisiones, a las que por cierto en su visita a Tlaxcala condenó el presidente nacional del PRI, Cesar Camacho Quiróz.

En Yauhquehmecan y en Apizaco se le vio mesurado, pero no tanto como en Zacatelco.

Como que transpiraba derrota. Como que tuvo que acomodarse para dar a Mariano varios apelativos… heterodoxo… de claroscuros… pasional. Bueno, lo último ni quien lo dude… y lo de heterodoxo habría que someterlo al pequeño Larouse para ver que en una intensa búsqueda, resulta desigual, distinto, como quien dice, de otro corral.

Eso, en el corporativismo de Peña Nieto, pues no es que sea excluyente, pero cómo no ha de sentirse cuando la diferencia se marca con semejante claridez.

Camacho no fue el mismo en otras plazas, donde se le vio arengando a las huestes tricolores para dar la batalla…como en Puebla, donde el agüerismo y su pequeña ventaja sobre Toni Gali, hicieron al ex gobernador mexiquense lanzar uno de los discursos más intensos.

Aquí, en cambio, hubo que entender, el estado priísta no vive el mejor momento. Al contrario. Si son varias las causas de estar boca abajo, también lo son otras que nos llevan a pensar en un estrepitoso descalabro, refiriéndonos a las palabras de Camacho, claro, en sentido contrario. Porque él desecha la posiblidad del carro completo, y lo que podría ser la conservación de así, así de poquitas esperanzas, para no dar al traste con la efímera hegemonía tricolor en Tlaxcala, devino en el penoso reconocimiento de la heterodoxia mariana, en tanto razón de fondo para que aquí, todo se vaya al diablo.

Guerra sucia

Nos ubicamos en tobogán de regresión. Más o menos a las campañas de los setenta, cuando causaban estragos los panfletos hechos con las negras intenciones de perjudicar a algún candidato.

Hoy así pasa en Chiautempan, por ejemplo, donde hacer escarnio mediante esas bajas estrategias tiene el éxito que merecen plazas donde, lo lamentamos, el chisme, vulgar y sucio, supera a las jornadas de peitición legítima del voto.

Es lamentable que tal ocurra en un estado que se precia de ser puntero en alternancia, pero a falta de liderazgos y propuestas serias, entra la diatriba, la descalificación, el panfleto, para ser claros.