El gobernador de Tlaxcala debería darse cuenta que su anunciada presencia con los candidatos de su partido, lejos de beneficiarlos los va a hundir.

Todo quedó atrás. De un plumazo se ocultaron los despidos masivos y los consecuentes ahorros que muchos quisiéramos ver; esta inseguridad que además nos sumó al baño nacional de sangre. Y así, de repente nos hemos de olvidar de nuestra parálisis en Tepactepec y cómo las familias lastimadas quedaron a su suerte -de no ser por la valiosa ayuda procurada por La Mitra, el caos sería total-, casi por decreto debemos despojarnos del resentimiento que causan los negocios familiares, cuando la oferta inicial iba en otro rumbo.

Como todo quedó atrás -no para todos- hoy es tiempo de hacer campaña: «¿qué quieren… soy noticia»?

¡Valga la arrogancia de esta autoridad! Está seguro que su imagen y su obra copan los encabezados de los medios.

En cierto modo tiene razón.

Es noticia. Pésima. Una vil burla a desempleados, pensionados… damnificados de un sistema en monólogo permanente desde su arranque. Hay decrecimiento económico, salvo el difundido tras acuerdos con inescrupulosos pseudo empresarios para dar un rostro artificial al empobrecido tejido social en su peor momento.

Este podría ser un escenario más cercano a la realidad. Pero ello de poco sirve al entusiasta y simpático coordinador de los esfuerzos, quien ha dejado atrás el pasado y se procura vivir al día… un día a la vez persuadiéndose del portento que es.

A sus más cercanos los inquieta. Si han visto la decencia del mandatario michoacano, Fausto Vallejo para dejar temporalmente el poder y entregarse al médico para atender su mermada salud, ¿por qué en Tlaxcala no ocurre lo mismo si la incongruencia entre lo realizado y lo cacareado, nos habla de un ente fuera de la realidad, acaso afectado por un cruel e irreversible mal crónico degenerativo que se manifiesta haciendo mofa a la inteligencia tlaxcalteca.

Tan lo saben los prospectos a candidatos que ruegan por no ser incluidos en una bitácora finsemanista del proselitismo a la inversa de Midas… «si no quieres ayudarme con dinero, está bien. Si me vendiste la candidatura, aguanto vara. pero aléjate de mí porque lejos de ayudarme, tu presencia me hunde».

Hay que ver su iris de sarcasmo… «¿que quieren?… soy noticia». Vaya frase. No a cualquiera se le ocurre, y es que su ambigüedad es temeraria. ¿Positiva o negativa?… eso depende de quién la pronuncie. Hace falta ser igual de aventurero y lunático para darle entrada.

De todos modos, preparémonos.

El tráfico clandestino de explosivos

Las autoridades detuvieron a una persona que transportaba 30 cubetas de explosivos, mechas y otros implementos. Al interrogarlo, lo mismo refirió que ese material tendría como destino convertirse en pirotécnia, que usarse para pulverizar material pétreo, ya que se dijo dueño de una mina.

De nombre José Roberto Durán Vázquez, este sujeto abrió la polémica respecto al destino de decenas de familias dedicadas a confeccionar fuegos pirotécnicos. No hay de otra que tener buena fe, cuando habla de su mina de piedra, a la cual también dedicaría parte de la pólvora incautada.

El caso es que por cualquier lugar van y vienen. sin precaución alguna kilos y kilos de explosivos, cuya detonación accidental -el 15 de marzo es el ejemplo más reciente en Tepactepec- son sinónimo de muerte. Y hasta la Iglesia Católica inició claras acciones para refrenar riesgos innecesarios en sus fiestas patronales.

Pero, ¿cómo detectar cargas explosivas?

He ahí la necesidad de los retenes militares. Buscan drogas, armas y, ¡explosivos!

Dejemos que los nuevos diputados se instalen. Que los chapulines acaben de contar los fajos de billetes para sus campañas políticas, pero que no pase más tiempo sin que el Congreso analice con seriedad qué va a pasar con esas familias dedicadas a la pirotécnia. Requieren una atención sobresaliente:

1.- Capacitación. Ya lo decía el detenido con las 19 cubetas de pólvora, «este material lo dedico a la confección artesanal, improvisada y empírica de cohetes, cohetones y otros productos». ¡Empírica, improvisada! En el manejo de los explosivos estas acciones no se pueden dar. Matan gente.

2.- Gestión. Autoridades de los tres niveles deben dar un estrecho seguimiento al traslado, almacenamiento y procesamiento de explosivos. Contar con bitácoras precisas, vehículos apropiados y personal experto, portando claro la correspondiente licencia. De lo contrario, cargas como esta tienen que ser incautadas.

3.- Seguridad. Entendido que ningún movimiento de explosivos puede darse al margen de las autoridades, por supuesto que los precios de estos productos tienen que incrementarse, hacer digna y segura la actividad del cohetero y procurarle un seguro de vida porque se lo habrá ganado. Atrás quedará esa actividad riesgosa y en cambio tendremos la oportunidad de apreciar la estética de su trabajo.

4.- Control. La autoridad debe inhibir las vendimias de brujas, palomas y demás explosivos al alcance de cualquiera, incluso niños, que fiesta tras fiesta se instalan en lugares públicos. Su prohibición es inminente. Un niño con los bolsillos llenos de estos productos, es candidato a graves quemaduras, ceguera, amputaciones y la muerte.

Nuestro estado debe ser pionero en esta reglamentación. Muchas vidas se sacrificaron y otras tantas padecen las secuelas de la etapa caótica en el uso de explosivos.