¿Qué obscuro fondo se oculta en este espantoso asesinato, cuyo esclarecimiento debe ser prioridad de las autoridades?

El gobierno estatal va a indemnizar a los deudos de la oficial de policía, asesinada brutalmente al cumplir con su turno, ¡desarmada! en la caseta de vigilancia del ex rancho La Aguanaja, donde manos furtivas sustrajeron un vehículo y, trascendió, dos viejas computadoras con información aparentemente delicada.

¿Qué delicados datos contenían esas computadoras, que derivaron en la privación de la vida de una vigilante sí, pero también madre de familia, y vecina del rumbo, donde crecen indignación y miedo?

¿Acaso se trata de datos, de los cuales tenían que deshacerse ante la probable o, inminente llegada de personal de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), donde detectaron, entre otras cosas movimientos inusitados de fertilizante?

¿Aclarar este infame feminicidio, será prioridad de las autoridades encargadas de procurar justicia y de buscar la transparencia, congruentes con el discurso que, en ambos capítulos dibuja a un estado vanguardista y sin razones para ningún tipo de ocultamiento?

¿A quién tratan de proteger que, no les importó destruir la vida de una familia y sumar una muerte más a una cadena que medios como Proceso tienen detalladamente contabilizados?

Quien o quienes hayan sido los autores materiales e intelectuales de la presunta sustracción que se complicó con la muerte de la vigilante que debe haberles opuesto resistencia, deben estar seguros que sus días en la calle están contados, porque seguramente el esclarecimiento de este caso es, desde el mismo momento de su perpetración, tema de alta prioridad para toda la estructura gubernamental, comenzando por la procuradora, Alicia Fragoso Sánchez y el secretario de seguridad pública, Orlando May Zaragoza Ayala.

Nuestro más sentido pésame a los deudos de la oficial María de Jesús Reyes Sánchez. Hacemos votos porque en homenaje a su memoria, los responsables de tan vergonzoso acto reciban todo el peso de la ley.

Enhorabuena a la disposición cultural de los diputados

Con un bello montaje presentaron en el patio del Palacio Legislativo el Popol Vuh, «el Libro de la Comunidad», cuya sabiduría expuesta a través de leyendas y enseñanzas, seguramente impregnarán los muros de la Casa del Pueblo de Tlaxcala.

Ojalá legisladores y legisladoras guarden para el bien de la entidad, la inagotable fuente de sabiduría y buen juicio, expuestos en el Popol Vuh, y los inunde la vergüenza al dejar botada la responsabilidad adquirida mediante el voto popular o por la gracia de las matemáticas electorales.

Qué dificil ha de ser desempeñar tan honroso cargo sin estar pensando en las próximas formas de roer el presupuesto, sino entregarse de tiempo completo al altísimo papel de contrapeso de los poderes Ejecutivo y Judicial, así como a la puntual acción de corroborar el buen destino de los dineros públicos, entre tantas facultades otorgadas por los ciudadanos.

Mazatecochco, ¿justicia propia mano?

Es complejo el tema, mas reclama de la autoridad una concentración plena y de los ciudadanos la disposición e elevar su nivel como personas. Uno de los presuntos delincuentes capturados y linchados en Mazatecochco murió, debido a la terrible golpiza propinada por ese concepto desviado de pueblo, en el momento crítico de la arenga tumultuaria a descargar en semejantes, la ira incontenible mezclando el placer de la dominación con el de exhibir su salvajismo ante chicos y grandes de su comunidad.

Instantes de múltiples mensajes:

-«no te metas conmigo porque mira como me pongo cuando me enojo»
-«conoce mi lado incontrolable, mi rostro de asesino, ¿verdad que es impresionante?»
-«maldita pobreza, que las autoridades sepan que en cualquier momento son incontenible»

Ahora, la procuraduría tiene que dar con los responsables. Pero, ese polvorín colectivo está activado. Y seguramente lo tomarán como causa para confrontar la aplicación del Estado de Derecho.

Pues es en esos instantes en que priva el descontrol cuando la inteligencia del Estado debe intervenir. Pienso que los distraen temas como el electoral y no se desempeñan como es su deber.

Entre una autoridad ágil, con el don de la ubicuidad y con el buen juicio como constante, y aquella con la cual debemos conformarnos hay un trecho creciente.

Es sosa y timorata. Contestataria, no previsora. Y con la violencia genera más violencia.

Así funciona la inteligencia que parte de la oficina de Miguel Moctezuma, pasa por la de Mario Armando Mendoza, y cuenta con un amplio aparato técnico y humano. Se deben actualizar; es evidente su torpeza. O deben hacerse a un lado porque los intereses que representan chocan con los intereses del estado.

Pérez Lira, en la mira de las redes

Me llama la atención la estrepitosa ruta devaluatoria del alcalde Pedro Pérez Lira, a quien esa especie de liviandad política le origina el alejamiento de la gente, como puede verse en las redes sociales, donde no solo  súbitos aspirantes lo vapulean, sino que lo hace una comunidad creciente.

El puesto de alcalde se convirtió en una moneda para arrojarla desafiante al aire, como pensando le pese a quien le pese, ese estatus, el de presidente municipal nadie se lo quita.

Bueno, si ese es su concepto. Pero, se ha puesto a pensar en que será recordado como uno de los peores alcaldes, tan osado que fue capaz de pitorrearse de su propio partido, y hasta pretender gracia cuando lo indignó la reprobación de sus cuentas públicas: «no soy burro para que me reprueben».

Pérez Lira, cae como plomo. Y parece no importarle. Algo raro hay porque ninguna autoridad con un mínimo de dignidad puede tener semejante comportamiento.

Protección Civil, reacción tardía

Tras el penoso saldo de la explosión de pirotécnia en Natívitas, las autoridades de Protección Civil, analizan la posibilidad de proponer la regulación del uso de los explosivos.

Si tardan más rompen el record Guiness.

Junto con diputados, tienen que proponer reformas inmediatas a la Ley Federal de Uso de Explosivos y Armas de Fuego, para prohibir el uso de estos productos si este se da al margen de las autoridades.

Vale decir que entidades de la República ya nos toman como ejemplo de lo que no debe ocurrir, hablando de explosiones de este tipo. Que en la Ciudad de México, la supervisión es rotunda, como también ocurre en la capital de Puebla, en Veracruz y en el Estado de México.

Aquí, estamos pensando en proponer la regulación.

Pues qué atrasados andamos. Qué insensibles somos.

Nada más que hay muchos testigos para impedir la inacción oficial que redunda en luto y tragedia.