Para empezar congelaron cuentas a su hija por más de 3 mil millones. A otro hijo lo investigan por poseer un hotel de 50 millones de dólares en Cancún.

A finales de 2012, el Gabinete de Comunicación Estratégica de Liébano Sáez, experto en temas del PRI -sobre todo por su origen colosista- concluyó en una encuesta que los gobernadores con tantos puntos en contra que ocuparon el nada envidiable lugar de los peores en el país, eran Andrés Granier Melo (todavía mandatario de Tabasco) y Mariano González Zarur, de Tlaxcala.

Pasaron los meses. Granier dejó el poder y una bomba apareció. Él y su familia gastaban a diario verdaderas fortunas, en comida, en lujos que hacían de la Quinta Grijalva una ofensa para el pueblo, mientras, los tabasqueños enfrentaban un histórico desempleo, así como las condiciones menos favorables para las inversiones pública y privada. La inseguridad se hizo presente y, esa próspera entidad del suereste de México pasó del cuerno de la abundancia a una lacerante miseria.

La semana anterior, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) inmovilizó por orden de un juez varias cuentas a la hija de Granier, de nombre Mariana, con saldos superiores a los 3 mil millones de pesos.

La Procuraduría General de la República (PGR) inició por su lado otras investigaciones tendientes a descubrir el origen de fortunas escandalosas a otros familiares de Andrés Granier. Por ejemplo, uno de sus hijos, en un tiempo record, se hizo de un hotel de 50 millones de dólares en Cancún.

¿De qué sirvió tanto dinero y tanto poder a esa familia privilegiada, y luego hundida en un mar de corrupción?

De nada.

Y el hecho de ser priístas no los ha librado de la mano inmisericorde de la administración de Enrique Peña Nieto, coordinada con el gobierno local perredista, encabezado por Arturo Núñez Jiménez, por cierto, en su momento un destacado priísta.

Según parece, nuestro mandatario local debe poner sus barbas a remojar porque, cada día que pasa crecen las condiciones que pudieran manterlo con esos indicativos del peor gobierno estatal en el país.

Es claro que el control del PRI en el país tiende a ser absoluto. Es su naturaleza. Y según lo vemos con el añoso ex mandatario tabasqueño, el sistema está determinado a sacrificarlo, como un claro mensaje enviado al resto de los gobernadores, comenzando por los tricolores. Si roban, se van a la cárcel y devuelven el botín. Esas son las entrelíneas.

Así que, las enormes sumas utilizadas como embutes a ciertos diputados incondicionales, al pago de asesores externos, a cubrir los sobresalientes equipos de seguridad personal, a sostener esa vida de reyes, a financiar vuelos en helicóptero así sea a unos cuantos kilómetros, para llegar con caché al informe del vecino Moreno Valle, a organizar el pachangón con motivo del besamanos-informe de culto personal (que por órdenes superiores fue suspendido), estos, todos esos son gastos que al paso de los días acumulan cantidades monstruosas.

Hay que sumar otras sumas estratosféricas que ocasionaron la reprobación de múltiples cuentas públicas de dependencias del Ejecutivo local (Secoduvi, Sedeco, Oficialía Mayor, Copladet, por citar algunas) y, la abierta costumbre de asignar la obra pública, encareciéndola a niveles jamás vistos.

Negocios todos que, aprovechando el poder temporal no han visto impedimento en añadir maltrato a quienes se han opuesto. Desde grupos de ancianos reprimidos cuando reclamaban la cancelación de apoyos, hasta el encarcelamiento de policías que infortunadamente conformaron un movimiento para exigir mejores condiciones laborales.

Una de las acciones que muestran la pérdida de la cautela es, la adquisición de las controvertidas chamarritas regaladas a casi trescientos mil alumnos de educación básica, en graves condiciones de opacidad y con el presunto involucramiento de un hermano en el negociazo aquél.

Una nueva política pensionaria, que pudiera no ser negativa, fue aprobada a la fuerza en medio de condiciones sólo vistas en películas de pésima factura. Y quedó de manifiesto que este gobierno no considera al diálogo dentro de su desempeño.

Poco a poco el señor González Zarur, ha ido labrando una placa en mármol que, al Gobierno Federal y su partido, les interesa desmenuzar porque, verán ustedes: es mejor aplicar un nuevo correctivo en el estado más pequeño del país, a perder el control en entidades grandes y prósperas, donde los negocios pueden hacerse pero con el concurso de bajos y altos niveles del actual poder, mas ciertos actores, como Granier y como González, no tienen invitación a la nueva pachanga, donde los avances tecnológicos, el tejido fino y las mentiras de alta escuela, son parte del salvoconducto, le decía, negado a personajes de la prehistoria política, tal como lo podemos ver en ambos entes de poder, uno vigente y el otro, con un pie en la cárcel.

Jose Luis González, ¿cambiar el rumbo del PRI?

Si me preguntasen quién fue el autor del discurso leído por el nuevo dirigente priísta, José Luis González Sarmiento, le diría que Ricardo García Portilla, el escribano secretario de Finanzas. Tiene ese estilo entre rebuscado y convencido del culto a su inventor, don Mariano.

Pero, mire que que sustituir la esencia de Democracia y Justicia Social por el desgastado e insistente, «sentido de pertenencia» es un desafío, para empezar, a la XIX Asamblea organizada recientemente por la Comisión Nacional de Ideología, en torno a la Declaración de Principios, de un partido que, ni tiene necesidad de virar de esta forma brutal y, mucho menos de poner en riesgo su raíz misma.

«La ideología del PRI es resultado de su esfuerzo por interpretar la esencia de las luchas del pueblo de México y encontrar respuesta a sus graves problemas sociales».

Así comienzan las conclusiones de la XIX Asamblea.

Más adelante, un párrafo fundamental para adentrarse en el seno del tricolor sostiene: «… la doctrina del constitucionalismo social en el mundo. La Constitución de 1917 estableció en los artículos 3°, 27 y 123 principalmente, las normas para resolver los conflictos entre capital y trabajo; entre propiedad privada y tradicionales formas colectivas de tenencia de la tierra; entre Estado y mercado, entre desarrollo nacional y participación extranjera, todo ello basado en la supremacía del Estado como depositario de la soberanía y del interés general.

No entremos en más detalles doctrinarios. No hay espacio suficiente.

¿Donde cabe el sentido de pertenencia?

En ningún lado.

Se trata de una visión momentánea de un mandatario megalómano, bajo la creencia que sus ansias pueden cambiar la historia.

Es obvio que se trata de un dislate.

Pero el nuevo dirigente tricolor en Tlaxcala, ha tenido que tomar ese discurso como carta de presentación.

¿Sabe?, ni el más desinformado militante se traga ese cambio radical de rumbo… es como querer meter en una bandeja la histórica lucha social, las causas de naturaleza popular, y un elevado contenido empresarial.

El agua y el aceite no se mezclan.

El PRI tiene entre otras proezas haber recuperado a PEMEX como el patrimonio nacional que es (claro, ahora las cosas se han vuelto complejas), pero, tiene acaso un gobernante menor, muy menor… el derecho de meter la nariz en la Declaración de Principios del partido al que por cierto, en uno de sus tantos arranques, introdujo en el siguiente razonamiento (¿?): «no tengo madre… ni compromiso con partido alguno». Lo dijo el once de mayo de 2011, ante múltiples mamás reunidas para ser festejadas.

González Sarmiento enseñó un cobre en el que ni siquiera cree. Y el intelectualoide autor de ese controvertido discurso, ha de saltar de gusto por la apantallada que medió a su jefe, pero, ¿y los priístas, qué dicen?