Ya la veo, ahogando con caipirinha la pena de no haber sido Presidenta, pero con una libertad de acción que solo los conscientes de las redes pueden comprender en toda su magnitud.

El Loco Afán de Beatriz Paredes Rangel, por realizar el sueño de su vida -convertirse en Presidenta- ha quedado hoy a considerable distancia, en tierras cariocas, donde adelantadamente una serie de notas, pagadas o inducidas, daban cuenta del beneplácito del gobierno de Dilma Rousseff, por recibir a tan agraciado personaje, algo así como bordada en oro, dado el elevado antecedente discursivo contenido en la antología, «Acaso la Palabra», o más en la intimidad en el rítmico maridaje poesía-entrevistas periodísticas, muy enfocadas en: «Con la cabeza descubierta» al culto propio del que siempre ha sido víctima la estimada paisana.

A partir de ya congelará con caipirinha los ánimos que, no crea usted quedaron tan agrestes. Ahí tiene a Pedro Joaquín (su loco afán muy personal) brillando con la luz propia de toda una vida entregada al PRI, pero quién podría negara que, también impulsado por la sinergia de la ex embajadora en La Habana, es dirigente del partidazo y hasta ex gobernadora de nuestro hoy maltrecho estado.

Seguro, el más contento con la partida de la Paredes, es don González,a quien nunca le ha de perdonar el papel de carnala mayor de la camada constituida por políticos, unos malitos y otros… peores.

Pero el presidente Enrique Peña Nieto, ha sido afable impulsor del nombramiento beatricista que seguramente ratifica el Senado y cuanto antes se halle a miles de millas al sur, mucho mejor. Al fin que con esto de la Internet y demás adelantos tecnológicos, ahora en manos de los jovenazos Javier García González (a) el conejito y Ernesto García Sarmiento (a) el gavilán, seguramente seguirá la tenebra de grupo que, al día de hoy, por un pelito y se sale con la suya… si no hubiera sido por el grupo misógino patrocinador de Peña y su más grande ficción, de nombre Chayo Robles (con todo y los ojitos de regalo…)

Hay otros, en plena renovación generacional como Antonio Velásquez Nava, que en ausencia de una de sus formadoras (ya sabe verdad, el otro es Héctor Ortiz) retorna a Tlaxcala curiosamente el día en que Bety se va. Es una coincidencia que tendría un factor parecido más, como la antítesis de la labor de inteligencia a cargo de un Mario Armando viviendo en un mundo paralelo y virtual, digo si se quiere jugar un poco con las comparaciones lo que en manos de el cachorro del orticismo fue el manejo de la misma subsecretaría, de donde hoy sale la más escasa, amañada y torcida información para Mariano.

Sí, parece que la funcionalidad de esa áreaa en las manos del hoy de vuelta aquí, contrastó con el bicho este michoacano, único responsable de la política sin rumbo del estimado don González, a quien no le llegan ni los tips, ni los análisis y mucho menos los mensajes que obligadamente deberían generarse en ese tipo de órganos, de chequera ilimitada bajo una presión permanente.

Habría que recordar los mimiquis marianistas cuando el entonces diputado local, «priísta» Velázquez Nava, junto con el chaparrito Víctor Hugo Cahuantzi, provocaban aparatosos sangrados intestinales al güerazo coordinador de ese poder, Noé Rodríguez Roldán, quien desde esos ayeres sentía ya la tiesetud de la diestra marianista porque cada acuerdo se caía, y con ellos el PRI en manos del hoy hiperpoderoso se hacía los mismos añicos que con un poco de tiempo logró de la otrora infalible locomotora.

Ahora que vino Manuel Espino, que el orticismo compró una franquicia más: Concertación Mexicana, así como para poder hacer cocteles con el local Alianza Ciudadana (PAC) y que el más poderoso del Rancho vivió severo portazo de parte de Don Peña (sí con mayúscula) vía un cabisbajo retoño, receptáculo del célebre: «hay lugar para los que trabajaron, para usted y su pá, no», pues se anticipa un proceso electoral tan, pero tan apasionado que, hasta las campañas improvisadas y erráticas como la fallida adelantada de Lorena, han de verse rebasadas por los intereses superiores dispuestos a batirse en la mami de todas las batallas.

De un lado el PRI, pero no el devaluado marianista, sino el rescatado peñista, con el antecedente edomexano de no dejar títere con cabeza en las elecciones, y del otro, el orticismo, beatricismo, sanchezanayismo, reunidos para evocar aquellas mesas en la CNC cuando había poco qué comer y mucho qué hacer. Esos mismos tiempos cuando el jovenazo hoy mandamás aquí no se aguantaba ni él con sus largas conversaciones, su frenética diestra y sus explosiones que hoy me recuerdan a un león con una caries demasiado avanzada (jeje).

Se  pone interesante, señores.

Hay que ver las apuestas, los tapados, el trabajo de Betty a distancia y también la reacción de los tempranamente avejentados marianos, de los cuales se esperaba por lo menos un desgaste menos marcado pero, ya ve, así es esto del poder cuando llega treinta años más tarde.