Como el Principito de Saint-Exupéry, la senadora Dávila comenzó a habitar en el Asteroide B-16 y la concurrencia exclusiva de una incipiente membresía.

La senadora Adriana Dávila Fernández, vive un lapso de euforia tras su, ¿triunfo? de julio con sabor a venganza. De entonces a la fecha aprovechó el paulatino desinterés del ex mecenas de su partido, Héctor Ortiz Ortiz, cuyo pacto de fondo para portar la camiseta albiazul se agota en la misma proporción que el presidente Felipe Calderón, regala galletitas y escucha golondrinas porque su sexenio concluye este viernes último de noviembre.

Adriana se apropió del PAN, humilló a sus compañeros adversarios de partido, Adolfo Escobar, Aurora Aguilar y hasta a Sergio González Hernández (la lista es larga) y, de la noche a la mañana se halla como el principito de Antoine de Saint-Exupéry, desentendida de pactos… opuesta al brillo de otros en un concierto de éxito electoral.

Es curioso. Dávila y el nuevo PAN echaron de la sede de Independencia (cuyo origen nunca fue aclarado) al autor del mismo. Lo conservan como un activo al cual prefirieron por encima del grupo que lo edificó. Y lo ha destinado a interminables sesiones de culto a ella, por cierto conformadas por ex delegados federales y ex funcionarios de menor rango en ese ámbito.

La legisladora organizó la venta de garash en la cochera de la casa azul y tiró a la basura lo que no regaló.

Con ello dio el golpe más espectacular a lo que llama, su carrera política.

Sin las armas ni los tamaños se codeó con los grandes gracias al patrocinio calderonista. Otro culto lo hizo de la tarabilla en que suele convertirse al expresar en puras semifusas las ideas aglutinadas en la azotea de alguien a quien el método se ha negado como la gracia para quitarse las zapatillas en eventos clave de su… carrera política.

Viene la prueba de fuego. El PAN en su expresión más pura se enfila a la elección de 2013.

Echó al caño la posibilidad de aliarse con el PRD.

Privilegia, según vemos, la exclusividad. ¿Acaso busca llevar a su partido a la virtuosa expresión de sus orígenes?

En tal caso le aguardarían años de formación para concluir en la inconveniencia del estatuto a cambio del pragamatismo calderonista, gracias al cual hoy es senadora.

Un reto a su tamaño.

Por cierto hoy miércoles, Calderón se despide de Tlaxcala. Viene a inaugurar la Zona Arqueológica de Tecoaque -aún en proceso- pero inmejorable por su cercanía a la Ciudad de México para sumarla a la cauda de éxitos como la portentosa autopista Durango-Mazatlán, el mensaje del agonizante Ejecutivo respecto a su versión de dominar, con actitud política, a los accidentes de la naturaleza por muy pétreos o profundos que estos sean.

Pero todo se acaba. Y su poder hoy es historia.

La nueva etapa orticista

Al adquirente de franquicias en condiciones de apremio, como en su momento lo hizo con el PAN, lo guía el ánimo oposicionista dejado por AMLO, para cultivarlo como un buen negocio con frutos electorales al enfrentar al líder moral priísta y gobernador de la sinrazón, Mariano González Zarur.

Si el Peje la hará cansada a Peña Nieto y el PRI en el contexto nacional, ¿por qué no emularlo en la aldea si aquí cuenta con la impopularidad de un gobernador a quien se fue de las manos meterlo a la cárcel tanto como impedir su resurgimiento a través de las múltiples enemistades labradas con el tesón, destinado exclusivamente a personajes con el grado de autoritarismo alcanzado por el señor don Mariano.

Una de las voluntades maltrechas y, por tanto susceptibles de pactar alianza es Alfonso Sánchez Anaya, nada más el detentor de la marca del Peje en Tlaxcala y buena parte del país. Maltrecho porque su primo le propinó hace poco un golpe en el trasero, echándolo de la ex hacienda San Manuel, donde despachaba bajo un contrato de comodato.

Esa expulsión parece haber liberado al ex gobernador de la carga de conciencia por guiar a su primo el gobernador a la más escandalosa derrota de su partido el PRI en la elección observada con lupa desde el centro del país, tras los extraordinarios ofrecimientos marianistas, más emocionados que efectivos.

Entonces, como ocurre con los cardúmenes de sardinas comenzaron los movimientos estratégicos para incorporar a otras manchas de esos peces, maltratados por un tirano Júpiter de petatiux y trasladados a una curiosa formación en su contra.

Marianismo y sanchezanayismo dispondrán pues, de las rebanadas grandes del pastel en el Congreso y las alcaldías. Los maltrechos priístas no lo pueden evitar. Por un lado tienen al gran enemigo en que se ha constituido el líder-amo, y por otro, la consecuente miseria en la que se encuentran pese a ser el partido en el gobierno.

De esta alianza básica veremos infinidad de combinaciones: PAC-Morena-PT, PAC-PRI-PAN, PAC-PRI, PAC-Morena, PAC-PRD-Convergencia, en fin, una gama amplia que, como verá usted, podría tener mayores posibilidades de triunfo electoral si la comparamos con don Mariano y su aislamiento, o Adriana y su asteroide B-612, o sea el pequeño mundo de El Principito, al cual ya nos referimos hace rato.

Las senadoras no se quedaron calladas

Una grabación a la que e-consulta tuvo acceso muestra cómo las senadoras Adriana Dávila y Lorena Cuéllar, discreparon con el gobernador Mariano González Zarur, en la reciente reunión temática, porque nada más se abordó el asunto de Pensiones Civiles.

En pocas palabras las legisladoras pidieron el menor daño hacia pensionados y jubilados, para otorgar su voto de confianza a la iniciativa de ley para reformar a la vigente de Pensiones Civiles de Tlaxcala.

Antes fue un hombre de desplantes, pero ante senadoras y diputados federales se convirtió en el ejemplo del fracaso: «no tenemos dinero». Y las comparaciones marianistas no se hicieron esperar: «es como en el matrimonio… tiene que haber ruptura cuando las cosas no pueden seguir».

Mire si no es preocupante que hoy, cuando Mariano tiene la mesa para hablar de compromiso social, saque a relucir sus amargas experiencias con el divorcio.

He ahí la clave, algo sólo detectable en el subconsciente marianista lo obliga a exigir el divorcio con cada capa social, los pensionados (pagarles es tirar el dinero al caño), los policías, los ancianos, los burócratas… ¿caracoles, de quién no se ha divorciado el fabuloso amo?.