Gobernador y operadores se aprestan a colocar a la mesa, vajilla y cubiertos de plata pero, ¿y la sopa y el plato fuerte?

A la esperada trapacería tricolor en la elección del nuevo Consejo General del IET -existe la sospecha que el sinodal Mecinas favorece a dos aspirantes vinculados con Mario Armando Mendoza- se suma la habitual ironía de un legislador priísta al que a veces los supera un comportamiento como de hiena, entre risueño y perverso, pero eso sí, acostumbrado a burlarse de la gente como parte de su formación. Y así aspira a ser presidente de Tlaxcala.

Héctor Martínez es un extraño híbrido. Activa su profundo beatricismo cuando hay que contrariar al gobernador Mariano González, pero lo encarna cuando hunde la puntilla en el morrillo de sus amigos panistas, como a menudo ocurre a la también especial, Caritina de la Purísima Concepción, patrona de los negocios enarbolando una agujerada bandera panista.

Enmedio de esta cumbre borrascosa paralamentaria, se fragua la conformación del renovado órgano electoral en un contexto de vil mascarada, con múltiples filtros y finos casimires, pero con la seguridad de que al final habrá de quedar según lo planeado en la mesa tricolor, bajo el auspicio de su patrocinador omnipotente, pero eso sí, con el consejo del errático e ineficiente mega consejero michoacano, un cuate que todo lo pierde sumido en encuesta pato seguramente hechas por él mismo para manipular a su patrón.

¿De qué sirve esta parafernalia en el labrado del nuevo IET si lo que falla es la fuerza del partido, a causa de campañas miserables, candidatos equivocados y una lucha en condiciones más desventajosas que si se tratara de abanderados de la oposición?

¿Para eso quieren manga ancha en el IET?

Qué frustrante ha de ser para este grupo que todo lo tiene -hablando de dinero e influencia- carecer del elemento primordial en todo proceso electoral: el triunfo.

Mientras la cúpula tricolor gasta sus horas y sus activos en el teatro para renovar al Consejo General del IET, otros preparan menudos tacos placeros, en tanto rito inicial de lo que ya es el resurgimiento del orticismo, al cual Mariano no ha podido hundir como se lo dicta el chivo en cristalería que carga como estrategia personal para dirigir sus finos movimientos en el arte de la guerra (política of cors).

Ahí tiene usted al ex rector Serafín Ortiz Ortiz, al frente de múltiples procesos conformantes de candidaturas a diputados locales y alcaldes, partiendo de la plataforma llamada Partido Alianza Ciudadana (PAC), desde el cual tienen tiempo ya de tejer alianzas, lo msimo con el Partido del Trabajo en Apizaco, con un inquieto Reyes Ruiz, que con Morena en otros tantos municipios y distritos, conscientes en estas alianzas están vigentes otros institutos como el otrora Convergencia y la expresión más activa del PRD.

Así que mediante alianzas con elevados niveles anticipados de triunfo inicia este proceso en el cual, los marianistas colocan vajillas en una mesa ya equipada con los cubiertos, pero sin la sopa ni el plato fuerte para servirlo.

Moldean un IET bajo un proceso caro, frívolo, mamón y pletórico de apariencia, cuando lo vital en toda elección: los candidatos, son donde menos tienen influencia.

He ahí el resultado de los altos niveles de aislamiento de Mario Armando Mendoza, circulando a veinte kilómetros por hora en la carretera del proceso electoral por venir, debido a la incurable soberbia que lo hace vulnerable, en las mismas proporciones que a su patrón le pasa con la ira.

Instalados en sendos pecados capitales, también en la política, estos dos podrían otorgarse un premio a las tremendas sesiones de lisonja, más en sentido de alivianar el estrés adelantado de saberse tan débiles rumbo a la elección que marca la permanencia de su causa en el poder o el rotundo fracaso (que no será sino la consecución de tantas fallas y errores imperdonables en quienes disponen de todo el dinero y todo el aparato para hacerla en grande, pero se pierden de tanto ver sus imperfecciones en el espejo).

Ahora, hay que ver a los pregoneros de quienes pierden y luego buscan culpables, sus análisis -harto interesantes- son congruentes con el midas de Palacio, cada tema que tocan lo hacen mierda. Ese es su ámbito y su compromiso. Aplausos.

Olvidaba decir. En aquél aquelarre en la sede orticista conocida como la Finca, reapareció la erguida (je) figura de Alejandro Aguilar López, decidido a dar la vida por volver a las andadas en su natal Huamantla, donde no pierda usted de vista las alianzas que vienen.

En Apizaco, le decía, el zar del WC acaba de estrenar sede petista y está que tiembla para encabezar una causa realmente opuesta al marianismo, de cuyo protagonista afirma que ninguna falta hace a los municipios. Seguramente se refiere a sus desgastadas incursiones en los cabildos, donde ni lleva cosas que valgan y nada más llega con la creencia de que su visita es bien vista por ciudadanos e integrantes de los cabildos, nada más porque es el señor gobernador.