El PRI seguiría con la conducción de un tal Arévalo, pero con un delegado del CEN que si trabaje, no como ocurrió con Enrique González…

De cada desaire marianista al PRI se nutre un expediente en manos de quienes se planeó la recomposición de ese instituto político, hasta llevarlo de nueva cuenta a Los Pinos. Es el «establishment» corregido y aumentado… depurado y llevado al extremo de un corporativo que hoy usa la imagen jovial, muy limitada, pero absolutamente disciplinada de Enrique Peña Nieto.

Tarde de sábado. Ambiente inmejorable en la mesa de costumbre del restaurante Au Pied de Cochon, en Polanco. Parte sustancial de la plana mayor del tricolor analizaba múltiples asuntos, todos de relevancia.

Bueno, no todos porque irremediablemente llegaron a hablar del caso Tlaxcala, según nos lo dijeron nuestras fuentes.

Hacía mucho que a Emilio Gamboa no se le veía tan ácido al abordar el tema de Mariano, amigo suyo del cambio radical, de celosas manifestaciones territoriales.

Carlos Rojas, cuya nómina en Tlaxcala ya se restableció -tras la ruptura de la que le dimos cuenta- intentaba una y otra vez -sin muchas ganas, eh…- despresurizar las acometidas del líder senatorial Gamboa Patrón.

Las copas de cristal cortado hacían honores al generoso servicio. Y entre sorbo y probada de foie grass de Canard et sa Brioche Toastée (o sea unos viles panes con mantequilla de pato), surgiría la idea de aprovechar la bajísima significación electoral de dicha entidad federativa (1 por ciento), pero lo aparatoso de su gobernador, como para utilizarlo para lanzar mensajes a los estados importantes, sobre el destino de los traidores al partido.

Agua, pura agua -como siempre, guardando la línea- para Beatriz Paredes.

Y las conclusiones para nuestra patria chica quedaron, según dicen, más o menos de las de acá:

1.- Consideran un hecho mantener al partido al margen de Mariano, con un tal Arévalo en la presidencia del Comité Directivo Estatal (CDE), pero acatando la línea tirada desde el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y para ser menos formales, desde alguna de las tertulias como esta, registrada en el elegante Au Pied de Cochon (o sea la patita del cochino).

2.- Viene Fidel Herrera Beltrán a sustituir al vividor, perdón, al delegado del CEN, el bueno para nada, otra vez perdón, el muy aplicado Enrique González, cuyos pésimos resultados alcanzados en la elección de julio pasado no tardan en iniciar las consabidas sanciones a otro elemento responsable del hundimiento aquí del barco presidencial y la pérdida avasallante de las senadurías y las diputaciones federales, salvo la de Guadalupe Sánchez Santiago, con el patrocinio del pejista Alfonso Sánchez Anaya.

Al negro Fidel se le guisa aparte. Es uno de los elementos radicales del tricolor, a quien poco importan los medios,siempre que el fin se cumpla. Implacable, a veces violento, pero eso sí, muy dicharachero me recuerda a su paisano Carlos Brito, en los tiempos de Antonio Álvarez Lima, cuando el PRI no tenía competencia.

3.- Me parece de lo más representativo la presencia de Beatriz en la mesa que le platico. Acaso es uno ciego para no ver que el tricolor tomará las hechuras de quien por cierto, insiste en privar de cada delegación federal al destructor de Tlaxcala -Mariano- a quien dichas extensiones del gobierno federal le parecen lesivas oficinas sin razón… vamos, una competencia incómoda a la palabra del todopoderoso que en Mariano volvió a nacer aquí.

La revolución en el PRI

Comenzó a darse con el fallido movimiento peñista, alentado por Gregorio Cervantes, al intervenir -todavía no sé a instancias de quién- en la toma de protesta de una dirigencia que resultó balín, en la persona de Jaime Montiel Coto.

Ya se veía la intención de mover la misma esencia del partido, condenado por el yugo de Mariano a seguir siendo receptáculo de las expectoraciones con bilis, producto de la venganza no sé de qué ni contra quién.

Pero en tiempos de Peña Nieto (yo diría que de Luis Videgaray) el partido se apresta a cobrar las afrentas a quien lo mantiene humillado, miserable y sin rumbo.

Mire lo que es la lealtad de la militancia que, a pesar del castigo a su partido, no cesan en su ir y venir, demandando candidaturas a alcaldías y diputaciones, ante la mirada despreciativa del amo que, equivocó tiempo y lugar (llegó demasiado tarde) para sembrar su ambiente de terror con la intención de castigar cualquier movimiento, antes o después que su empastillado ánimo lo considere pertinente.

¿Había visto usted a un líder moral del PRI con menos rumbo que Mariano?

Enemigo de la planeación y, por el contrario, partidario de la improvisación, el de Apizaco tendrá que ser removido con maniobras como esta, urdida en la fonda esa carísima de Polanco, pero eso sí, donde se come de maravilla…

No hay otra manera de asegurar para el partido un papel decoroso que librarlo de su verdugo.

De ello están muy conscientes en el centro de la República y, como dijo Emilio Gamboa en aquella convivencia, «a nuestro amigo lo espera un final caótico»…

Vamos, hasta volvió a tocar la posibilidad de dejar trunca la administración… «dice que aunque sea de director en alguna área, pero con gusto deja Tlaxcala para venirse al gabinete»…

«No, pos cómo»… y de nuevo se escuchó aquello del final caótico.