Claro que hay tela de donde cortar: Adriana, Lorena, Martha y hasta Lupíta Sánchez… es en serio, no crea que le estoy tomando el pelo…

La necesidad de pensar en nuevos proyectos es directamente proporcional a la caída libre del marianismo y sus estrategias de la sinrazón.

No hay registros de un liderazgo tan pobre y tan sometido a la autoflagelación a través del ser, y no ser: tratar como ogro al tejido social, pero blandirse vergonzosamente con los subordinados, contentos de tener a un jefe acelerado que los deja hacer de todo.

Por salud, hay que poner los ojos en personajes menos patéticos, aun proviniendo de esta suicida corriente marianista.

Por ejemplo, el secretario de Finanzas, Ricardo García Portilla, alentó la versión de ser él el palomeado por su patrón para sucederlo. Mezcló la sumisión de alguien que a su amo le otorga concesiones a veces ofensivas, con una administración pletórica de deficiencias.

La crónica palaciega nos dice que un día, hace poco, esa relación tronó, y dejó al descubierto la pésima administración (se habla de un déficit superior a los mil 700 millones de pesos) como resultado de la complacencia omnímoda al todopoderoso.

Entonces, esa figura resultó tener patas de barro. Y sencillamente se desmoronó.

Sangre nueva

Nadie podría rechazar a estas alturas el renuevo generacional, como suele llamarlo la senadora Adriana Dávila. Es precisamente ella, parte del ramillete -por cierto, rico en género- de tlaxcaltecas metidas de lleno en el adelantado, por necesidad, proceso sucesorio.

La Dávila, al frente de la Comisión contra la Trata de Personas, no ve en esa responsabilidad razones para que acabe su carrera política, según lo comentó a Lola de la Vega, al ser invitada a su espacio en TV Azteca, a hablar de esta versión actualizada de esclavitud.

Enfrentada al orticismo pero ya sin la protección presidencial, esta panista tendrá que bregar contra sus propias limitaciones para acopiar méritos dentro de una etapa en su haber, coronada por el aislamiento.

Martha Palafox

Con millas andadas en el parlamentarismo y una necesidad genética que a veces la supera, Martha Palafox Gutiérrez, ha procurado con Manuel Bartlett Díaz, lo que los hongos a la roca. No yerra la paisana porque el senador poblano (bueno en realidad nació en Tabasco) tiene oficio, y necesidad de legarlo.

Recia de carácter e incapaz de despojarse de sus formas tricolores, Martha es el híbrido que mezcla la explosividad petista con el tremendo desamor que siente por Beatriz Paredes Rangel.

Como puede usted ver, el neceser palafoxiano es amplio y lleno de incógnitas. Aprovechable para quien tenga el recurso, bienvenido a las cuentas de quienes han visto en ser de esta oposición, el gran negocio.

Ideas no le faltan. Bien haría limitando a más de un vátago suyo en pleno reparto del gabinete… ya sabe usted, con la pimienta y sello de la casa.


Guadalupe Sánchez Santiago

Hoy es ella, la diputada, y no la sombra de don Emilio. Ha de esforzarse en superar la tipludez sobre todo de ideas, y la hurañez que provocaron los pañales de seda y la idea de seguir siendo la niña linda de los años setenta.

Dice que solo con ella el PRI podría garantizar su permanencia en el poder. Debe procurar su descenso de la nube y aceptar una vida más sana, porque, ¿sabe usted?, tantos fármacos enferman a la gente.

El poder no es obra de la herencia, tendría que buscarlo, tendría que recuperar el buen juicio. Corrijo, recuperar no… obtener.

Lorena Cuéllar Cisneros

No calculaba acopiar semejante convocatoria en tan corto tiempo. Pero cuidado, porque cándida como suele ser… » a mí, mis viejitos», los mareos la pueden sorprender sobre el tabique donde ha depositado sus cacles y todo lo demás…

La cautela sería una buena compañera, y la discreción sustituiría a la tremenda soberbia de una de las familias de donde proviene.

Cuidado. La imagen de mujer crecida a las brutalidades marianistas, puede tambalearse lo mismo con sus deficientes relaciones públicas con Alfonso Sánchez Anaya, rotundo representante del pejismo en Tlaxcala y buena parte del país, que con los goles anotados en canchas -como la de la UAT- a la cual hace poquito fue una invitada especial.

Digamos que esos detalles no cuidados pueden ser incómodos compañeros de este viaje a su gran proyecto.

¿Cómo explica el no haber sido invitada a la reciente visita de Andrés Manuel, siendo su principal beneficiada en la pasada elección?

¿Cómo plantear con su característico balbuceo que la UAT apacigüe su participación en la política, si podría ser esta uno de sus principales impulsores?

Son acaso dos lorenismos, a los que nos hemos de acostumbrar en estos años por venir, pero que no dejan de ser un exquisito material de análisis.