Destacan los nombres de Cesar Carvajal González y Enrique Padilla Sánchez; ¿los conoce, sabe de sus méritos?

Tras los peores resultados en una elección presidencial, hoy los priístas de Tlaxcala tienen de todas formas las manos extendidas, esperando formar parte del selecto grupo de delegados federales.

«¡Y cómo no si ganó nuestro candidato Peña Nieto!»

Bueno, eso dicen algunos cínicos que hasta contra campaña hicieron, y como suele ocurrir en esto de la política, son los primeros en exigir canongías.

Lo bueno, para ese grupo de valiosos militantes del tricolor, son algunas particularidades en el proceso de sustitución de titulares en las mencionadas delegaciones federales, por cierto, mal vistas por el gobernador Mariano González Zarur… «no tienen razón de existir», llegó a opinar de estas, aunque ahora, su percepción ha de cambiar.

Veamos algunas de las novedades que aguardan a los potenciales nuevos funcionarios y empleados del gobierno federal:

1.- Se espera una transición aterciopelada gracias a las mutuas atenciones entre el presidente saliente, Felipe Calderón y el entrante, Enrique Peña Nieto. En consecuencia, los cambios pueden demorar, tanto como la complicidad del PRIAN  lo considere necesario.

2.- Bajo ese esquema de paciente espera, ni todas las delegaciones están prometidas a marianistas, como tampoco ocurre con los seguidores de doña Beatriz Paredes Rangel, situación que ha desatado los jaloneos entre los dos grupos, unos por sentirse parte de esa extraña versión de PRI en el poder, mientras a los otros los asiste el clamor de fieles y sufridos militantes del tricolor, pese a la política de exterminio a todo lo que huela a Beatriz (las órdenes salen de las oficinas marianas en Palacio y llegan al cuchitril ocupado por un tal Arévalo, en Lira y Ortega).

Una vez visto que por más urgencias de los buenos y malos en el partido (aquí el chiste es saber quiénes son los buenos) el proceso de sustitución de delegados tomará el tiempo necesario para realizar las correspondientes radiografías de los aspirantes, pues estos no han demorado en levantar la mano y hasta  propagarse como los ungidos en la delegación de su sueño.

Por ejemplo:

El simpático sobrino de la doña, Quique Padilla Sánchez -tal vez el perdedor más escandaloso de la elección de julio- juraría por esta ser el bueno para encabezar el Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; bueno pero en caso que no le sea posible, hay quienes dicen haberlo escuchado que se conformaría con la delegación de Sagarpa.

El ex marido de doña Beatriz (y lo acepta eh…) Cesar Carvajal González, sería otro de los tiradores a la Sagarpa.

Rete ocupado en la millonaria venta de espacios en la nueva feria de Tlaxcala, Joaquín Cisneros Fernández (el otro perdedor… el de la auto complacencia y cómodas agendas en campaña) también tendría en la mira a la Sagarpa, quién sabe si para él o para alguno de sus protegidos.

Emilio Minor, tampoco oculta su entusiasmo por ser llamado. Claro, lleva bajo el brazo -como Joaquín- las cartas credenciales expedidas por el mandatario estatal.

En cualquier caso, el nombre que acumula poder en este dificil trance del reparto es, claro el de Marianito González Aguirre.

Unas fuentes lo ven integrado al gobierno federal (bueno pues ha de ser en algo de acuerdo con su perfil). Otras, nos aseguran que está a punto de ir a Puebla a ocupar una delegación, del tamaño de la SCT (aunque  hay opiniones muy reservadas que lo encuentran realmente improbable, en vista de los formidables intereses de los poderosos grupos panistas cuando les conviene y priístas… también cuando les conviene).

Y mire si el proceso de sustitución en las delegaciones federales es interesante, si en él destaca el nombre del adrianista Juan Antonio González Necoechea, sobrino del gober, e integrante del grupo de aspirantes a la alcaldía de Apizaco.

Como puede usted ver, el marianismo dispone de otros mecanismos para responder las hostilidades de sus adversarios. Y no descarte la alianza con Adriana Dávila Fernández, como versión local de ese PRIAN cómplice en el rostro que recién comienza a tomar el país, donde el matrimonio entre ambos partidos ha originado entre otras cosas la enérgica protesta del sindicalismo mexicano y claro, de la oposición, ante la apresurada aprobación de la renovada legislación en materia laboral.

El cruel proceso de despido de policías

Pese a la cara de buena gente asomada por personajes como el oficial mayor, Ubaldo Velasco Hernández, el despido de policías que no aprobaron los exámenes de control y confianza, es un proceso penoso que, si algo avizora es la miseria de 263 familias.

Mire usted en qué consiste esa, «bondadosa política», alegada por el güerito oficial mayor, en cuyas manos hay 10 millones de pesos para finiquitos, los cuales cubrirán 90 días de indemnización, partes proporcionales de prima vacacional, bono de productividad, aguinaldo y un bono extra en función de su antigüedad.

Bueno, pues todo ello suma la importante cifra de 29 mil pesos para aquellos con menos de trece años de servicio, y 33 mil pesos para los que regirstran más de trece años.

Según Velasco Hernández, por indicaciones del gober, «se ofreció una capacitación en el Sistema Estatal de Promoción del Empleo y Desarrollo Comunitario (Sepuede) para aprender un nuevo oficio… créditos del Fondo Macro para el Desarrollo Integral de Tlaxcala (Fomtlax) con el propósito de que inicien un proyecto productivo e incluso puedan ser asesorados por personal de la Secretaría de Desarrollo Económico».

¿Asesorados por Adriana Moreno?

¡Diablos!

La información respecto a los exámenes practicados es confidencial. No hay explicación alguna y a este 13.5 por ciento de la fuerza policíaca de Tlaxcala se le puede definir como mayoritariamente integrado por los vigilantes que a principios de sexenio demandaron mejores condiciones laborales.

En otras palabras, es un vulgar acto de exterminio laboral que merma gravemente a la seguridad en Tlaxcala.

No se habla de su sustitución, simplemente causaron baja de la nómina.

Tal vez con 29 mil pesos puedan montar un próspero negocio que les permita mantener a sus familias y además vivir, muy a gusto, con las espléndidas ofertas del gobierno marianista.

O sea, este es un estado de los milagros, porque sólo así, con misticismo, se puede lograr algo con semejante finiquito.

Y para acabarlos de fastidiar, les quieren poner a Adriana Moreno de asesora.

¡Piedad!