No hay más explicación, es una obsesión personal lo que hace a Mariano gastar dinero a manos llenas para pagar imposibles, porque el lío ya llegó al más alto tribunal, por cierto en condiciones adversas al gobierno.

Morir de pie. Arrogante, enfrentar al enemigo en forma franca, como pudo ocurrir en fechas y circunstancias retro. Por eso es de admirar esta seguridad del gobernador Mariano González Zarur: «van a ser removidos los 16 (notarios) y probablemente sean removidos otros, aún no lo sé”.

Además, esta reiterada declaración de guerra abre otro frente, contra los viejos notarios. Pero, ¿no eran acaso sus aliados?. Con esta amenaza parece que no. En cambio sí les puede hacer la vida de cuadritos. Está dentro de sus facultades, y si con los notarios 2010 ha ido perdiendo terreno, no tiene porqué renunciar al gusto de hundir a varios de ellos, no le hace que sean de los viejos, al fin a unos y a los otros los cacharon en la movida de no informar dentro de 72 horas sus movimientos a la superioridad.

Comenzó la entrega de libros y demás recursos retenidos desde el antepasado 11 de septiembre. Y ante las decisiones del Cuarto Juzgado de Distrito, y después del Tribunal Colegiado, se llegó al Estado de Contumasia. Algo así como ser sorprendido con las manos en la masa.

Entonces viene una importante revelación en el contexto de una entrevista concedida ayer martes por el mandatario: “En ningún momento he cometido un error, estoy cumpliendo con las disposiciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por eso se les están entregando los libros».

La disputa llegó a la Corte. La fuente es la mejor: el propio ejecutivo tlaxcalteca.

Y de los supuestos 10.3 millones de pesos cobrados por el despacho de don Héctor Maldonado Villagómez (papá del actual consejero jurídico, Héctor Maldonado Bonilla), sobrevino una nueva contratación, esta vez con un otro despacho poblano: Romero Beristáin.

¿Será capaz esa firma de remontar la decisión del más alto tribunal del país respecto a los autos promovidos por los 16 cuyo único destino es la remoción, según su más abierto enemigo?, ¿Corresponde al nuevo grupo de abogados la novedosa propuesta de ensanchar la mano dura del gobierno tlaxcalteca, contra los notarios viejos?

Aquél millonario pago que, varias fuentes consultadas tasan en 10.3 mdp, comenzó a decantar como un dinero mal empleado pues, ya con la responsabilidad de defender la obsesión marianista, se dobló, se dio, sugirió entregar rápidamente los libros como el acto tangible que otorga la razón a quienes obtuvieron sentencias favorables tanto en las representaciones de la Justicia Federal, como en la SCJN.

Legalmente estaría en lo correcto.

Mas los planes de su cliente son otros. Así, cumpliendo la ley no le sirven. Hay que ser más audaces. Y seguramente los integrantes de la nueva firma así se lo plantearon. Reavivaron la esperanza de salirse con la suya pese a los reveses.

Pero, esa nueva inyección anímica, ¿cuánto va a costar a las arcas de Tlaxcala?, ¿Otros 10.3 mdp?, ¿Un poco más, o tal vez la oferta fue más accesible?

Son recursos vitales para el desempeño de un estado con una evidente baja en el nivel de vida de sus habitantes.

Hoy, no hay dinero para repartir útiles escolares. Menos para dar certeza a los jubilados y pensionados (se habla de casos extremos, donde ex empleados de 45 años cobran entre 30 y 40 mil pesos al mes, pero no se exhiben, no se procede en su contra). La cruel tijera laboral actúa en dos frentes: reduciendo plazas y haciendo lo mismo con las cifras pagadas.

Es una fortuna empleada respaldar obsesiones en un estado donde un gobierno priísta es capaz de perderlo todo en la más reciente elección (todo mientras subsista la versión del triunfo de Sánchez Santiago a instancias de su primo perredista Sánchez Anaya).

Destinada a engrosar el arsenal litigante en defensa de un orgullo personal, porque en Tlaxcala aún no nace alguien capaz de cuestionar a quien ha llegado al poder para hacer su voluntad, bajo la premisa de: «el que manda, manda y si se equivoca, vuelve a mandar», algo parecido a la otra, muy de cuño de hacendado: «(como mi colaborador) estás para sumar, sumarte y sumirte»…

Hay notables casos de insurrección interna. Los hemos llamado, «burocracia amañada», responsable de faltas como ocultar a los medios los verdaderos logros del gobierno, como descalificar a diestra y siniestra la imagen del jefe, a causa de ser desplazado, de una consejería a una dirección.

Los hay, de temibles niveles de corrupción, medrando con la obra pública, a través de las nuevas políticas de contratación directa, triangulación con perestanombres y arrendamiento de maquinaria chatarra a precios estratosféricos (sí, maquinaria que en su momento fue propiedad del gobierno, en Matet).

Pero contra ellos la transparencia es dócil, la actitud más alta: benévola, la tolerancia: inacabable.

El autoritarismo en un marco improvisado no es negocio. Bueno, no es improvisación, es un deseo insano, obsesivo, producto del desconocimiento (ignorancia), del desafío constante a la inteligencia, desde los encumbrados hasta los vulnerables.

Transcurrir así, sin brújula, compromete a los expertos en un contexto pecuniario, donde los cheques pretenden equivocadamente influir en el marco legal.

Tras la llegada de Maldonado Bonilla, cundió la idea del torpe engaño a Mariano, respecto al lío tumultuario en contra (los notarios 2010). Parecía que el barco recuperaba el rumbo al menos en un asunto.

Pero, al haber recursos infinitos para financiar las obsesiones, ese regreso al imperio de la ley resultó un infructuoso gesto de izar la bandera de la razón.

Seguimos despeñándonos.