En caso contrario el Ejecutivo estaría contra un incidente de inejecución de sentencia, atendido por la Corte, como el inútil precedente de un gobernador priísta a quien gusta desgastarse ante la más alta instancia.

Hoy martes siete de agosto es un día importante para el notariado tlaxcalteca. Se nota en dos momentos: la entrega de los correspondientes reportes a cargo de los notarios sustitutos -encargados de finiquitar las gestiones interrumpidas desde septiembre del año anterior- y también la entrega de los correspondientes libros para que al menos nueve de estos reinicien actividades.

Pasar el mandato de la justicia federal por el arco del triunfo como se hacía en tiempos del anterior consejero jurídico, sería auto infligirse serias heridas por parte del ejecutivo.

Completaría el cuadro de incidente de inejecución de sentencia, con una terrible responsabilidad del secretario de Gobierno, Noé Rodríguez, a quien parece haber afectado la sobreproducción de adrenalina, lo mismo para desafiar sentencias, que acariciar escenarios perversos en los que no aparece su inventor, a la sazón, el que lo maltrata.

En esto consistía llevar a la administración a una correcta conducción jurídica. Cumplir tiempos y acatar mandatos era el trabajo que el anterior no pudo hacer.

Sobre todo en momentos de apremio como el actual. Hoy vence el plazo otorgado por un juzgado de distrito. De no acatarse, la inejecución irá con entrega inmediata a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y se habrá sentado el precedente de una desgastante rebeldía de un gobernador priísta hacia un tema insuperable.

Es un día intenso, ni quien lo dude.

Bueno, hasta hay versiones en el sentido de posibles diálogos entre el mandatario en turno y su antecesor, sobre todo hoy, que las matahataris versión huasteca se pusieron de moda…

Lo real es que un problema nada simple como la disputa por dieciséis notarías (y su posible solución hoy mismo) podría detonar el tratamiento serio de un montón de pendientes que, fueron haciendo de esta una administración demasiado básica y afecta a los problemas y a las sanciones.
Si la confrontación iniciada en automático madurase en el reflexivo ejercicio a cargo de los nuevos valores del marianismo hay la posibilidad de mejores tiempos. Insisto, este asunto de los notarios pudiera detonarlos.

El otro lado de la moneda consta del deteriorado altorelieve confrontado ahora con instancias de riesgo para la misma permanencia del ejecutivo en cuestión.

Hay que ver los razonamientos válidos del PRD en un asunto que involucra el papel del Órgano de Fiscalización Superior (OFS) para condenar el uso de recursos públicos en la financiación de aquellos informes regionales, atípicos y fuera de protocolo… ilegales en consecuencia, cuyo tratamiento extremo pudiera configurar el primer juicio político al que se enfrente el priísta que con su llegada al poder prometía cambios de fondo, positivos claro.

Y de la especulativa comunicación entre Mariano y Ortiz, pudiera derivarse una etapa interesante, donde no estuviese vigente el toma todo o el pierde todo, como el la perinola, sino el conveniente reparto de un botín -fíjese nada más- en el cual el pueblo de Tlaxcala es el que en realidad pierde, pues los grupos políticos en dlisputa, hasta nos causan emoción por el papelazo alcanzado.

Más pendientes como el de los notarios aguardan un tratamiento menos apegado a intereses de corto plazo y de grupo político.

Deben ser vistos, no como el legado indeseable del anterior régimen, sino como el cajón de difunto que sostenido por dos… pesa menos.

De la solución del problema de notarios, a la conclusión de la Plaza Bicentenario, de la Central de Abasto y de otros proyectos no menos importantes como el Puerto Seco, por el rumbo de Atlangatepec, dejarían de ser el pleito sin solución entre dos voluntades necias.

El gran error del PRI

Vale la pena el análisis de Federico Berrueto en Milenio (http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9155123) que explica a detalle la tragedia electoral ocasionada por la parcial configuración de alianzas, con el Partido Verde y con el PANAL, de cuyas diferencias sobrevino la anulación de más de millón y medio de votos.

Dice el autor de este análisis: «Si la dirigencia nacional del PRI hubiera suscrito acuerdo con el PVEM y el Panal, como fue su primera intención, el tricolor hubiera sido la primera fuerza en Baja California en lugar de la tercera y Tlaxcala tendría Senador del PRI».

En esa misma dinámica, también hubiera ingresado un Senador más de representación proporcional y el PRI habría ganado la elección de Senadores en Aguascalientes, Coahuila, Morelos, Querétaro, Tamaulipas y Yucatán.

«El hecho no solo tiene qué ver con la representación política de los estados, también con un asunto fundamental para el futuro del país y del gobierno de Peña Nieto: la mayoría absoluta en las cámaras».