En la histórica sesión de este martes, los odios personales fueron superados… puede que sea el inicio de una verdadera transformación del obscuro y maloliente juzgado al modelo de tribunal que merecemos en Tlaxcala

La decidida mayoría de magistrados, intolerantes a la intentona justinista por arropar a Reyes Landa y Juanita Munguía –tras haberlos incorporado al mundo de los ricos- pinta como la lógica etapa de condena a las cínicas arbitrariedades, tan de moda en este ciclo de poder.

“Coloquemos una “P” en la frente del gremio y, calladamente clavémosle la burlona daga de intercambiar entre nosotros las vacantes que han de reafirmarnos, hegemónicos y celosos de no abrir la llave del negocio a otros… mortales profesionistas que se sienten con el derecho de la participación en el botín”, debe haber sido el razonamiento del ojialegre presidente de un tribunal, non por el grado alcanzado de criterio de grupo.

Y ante la sorpresa de un estado maltrecho, se pasó por el arco del triunfo la lógica inconformidad de la comunidad de juristas tlaxcaltecas, pensando que lograda la reinstalación sería vista como el retorno de la grandiosa dupla a prueba de críticas.

Impotente a la abrumadora decisión colectiva para extirpar ambos carcinomas al Poder Judicial, a don Justino no le ha quedado más alternativa que atestiguar la mutilación del monstruo gracias al cual no saldría de su control la red de juzgadores al servicio de los despachos, ya sabe usted, a cargo de familiares e incondicionales que, a diario amasan fortunas inventando culpables o protegiendo delincuentes, sea el color del cristal por el cual miren a los tocas.

En el pretendido contexto de cambio, la impartición de justicia no puede desentenderse del legítimo derecho de un pueblo a contar con funcionarios honestos.

A estas alturas, no importa que la punta de lanza haya encarnado en el magistrado Cervantes Cepeda, si su propuesta motivó la reacción mayoritaria del Pleno del Tribunal.

Los votos de Fernando Bernal Salazar, Elsa Cordero Martínez, Jerónimo Popócatl Popócatl, Pedro Molina y el promovente, Tito, aplastaron a la estoica defensa de los nombramientos de Reyes Landa y Munguía, hecha por el ojialegre Justino y el enigmático Mario Antonio de Jesús Jiménez Martínez.

El destino de los ex magistrados estaba escrito.

Y lo que debe venir es el proceso más transparente para otorgar la titularidad de los dos juzgados con el mayor movimiento, vistos hasta ayer como los mejores filtros para allegar riqueza al grupo, herido de muerte.

Conviene recordar la argumentación expuesta por el Fernando Bernal Salazar: «Ellos ya recibieron un haber por retiro y ya están fuera del Poder Judicial, en todo caso aquí se debió haber dado cumplimiento a lo que establece la Ley Orgánica, que es publicar la convocatoria para que de alguna manera participaran y en todo caso para poder acceder a algún cargo».

Como puede usted ver, en eso consistía el mal que amenazaba con causar un síncope al Poder Judicial.

Mire si no es indignante que a personal interino, con la vida entera bajo ese estatus laboral, tenga que conformarse con ver a los protagonistas del latrocinio en un permanente aquelarre, en torno al impenetrable círculo, custodio del negocio cual logia de membresía negada a cualquier profesionista que se sienta capaz de hacer un buen papel como juzgador.

Así lo sentenció Jerónimo Popocatl en aquella inolvidable sesión del Pleno, donde este magistrado describió generosamente la devaluación de Tribunal Superior de Justicia de Tlaxcala:

«Estamos peor que antes… hay jueces compadres o parientes o, por contar con el padrinazgo de Justino, los han ubicado en los juzgados más estratégicos… a lo mejor para cuidar sus intereses…”

No hubo rubor para evidenciar la podredumbre.

¡Fuera, fuera!, como si se tratara de alumnos de la Ibero condenando la presencia de Peña Nieto en su universidad, así retumbó en la conciencia del Pleno la posibilidad de permitir la atrocidad.

Creo que situaciones personales fueron trascendidas en la acalorada sesión del TSJET de ayer martes.

Como no se había visto antes, los magistrados fueron al fondo.

La herida a Justino es mortal.

Ahora, veremos si las cáusticas estrategias divisorias de Hernández Hernández, son capaces de horadar a la oposición que lo llevó a este descalabro.

Esperamos que no.

El asunto no fue tan simple como rechazar a dos ex magistrados, obstinados a seguir en la nómina.

Fue más a fondo

Puede ser el inicio de una verdadera transformación de este Poder, del obscuro y maloliente changarro, al modelo de tribunal que merecemos en Tlaxcala.

La última de Pensiones Civiles.

En una reunión con los legisladores de su partido, el gobernador Mariano González Zarur, externó que él asumirá el costo político de la decisión de entrarle el caso de Pensiones Civiles, porque no permitirá que esa situación afecte a los candidatos priistas rumbo a los comicios del 1 de julio.

Sin embargo, el costo político para el mandatario puede ser muy alto, sobre todo que ahora se sabe que él cuando fue secretario de Finanzas avaló los privilegios que lograron los sindicatos y que hoy pretende eliminarlos.