Ángel Meneses Barbosa, asegura contar con reportes hasta del FBI que avalan el comportamiento del secuestrador al que contrató para custodiar a Chiautempan, pidió al gobierno estatal pruebas de confianza, pero sencillamente lo ignoraron.

Alcalde globalizado, chamaqueado

Según el presidente municipal de Chiautempan, Ángel Meneses Barbosa, los malos pasos en los que andaba su jefe de seguridad pública (hoy a la sombra tras el escandaloso secuestro que perpetró), lo tenían tan sin cuidado que, hasta una carta personalizada del FBI tenía en su poder, avalando el comportamiento de Antonio Solano.

Vamos, hasta había solicitado al secretariado ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública, la evaluación de todo el personal que resguardaba a su municipio.

En otras palabras, Meneses Barbosa no se siente el único responsable de tener trabajando en el área de seguridad de Chiautempan a un secuestrador. Comparte esa culpa con el colectivo de funcionarios integrantes del Consejo Estatal, instalado en febrero del año anterior y que entre otras personalidades cuenta con el comandante de la XXIII Zona Militar, la Procuradora, el secretario de gobierno y otros servidores públicos de no menor rango. En aquél acto de instalación, hasta el titular de seguridad pública de Puebla estuvo presente.


¿Y todo para qué?

Para que en marzo del año siguiente el alcalde –quien dice haber estado gestionando un puente en el DF a la hora de la detención de Solano- se diera cuenta que había permitido la entrada del mismísimo demonio a la casa que le fue confiada para mantenerla bien administrada y sobre todo, a salvo de gente mala, como finalmente sucedió.

La defensa del singular alcalde ha puesto en evidencia la eficacia del secretariado ejecutivo del CSP, cuyos integrantes tienen ahora que responder al señalamiento del priísta.

La posición del gobierno de Mariano González Zarur, no debería limitarse a aconsejar a los alcaldes a poner atención en sus contrataciones.

A poco más de un año de su instalación este secretariado ejecutivo da muestras de cansancio y desinterés y, de no ser por la efectiva labor de espionaje telefónico de la que alardea la administración marianista, en nada habría ayudado tener una especie de abultada corte de ancianos dedicados a anteponer experiencia y conocimiento a una labor tan delicada como lo es estimular y supervisar a los individuos responsables de ejercer el poder en cada rincón de la entidad.

El caso de Chiautempan es especial. El municipio es tan grande y complejo, que aquél consejo de ancianos no debería guardar el silencio chicho como actualmente lo hace.

Su pasividad me lleva a mal pensar en el deseo oculto de los integrantes de ese secretariado técnico a ser partícipes de la riqueza repartida en forma arbitraria en esta administración.

Habría asesores, como cuatro ex presidentes del CEN del PRI que al mes reciben estímulos por ahí de los 150 mil pesos.

¿Su labor?

Dar buenos consejos. ¡Pa’su mecha, como trabajan!

Si esos respetables senectos reciben tal fortuna, los integrantes del secretariado ejecutivo en cuestión por qué no, digo, eso es lo que se han de preguntar.

De no ser porque las ocho columnas de los medios a nivel nacional son copadas por casos tan delicados como el registrado en Zapopan, Jalisco, con la captura del 85, líder del cártel Nueva Generación y los muertos y desórdenes que ocasionó ese logro, lo ocurrido en Santa Ana Chiautempan, custodiada por un plagiario, nos habría de mostrar de cuerpo completo ante la opinión pública nacional e internacional.

El nuevo alto mando del Cobat

Es entre gracioso y pesadito, el nuevo estilo de conducción del Colegio de Bachilleres de Tlaxcala (Cobat). El recién desempacado director, un tal Baltasar Lumbreras Teozotl, acaba de leer la cartilla a sus subordinados… (¿de dónde sacó ese término?) y en pocas palabras les advirtió: “para que tengan el privilegio de hablar conmigo lo tienen que gestionar con tres días de anticipación, pero nada más los jefes… los otros ni crean que tendrán ese placer”…

Personal de los veintiún planteles quedó con el ojo cuadrado, porque el nuevo divo –pese a sus marcados rasgos de segundón- se asumió como una especie de petit amo, cuya agenda está tan cargada de citas importantes que dar tiempo a alguno de los mortales en el organigrama de la institución, gastaría inútilmente sus ímpetus de gran jefe apache.

Ah, por cierto, a partir de su arribo, nadie(n) (este es un nuevo término institucionalizado por el ejecutivo) tiene derecho a meter su carcacha en el estacionamiento de la dirección general… nomás él puede parar ahí su tremenda camioneta… y a lo mejor alguno de los achichincles que se trajo de Tepeyanco, de donde la administración estatal lo importó para darle la manzana de la discordia (que se supone debió quedar en manos de Maricarmen Ramírez de ASA).

Quién lo diría, verdad… hace apenas unas semanas mister flamas, quiero decir, mister Lumbreras, se conducía con la amabilidad con la que suelen hacerlo los operadores políticos de algún pez gordo (bueno en este caso no era pez, sino dino-iguana), pero en cuanto recibió el nombramiento de parte de Tomasito Munive, las cosas cambiaron comenzando por un nuevo concepto del mando.

Fue entonces que denunciaría un déficit de más de ocho millones de pesos por culpa de su ex patrón Quique Padilla, motivo por el cual se tomó la libertad de contratar guarura personal (o sea a su ex jefe de seguridad pública en Tepeyanco) ya sabe usted… por aquello de no te entumas.

Ah, también se trajo a su secre particular, a su contadora y, ya encarrerado en el asunto de los cambios, pues colocó a una nueva directora académica, Alba Paty Álvarez; lo del perfil y esas cuestiones será tema posterior, pero por el momento se trataba de hacer acogedor su nuevo feudo, sí señor…